Como mola ir al Razz cuando hay programados hasta tres conciertos a la vez. La sala principal, la de Almogàvers, estaba copada por un «postureo», entre guay y molón, pues los renacidos Orishas estaban in da house. La cola para acceder era considerable, la cual cosa me hizo entender que aparcar cerquita del Razz 3 iba a ser, cuanto menos, titánico. Tras tres vueltas, aparqué el coche de empresa y me dirigí, como no podía ser de otra forma, al Pepe’s, ese templo barcelonés (¡mundial!) de culto al dios Yosi. Como «odio» beber cerveza industrial, normalmente me pido algo ligerito… pero esa noche no lo hice. No noté la presencia de ningún individuo con pinta de ir a escuchar hip hop cubano, pero sí noté la presencia de mucho heavy old school entre treinta y largos y cincuenta y pocos, pues el gran Leo Jiménez y sus Stravaganzza descargaban esa misma noche en la mediana de las Razz. Aquí tenéis la prueba, pues también estuvimos allí, porque a la redacción de Science of Noise nos gusta prácticamente de todo… menos Orishas… y menos Attila, pero de esto ya os hablaré en un futuro no muy lejano.
Lo black y lo oscuro están de moda; no me cabe la menor duda. Vivimos tiempos perros, y la banda sonora de nuestras vidas tiene que ser (por fuerza) un reflejo de ello. De eso iba lo que iba a suceder en la «peque» de las Razz. Molaba mucho ver (todavía no he salido del Pepe’s), entre camisetas de Stravaganzza y demás bandas de metal gótico, sinfónico y progresivo, otras gentes de mal con camisetas de bandas cuyos logotipos, a día de hoy, todavía no he sido capaz de descifrar. Adorar a Satán mientras todavía estás en 1º de Photoshop es lo más.
No hace falta irse muy lejos, no hace falta ni tan siquiera cruzar el charco, para encontrar por aquí bandas oscuras, más o menos siniestras, de calidad. Los alemanes Der Weg einer Freiheit nos visitaban con ganas de reventar tímpanos y de hacer todo lo posible para que las fotos salieran bien oscuritas. Como teloneros, nuestros vecinos franceses Regarde les Hommes Tomber. Por desgracia, la segunda banda de apoyo, los norteamericanos Inter Arma, tuvieron que cancelar su gira europea debido a algunos problemas… digamos que burocráticos, que ya os explicamos en su día.
Regarde les Hommes Tomber
El black metal directo, conciso y moderno, con tintes de death y de post-rock, de los de Nantes se apoderó enseguida de la noche barcelonesa. La crudeza del sonido de Regarde Les Hommes Tomber, junto con los cientos de barras de incienso y velas que quemaban sobre el escenario, crearon una atmósfera la mar de prometedora y tétrica. Y así fue su actuación: atmosférica y oscura. Para cuando empezaron a sonar los primeros acordes de «L’Exil», había poco menos de media entrada, pero entre cuernos al aire, headbanging y oscuridad (mucha), la atmósfera se mantenía intacta. Poco a poco fueron desgranando su setlist, basado básicamente en su más reciente obra publicada, el alucinante Exile (2015), cuyas composiciones coparon el 99,9% de su actuación; de hecho, a excepción de «They Came», cayeron todas, y de su homónimo álbum de debut de 2013, solo sonó la abrumadora «Ov Flames, Flesh And Sins». La tempestad sonora y unas luces cegadoras, dieron paso a “A Sheep Among the Wolves” y, tras cuarenta minutos de decibelios, convulsiones sobre el escenario y demás cosas black, abandonaron las tablas, dejando al respetable, más que satisfecho. Nos animaron, de qué manera, y nos calentaron muy bien para los headliners.
Setlist Regarde les Hommes Tomber:
L’Exil
A Sheep Among the Wolves
Ov Flames, Flesh and Sins
… To Take Us
Embrace the Flames
Thou Shall Lie Down
The Incandescent March
Der Weg einer Freiheit
Después de un cambio rápido (ambas bandas compartían drumset), Der Weg einer Freiheit subieron al escenario con la multitud (bueno, allí no caben más de doscientas personas) gritando y vociferando de fondo. El público, salvo contadas excepciones, estuvo bastante parado, aunque la sala ya estaba casi llena. Viejos conocidos de la escena más extrema catalana, como algunos miembros de los barceloneses Stained Blood, se confundían entre el respetable. A diferencia de los primeros, su introducción no fue tan atmosférica, y todos nos pudimos ver un poco mejor las caras gracias al juego de luces monocromáticas que montaron para la ocasión. Inmediatamente se hicieron con la sala y nos dejaron con el culo «torcío», literal. Sus canciones son largas, muy largas, melancólicas y sombrías, pero las aderezan con una gran mezcla de ritmos épicamente explosivos y partes pesadas y oscurísimas. No son, por así decirlo, tan primitivos como los franceses. Su última entrega, Finisterre (2017), la cual os presentamos hace unas semanas, es posiblemente uno de los discos del año. Los fans del metal más negro y atmosférico han depositado todas sus esperanzas en esta formación procedente del país donde crecen las salchichas. Der Weg einer Freiheit es, sin miedo a errar, uno de los combos más prometedores que han surgido en los últimos años.
Tras encender algunas luces más, y tras postrar ante nuestras narices un precioso atril forjado con la forma del logotipo plasmado en su ya mencionado y loado último trabajo de estudio, tras el cual su guitarrista y cantante Nikita Kamprad (aquí podéis leer la entrevista que le hicimos) se postraría durante toda la noche, los de Würzburg le pegaron un repaso a toda su trayectoria musical, centrando sus esfuerzos en Finisterre. Estos muchachos son una auténtica apisonadora. Su brutalidad y saber hacer quedó patente en temas como «Der Stille Fluss», «Repulsion», muy variable en tempos y con un inicio muy doom, o “Skepsis Parts I & II” que, aunque ambas son pistas separadas, las veo como conectadas y formando una sola pieza la mar de épica. Con la sala totalmente entregada (aunque, insisto, algo inmóvil), la banda nos regaló el tema que abre su más reciente álbum. Tras su inicio furioso y explosivo, justo después de una intro reflexiva y algo misteriosa, los asistentes nos enfrentamos a «Aufbruch», la canción más rápida que jamás hayan compuestos estos alemanes. Cuenta con una amplia gama de dinámica e instrumentación y, por lo tanto, representa perfectamente todo lo que es Finisterre y todo lo que podemos esperar de ellos de cara al futuro. Grandes, muy grandes.
Setlist Der Weg einer Freiheit:
Einkehr
Der Stille Fluss
Repulsion
Skepsis Part I
Skepsis Part II
Ewigkeit
Zeichen
Aufbruch
Lichtmensch
Puedo asegurar que será el concierto más atmosférico y oscuro en meses. Regarde les Hommes Tomber abrieron brillantemente la velada y Der Weg einer Freiheit le pusieron la guinda a una noche de lo más épica. Os recomiendo que no les perdáis la pista pero, por si las moscas, no salgáis de casa sin una linterna, pues entre tanta oscuridad…
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.