Gracias a la irrupción de pequeñas promotoras como Chroma Nation (co-promotora de este concierto junto a Kivents) últimamente tenemos la oportunidad de ver por Barcelona y por otras ciudades españolas un buen puñado de giras que no habrían pasado por aquí de otra manera, lo cual, por supuesto, es algo a celebrar. La casa habitual de Chroma Nation es la Sala Upload, situada en el interior del recinto del Poble Espanyol barcelonés, y he de confesar que, a pesar de albergar cierta curiosidad, nunca había tenido la oportunidad de pisarla hasta hoy. Así que como preámbulo, dejadme decir que la sala me gustó mucho, tanto a nivel de escenario como de luces y de acústica (que es lo más importante), pero también en cuanto a capacidad y visibilidad, con una pista a varios niveles que hizo que el concierto se pudiera ver bastante bien desde cualquier sitio.
Ambientalmente, tanto las baldosas blancas y negras del rollo País de las Maravillas como las barandillas iluminadas por tenues luces rojas le dan al conjunto un cierto aspecto doom muy apropiado e interesante. Además, aunque hay la sensación de que el Poble Espanyol está al quinto pino de todo, una rápida combinación de metro y autobús me hizo llegar en veinte minutos desde plaza Catalunya: lo mismo que cuesta llegar a Poblenou y mucho menos de lo que cuesta llegar a Bikini (cosa que hice el día anterior para el concierto de Soen y se convirtió en una pequeña odisea).
En todo caso, virtudes de la sala a parte, lo importante es que hoy teníamos la oportunidad de ver a una de las bandas más interesantes del post black metal atmosférico europeo contemporáneo. Muchos conocimos a los austriacos Harakiri for the Sky, por haber sido la banda que abrió la anterior gira de Der Weg Einer Freiheit hará cosa de un año y medio, en un concierto que causó bastante sensación entre la parroquia blackmetalera barcelonesa y que les puso en el mapa mental de muchos. Ahora vienen por primera vez como cabezas de cartel, y lo hacen acompañados de los italianos Shores of Null, una banda quq aporta a la velada un doom metal melódico bastante distinto al estilo que define a los cabezas de cartel, pero que tampoco encaja mal en el conjunto del line up. Para abrir el tramo peninsular de un tour que les está llevando por un buen puñado de países europeos estan contando con la presencia de los locales Perennial Isolation, una banda consolidada y bien conocida por casi todos los que nos reunimos hoy aquí, en lo que prometía ser una atractiva noche de black metal melódico y atmosférico. Así lo entendieron las más de 100 asistentes que acabaron por dar un aspecto más que decente a la sala y a la pista.
Perennial Isolation
Medio centenar largo de personas ya se acumulaban a unos metros del escenario preparados para observar la descarga de los barceloneses Perennial Isolation. Esta banda ya tiene un nombre más que labrado dentro del panorama local y estatal, y aunque no entraron en la gira hasta última hora para cubrir las fechas españolas ante la caída de Sylvaine (que sí que han hecho gran parte del resto de la gira europea junto a Harakiri y Shores of Null), es probable que acabaran por resultar un mejor plan para todos. Primero, porque al ser más conocidos aquí seguro que fueron capaces de atraer algo de su claca local a la Sala Upload. Segundo, porque por eso mismo la gente iba a disfrutar de unas canciones que ya conocía y de una banda que aprecia. Y tercero, porque su black metal atmosférico, algo más agresivo que el de los cabezas de hoy, pega perfectamente con el cartel y tiene calidad de sobras para dar la talla en cualquier escenario, tal y como han demostrado repetidamente tanto aquí como fuera, incluida alguna mini gira europea como la que les llevó por Francia, Bégica y Alemania hace pocas semanas.
