No se puede negar que los portugueses Moonspell siempre han sido una banda valiente, anteponiendo sus dúctiles inquietudes creativas por encima de apalancarse y regocijarse en las mieles de aquellos momentos en los que han abrazado el éxito. Su disco de debut, titulado Wolfheart y publicado en 1995, ya supuso una pequeña revolución en el panorama extremo del sur de Europa, incorporando elementos vampíricos y del folclore lusitano a su oscura base doom / death. Pero lejos de quedarse ahí y explotar ese incipiente hecho diferencial, el exitoso Irreligious (1996) abandonó ciertas señas de identidad primerizas para adentrarse con convicción hacia derroteros más góticos y teatrales. De la misma manera, a medida que avanzaba su carrera, fueron explorando múltiples vertientes de su música, siempre fieles a cierta esencia, desde el metal más alternativo de de The Butterfly Effect (1999) al black metal más afilado en Alpha Noir/Omega White (2012) mientras que en Extinct (2015), su celebrado último trabajo, se alinearon bastante decididamente con un rock gótico en la vena de unos Sisters Of Mercy metalizados.
Como siempre impermeables a su entorno y a lo que sea que se espera de ellos, en 1755 el cambio vuelve a ser notorio, abandonando el rock gótico casi por completo para explorar rollos sinfónicos, «corísticos» y, por momentos, prácticamente powermetaleros. Y por si fuera poco, se han decidido a cantarlo todo en portugués, siguiendo la tendencia que muchas bandas han ido adquiriendo en los últimos años, empezando por sus compatriotas Sinistro. Está por ver si éste es un punto de inflexión en la carrera de los lusos y a partir de ahora pasan a convertirse en una banda que cante al 100% en su idioma nativo (siempre lo han usado en pequeñas dosis), pero de momento, este detalle le confiere a este disco un innegable hecho diferencial y una cucharada extra de personalidad.
Personalmente, de hecho, no estoy seguro de que este trabajo me guste más que el anterior, y definitivamente no me gusta tanto como Alpha Noir, mi favorito de su etapa más reciente, pero valoro con alta nota su valentía y su permanente falta de auto-complacencia. Puede gustar más o menos, pero nadie puede negar que 1755 suena original y está lleno de carácter, y en una banda con más de veinticinco años de vida, esto hay que celebrarlo. Temáticamente hablando, se trata de un álbum conceptual que gira alrededor de uno de los grandes traumas históricos de nuestro país vecino: el terrible terremoto que asoló Portugal en 1755, destrozando la ciudad de Lisboa casi por completo y llevándose por delante la vida de casi cien mil personas (que se dice rápido).
Musicalmente, la cosa ya empieza de forma bastante inusual, con una versión acústico-orquestral de «En Nome Du Medo», un tema que ya estaba presente en Alpha Noir y que aquí empieza con unos susurros muy vampíricos y de inspiración «irreligiosa». La canción va creciendo con el soporte de voces corales, sinfonías y disonancias orquestales más propias de bandas como Carach Angren o Fleshgod Apocalypse, actuando de larguísimo prólogo y mostrándonos los derroteros por los que va a ir este disco. Todos estos detalles se confirman en el tema título, una pieza bombástica y poderosa donde aparecen por fin las distorsiones pero donde sigue habiendo un sitio preferencial para los coros, los omnipresentes arreglos de cuerda y unas melodías arabescas que nos hacen pensar en bandas como Therion o, incluso, en el power metal alemán más rimbombante. Resulta innegable que, de momento, esto está siendo toda una sorpresa! ¡Y oye, que no está nada mal!
Es posible que «In Tremor Dei» sea una de las canciones más pegadizas de todo el álbum, con un riff principal algo más directo y la ayuda de una interesante voz invitada muy llorona, sugerente y folklórica por parte del cantante de fado Paulo Bragança. Por primera vez podemos escuchar un sintetizador que irá acompañándonos aquí y allá, demostrando que los portugueses entraron en el estudio, como es habitual, sin ningun tipo de miedo al qué diran. «Desastre» es otro de los grandes temas, y además de su versión original en portugués también podemos escucharla cantada en español como bonus track (y se entiende más o menos igual que la portuguesa, también hay que decirlo). Es bombástica, potente, energética y antémica, mezcla todos los elementos sinfónicos presentes en 1755 con lo mejor de los Moonspell más góticos y directos y cuenta con un final épico que me parece uno de los momentos más brillantes de todo el disco.
«Abanao» es uno de los temas más duros y agresivos, y además del portugués habitual también oiremos prominentes coros en latín que le dan un toque aún más clásico (un idioma, por cierto, nada inusual en la música de Moonspell). Se trata de un corte algo raro y no del todo regular, pero tiene momentos muy disfrutables. De forma parecida, «Evento» pasa algo desapercibido a pesar de contar con algun que otro pasaje inquietante y un par de riffs bastante molones. La tragedia que protagoniza esta historia ocurrió un primero de noviembre (este disco fue publicado el tres, por cierto, suposo que porque el uno era festivo), y ésta fecha da titulo al que, para mí, es el corte más flojo y menos Moonspell de este trabajo. Una canción algo rara en estructura, tono y estilo, con unas voces abruptas que no parecen pegarle del todo, que cuenta con algun que otro riff y punteo melódico muy jebi y bastante interesante, pero no me acaba de convencer y palidece irremediablemente ante lo que le acompaña.
Por el contrario, las dos «últimas» canciones como tal son para mí, junto a «In Tremor Dei» y «Desastre», los momentos más brillantes de 1755. «Ruinas» es lento, ligero, divertido, melódico, directo y guitarrero, sustituyendo los coros y las sinfonías habituales por otros registros de teclado que se agradecen si no eres un fan acérrimo del metal sinfónico, desde pianos clásicos a sintes ochenteros. «Todos os Santos», por su parte, es un tema aún más inmediato, lleno de riffs rockeros, pegadizos, bailables y fácilmente disfrutables que lo convierten en evidente carne de single. Ahora sí, el disco se cierra con «Lanterna Dos Afogados», que resulta ser una versión de una banda de rock latino-alternativo brasileña ochentera llamada Os Paralamas Do Sucesso y que me parece un tema algo facilón que, para mi gusto, está un escaloncillo por debajo de la calidad y la chispa que se percibe al resto de un álbum que, fíjate tú, crece con las escuchas y acaba sorprendiendo y dejando un excelente sabor de boca.
Al cabo de menos de una semana de que 1755 saliera al mercado, los portugueses ya vinieron por nuestras salas a presentárnosolo. En Science of Noise tuvimos que hacer campana ya que nos pilló viendo a Omnium Gatherum en la otra punta de Barcelona, pero hablando con los que fueron no hemos oído más que elogios del show de unos Moonspell que suelen cumplir siempre y que, en esta ocasión, y probablemente durante todo el ciclo de este álbum, basaron su repertorio muy descaradamente en este nuevo disco, lo que me parece una muy buena idea. Por suerte, aquellos que nos lo perdimos nos podremos resarcir a principios del año, momento en el que los volveremos a tener por aquí acompañando a unos Cradle Of Filth con los que compartieron el olimpo del metal gótico más extremo a finales de los noventa. Una gira muy interesante de dos bandas que, lejos de vivir de la nostalgia, siguen reinventándose disco tras disco.
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.