El pasado 24 de marzo se vivió un verdadero festival de death/thrash/sludge en la sala Bóveda de Barcelona con los grandes Master, acompañados de Hex, Guillotina y Caphre… ¡Vamos a repasarlo!
Caphre
Salieron Caphre al escenario y la sala aún estaba medio vacía. Se arrancaron como bestias y enseguida Bóveda empezaba a ser más y más calurosa. Los riffs de Pol atronaban mientras los gritos de Jaime eran más y más guturales. La verdad que nunca les había visto en directo, y de golpe ¡ostras! Jaime empezó a cantar sucio a través de un megáfono, buah, sonaba eso como el eco de Satanás encima de una montaña nevada. Sinceramente, brutal. Leí en una entrevista que sacaron la idea de Ministry, y bueno, la verdad que les funciona. Sin duda Caphre hicieron una gran entrada y abrieron el bolo con una fuerza tremebunda.
Tocaron temas de su EP de 2021 y de su primera demo de 2020. Su ritmo sludge/grind abrasivo y putrefacto nos hizo mover a más de uno a base de breakdowns rompenucas. Se notaba un poco que les hace falta un bajo en la formación de la banda, pero de mientras no encuentran a alguien que aporree las cuerdas a su mismo ritmo, el batería, Luís, llena el vacío casi por completo, de hecho, en el concierto estaba que se salía. Pasada la mitad del bolo, Jaime se bajó del escenario y empezó a dar vueltas por la pista mientras gritaba a todo pulmón. A medida que se fue terminando el concierto, aún tenían tiempo para una más, y allí mismo decidieron cuál sería, si es que, desde luego, son unos cafres…
Guillotina
Al poco rato de bajar Caphre, subieron los barceloneses Guillotina a romper el escenario. El público enloqueció completamente, al poco de empezar a tocar, ya le quitaban el pie de micro al frontman, se lo devolvían, se lo volvían a quitar, lo pasaban entre la gente, le quitaban el setlist, se lo devolvían, se lo volvían a quitar… Madre mía, iban loc@s (en el buenísimo sentido, obviamente), incluso un joven del público le prestó sus gafas de sol al cantante para que se las pusiera durante algunos temas, desde luego fue brutal.
Tocaron varios temas de su EP Mil Cortes (2021), que suena de lo más extremo con mucho death y guturales épicos. Guillotina tienen un rollo a lo old school súper exquisito que les permite añadir riffs cañeros y brutales. Con la batería a toda máquina, nos mostraron la mejor cara de la banda. Había mucho movimiento tanto en la tarima como entre el público y se notaban las ganas de pasarlo bien. Además, con esas líneas tan graves de bajo… ¡Cualquiera lo pasa estupendamente!
Hex
Por si no fuera poco después de toda la tralla que nos presentaron Caphre y Guillotina, seguidamente venían Hex, recién llegados desde Bilbao para dejarnos los oídos destrozados a golpes de batería. Con su death/doom metal glorioso, tocaron varias canciones de su nuevo EP Behold the Unlighted (2022), así como algunos temas de su anterior lanzamiento God Has No Name (2019).
La actuación de los cinco músicos fue espléndida. La voz de J resonaba en toda la sala mientras las guitarras de Jon y Adolfo clavaban cada riff gigantesco. La peña estaba viviéndolo y desde el público se levantaban las manos en cada breakdown para avisar del inminente headbanging. Asimismo, Hex tienen una puesta en escena de lo más interesante, con complementos añadidos que le dan un plus a su actuación en directo. ¡Recomendadísimo verlos si no lo habéis hecho aún!
Master
Se acercaba el final de la velada y subieron Master, una de las bandas pioneras del old school death metal tal y como lo conocemos hoy en día. Al escuchar la característica voz ronca de Speckmann el público enloqueció. Los estadounidenses no defraudaron para nada a sus seguidores, el death/thrash se podía respirar por doquier. Incluso se abrió algún pequeño moshpit en la parte delantera de la sala mientras la guitarra encintada de Nejezchleba soltaba notas demenciales.
No se olvidaron de tocar sus temas más conocidos de Master (1990) ni On the Seventh Day God Created… Master (1991), entre otros. Pudimos ver volar cervezas al sonido de “Funeral Bitch”, “Pledge of Allegiance” o “The Inner Strength of the Demon”. El power trio sonaba a 100 búfalos bajando por un precipicio, la energía que desprendían era monstruosa y la batería, uf, simplemente espectacular.
Acabaron el concierto dejándonos un muy buen sabor de boca, sinceramente, me dieron ganas de que volvieran a empezar… ¡Qué ganas de ver a Master otra vez!