Los chicos liderados por el pequeño y diabólico Albert Batlle a la voz y al bajo, una especie de Devin Townsend gruñón, boscoso y enfadado de la época Strapping Young Lad, tuvieron aproximadamente 45 minutos para demostrar de qué son capaces ante aquellos (me imagino que pocos) que aún no los conocían. Y si bien para el oído poco acostumbrado a su música es posible que las canciones se acabaran diluyendo y confundiendo un poco entre ellas, yo creo que demostraron tener un catálogo más que sólido y una puesta en escena totalmente impecable (aunque quizás algo estática), gozando incluso, posiblemente, del mejor sonido de la velada. Basaron su repertorio en temas de sus dos últimos discos, temas que no tienen nada que envidiar a los estándares del género tanto en calidad compositiva como en ejecución y potencia. Los momentos más agresivos y veloces no estuvieron faltos de blast beats ni de gritos desesperados, y su periódica intercalación de pasajes más acústicos y atmosféricos consiguió generar siempre el ambiente brumoso y misterioso que caracteriza a su música. No inventan realmente nada, pero lo que hacen está al nivel de cualquier banda de black metal atmosférico que podamos encontrar.
Setlist Perennial Isolation:
Rejected
And then, Her eyes created
Woodshades lifecode
Over the sea
Astral dream
Above the essence
To ephemeral dusk
Unveilings of cold
Shores of Null
Sinceramente, me esperaba que el concierto de los italianos Shores of Null tuviera una respuesta sensiblemente menor que el de Perennial Isolation, por eso de que la banda local tiene sobre el papel más poder de convocatoria que un telonero que, vamos a decir la verdad, no creo que conociéramos muchos antes de que les anunciaran para este concierto. Yo, por lo menos, no tenía ni idea de quién eran, y toda la gente con la que hablé tres cuartos de lo mismo. Pero curiosamente, el público respondió de forma bastante receptiva a la descarga del quinteto romano, incluso más que con Perennial, y sobretodo a partir de que su vocalista Davide Straccione les pidiera dar el paso adelante que sacara a todo el mundo de detrás de una pared virtual situada a un par de metros del escenario. Y aunque algunos tomaron el camino de la retirada antes del final de la actuación, la mayor parte de los cuarenta y cinco minutos de los que dispusieron contaron con un público numeroso y atento (tampoco me atrevo a decir entuiasta, eh, no nos pasemos) que disfrutó de sus canciones. Unos días antes de venir le dí unas cuantas escuchas previas a su último par de discos, y lo que me encontré fué una banda de doom metal pesado instrumentalmente y muy melódico vocalmente (en la vena de bandas como, por ejemplo, los Paradise Lost más góticos) que, sin profundizar demasiado, no me acabó de convencer del todo.
En directo, en cambio, y aún sin ser una banda que vaya a pasar a formar parte de mi rotación habitual a partir de ahora (como si lograron hacer Harakiri for the Sky, por cierto, a raíz de su visita con Der Weg Einer Freiheit), sí que consiguieron atraparme y hacerme disfrutar con un concierto pesado, potente, sencillo y directo que puso todas las cabezas a sacudir, empezando por la mía, a pesar de ser el grupo más «diferente» del cartel. Destaco que, al contrario que muchas bandas que necesitan llenar el escenario de pedaleras como si se tratara de alfombras o plantaciones de coles, los dos guitarristas de Shores of Null se las apañaron para sonar graves y poderosos con tan solo el switch del amplificador. Otra de sus características más identificativas fueron los múltiples juegos a dos, tres y hasta cuatro voces, siempre lideradas por Davide, lo que les confirió una sonoridad muy densa y muy rica, de manera que, de ser el grupo que menos me llamaba a priori, es posible que pasara a ser el que más me convenció en directo. Cosas de las expectativas, supongo.
Setlist Shores of Null:
Tributary Waters
Donau
Ruins Alive
Quiescent
House of Cries
Black Drapes for Tomorrow
We Ain’t Ashes
Kings of Null
Souls of the Abyss
Harakiri for the Sky
Ya he ido comentando insistentemente a lo largo del texto que descubrí a esta banda austriaca a raíz de su gira con Der Weg Einer Freiheit a principios de 2016. ¡Para que luego digan que apuntarse de telonero de una banda por Europa no aporta réditos y beneficios a medio plazo! Entonces compartieron soporte con The Great Old Ones, una banda que, a decir verdad, no recuerdo por nada más que por tener unas contraluces oscuras y (quizás, ahora no pondría la mano en el fuego) por ir semi encapuchados o, como mínimo, parcialmente encapuchados durante parte de su concierto, y desde entonces no los he escuchado de nuevo. El hecho es que desde que los conocí, Harakiri for the Sky se han mantenido en mis listas de reproducción habituales, y algunos de sus temas me han emocionado repetidamente durante este tiempo, ya que a pesar de seguir una fórmula bastante evidente, tocan todas las teclas correctas para que su (post) black metal atmosférico cabalgue por pasajes emotivos tanto en los momentos más explícitamente dulces como cuando toca tirar de la tralla.
Y si bien sigue siendo meridiano que esta banda continúa teniendo algo especial y que cuentan con un buen puñado de temas capaces de erizar el vello al más pintado gracias a sus hipnóticas progresiones y a lo brillante y efectista de sus delicadas melodías, tampoco es menos cierto que en esta ocasión no me impactaron tanto como la primera vez que los ví (una vez más, supongo, cosas de las expectativas). Es más, escribiendo esta crónica unos días más tarde del concierto tengo problemas para recordar demasiados detalles concretos fuera de las notas que tomé, lo que no es precisamente una buena señal. Aún así los disfruté entre bastante y mucho, sobretodo en aquellos momentos en que te dan la opción de cerrar los ojos y dejarte ir (que son bastantes, la verdad).
El repertorio consistió en su mayor parte (cinco de siete canciones) en temas de su último disco, Trauma, de los cuales brillaron la inicial «Calling the Rain», la épica «Funeral Dreams» y la interesante «Viaticum», con sus momentos de rock ochentero. También hubo un pequeño hueco para sus trabajos anteriores, y tanto «Lungs Filled with Water» como la final «Jhator» estuvieron bien cohesionadas, sonaron potentes y convencieron sobradamente a la gente. Esta última es quizás su tema más conocido, y muchos de sus momentos más emotivos (¡hola, punteo acústico époico y fabuloso!) fueron de lo mejor de la noche, aunque el final fué algo extraño y abrupto y nos dejó a todos como dudando si habíamos terminado ya o no. Por cierto, para los ansiosos, esta misma semana Harakiri for the Sky ha anunciado que su cuarto disco está casi listo y se publicará en 2018. Una noticia interesante.
La mente pensante y compositiva detrás de de esta banda es Matthias Sollak (M.S.), compositor e intérprete de todos los instrumentos en disco a excepción de la voz. En directo, el señor Sollak pasa e intenta pasar bastante desapercibido con su guitarra, escorado a la esquina izquierda y escondiéndose prácticamente detrás de la cortina que cubre en ocasiones el escenario. Es cierto que los austríacos no son la banda más activa que haya visto, y solo el vocalista V. Wahntraum se mueve con energía y contorsiones, como si de un cantante de screamo o metalcore se tratara. De hecho, visualmente tiene un poco esta pinta, e incluso diría que si aislaramos sus pistas de voz, veriamos mucho de ello (lo que no es algo negativo para nada). Para echar una mano, durante la interpretación de «Thanatos» contaron con la ayuda de Davide Straccione, vocalista de Shores of Null, que también colabora en esta canción en el disco (lo que os puede dar una idea de por qué ambas bandas estan girando juntas) y que le dió un toque bien interesante con sus voces limpias. El centenar largo de personas que acabaron por venir (una entrada excelente, creo, para un concierto de un perfil no demasiado alto como éste en una época tan repleta de conciertos como ésta) se entregaron totalmente de principio a fin, pasándolo visiblemente en grande, con lo que la hora escasa que duró la descarga se hizo corta para la mayoría. Así pues, buena noche de black metal atmosférico de la mano de tres bandas jóvenes que aún lo tienen todo por decir.
Setlist Harakiri for the Sky:
Calling the Rain
Funeral Dreams
This Life as a Dagger
Thanatos
Lungs Filled With Water
Viaticum
Jhator
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.