Como nos habían prometido desde L’Afluent, el fin de gira de Viva Belgrado fue un concierto especial, arropados por tres bandas amigas en el marco inmejorable de Fabra i Coats, sala del barrio de Sant Andreu de Barcelona situada en una antigua fábrica textil. Dos escenarios independientes aportaron dinamismo visual y temporal, ya que los cambios entre bandas se hacían casi al instante, con lo cual los grupos tuvieron más tiempo para tocar de lo que sería habitual en una velada de cuatro bandas.
DobleCapa
Al llegar a la sala me sorprendió la cantidad de gente que había para ver al primer grupo, y me acordé con una gran sonrisa que lo mismo sucedió en el Actitud Fest. Aterrizando de nuevo al concierto, los madrileños DobleCapa estrenaron el escenario pequeño con su habitual carisma. La cigar box de Mario Navajas sacaba humo ante un público entregado, respaldada por los ritmos precisos de Arianne Picón, a quien cada vez se le ve más suelta en los directos. Fue ella quien, sin micro alguno, dio «mil gracias» a una larga lista de gente involucrada en el concierto, a lo que el público respondió con largos aplausos.
Quizás un poco más de potencia de PA hubiese ayudado a que su concierto hubiese lucido aún más, dadas las dimensiones de la sala. En cualquier caso, desde la otra banda de la PA destacó especialmente el último tema, que empezó a piñón con un toque más rockero de lo habitual en DobleCapa, exprimiendo al máximo un octavador dedicado a engrandecer los traviesos riffs ejecutados sin piedad durante todo su set.
Lang
Lo de los japoneses Lang es admirable. Los chavales se pegaron 10.000 kilómetros para ir a grabar disco con el mítico Santi Garcia y para tocar junto a Viva Belgrado. Pues parece que la semana que estuvieron en el estudio de grabación les sentó de maravilla, ya que durante su actuación en el escenario grande sonaron mil veces mejor que en el disco que tienen en su Bandcamp. Por si quedaba alguna duda, dejaron claro que tienen a Envy como uno de sus grupos de referencia, con un enfoque de los temas incluso más directo.
Daba vértigo imaginar en qué se pueden convertir esos jovenzuelos en el futuro, sobretodo si se les ocurre empezar a usar afinadores. Su actitud fue envidiable desde el primer minuto, bailando a la una hasta llegar a los momentos tranquis, donde el cantante se quedaba en modo zen. Mientras pensaba que me estaba enamorando de las gafas del guitarra, empezaron un tema con un subidón espectacular, de esos que se van cociendo a fuego lento hasta que todo explota a lo grande.
Fue un bolo in crescendo, sonando cada vez mejor y más compactos. Tomando el post hardcore y el screamo como bases, el cuarteto ofreció riffs pegadizos, medios tiempos muy clavados, grandes momentos de bataca sola, guitarras muy técnicas, quiebros y ollas que podían recordar a unos Oneida acelerados y veloces pinceladas de hardcore clásico. Hubo un momento que incluso me pregunté: ¿cómo puede ser que siendo el grupo más hardcore de la noche tengan riffs que recuerden a Death Cab For Cutie? Debo confesar que me resultó difícil no ponerme palote ante tal repertorio. ¡Les deseamos muchísima suerte con el nuevo disco!
L’Hereu Escampa
Mientras Lang encaraban la recta final de su concierto, L’Hereu Escampa iban preparándose para su actuación en el escenario pequeño. El dúo de Manlleu empezó con un “cant a la llibertat d’expressió” y dos temas de su último disco Pren la matinada, con un enfoque más popero que sus anteriores trabajos. Optaron por usar un chorus en las guitarras limpias y un fuzz en las sucias, lo cual coloreó ingeniosamente sus temas, sobretodo los de los discos anteriores.
El volumen de la PA subió respecto al concierto de DobleCapa, pero seguramente a expensas de causar un sonido distorsionado, especialmente en la voz y en unos platos que sonaron ultra comprimidos. Ajenos a ello, los hereus empezaron a darlo todo con los temas antiguos, seguramente animados por un público que enloqueció con coros y moshes varios ante hits como «La Font» o «Llamp de Déu», tema al que el fuzz le sentó especialmente de maravilla.
Me pregunto qué debían pensar los miembros de la banda al ver que los temas viejos levantaban muchas más pasiones que los nuevos. Quizás sólo les faltó creerselos más al tocarlos, ya que su último disco tiene muchísima calidad. Quizás eso, y también más tiempo para que el público digiera un cambio de rumbo arriesgado y valiente a la vez.
Viva Belgrado
Y llegó el momento más esperado de la noche. El concierto de Viva Belgrado representaba el final de la gira de su segundo disco Ulises donde han hecho 150 conciertos por 26 países. Los cordobeses salieron al escenario grande recibiendo de inmediato el calor del público, y un emocionado Cándido Gálvez se marcó un discurso poco habitual en él, recordando algunas vivencias de ese último año y medio y dejando claro que «hoy cerramos la etapa más intensa de nuestras vidas».
Con esa mezcla de nostalgia y futuro incierto empezó el concierto de un cuarteto que juega a otro nivel. La combinación de experiencia, talento y emociones a flor de piel elevó la maquinaria andaluza a la estratosfera musical, desgranando temazos de sus dos discos como nos tienen acostumbrados, dejándose la piel en un directo donde no hubo pausas entre temas. De esa manera fue aún más fácil zambullirse en una propuesta única en nuestro país.
Aún no había tenido la oportunidad de ver a su nuevo batería en directo, y me sorprendió gratamente su dominio de las dinámicas y el tempo, pura relojería suiza en acción. Cándido se permitió la licencia de parar de cantar en algunos momentos, animando así al público a exorcizar las letras a placer. Con un sonido impecable, los dos Vox de guitarra rugieron con esas medias distorsiones y delays que ayudan a la banda a cruzar la meta del post rock partiendo del post hardcore. Grandes líneas de bajo, a veces distorsionadas a voluntad, completaron un set magnífico que nos dejó a todos con la satisfacción de haber vivido ese momento único.
Es un misterio qué dirección tomará Viva Belgrado a partir de ahora. Sea la que sea, seguro que será una decisión muy pensada, o sea que… ¡adelante chicos! Que la música os acompañe siempre.
Toni es un apasionado de la música. Estudió violín e ingeniería informática. Sus gustos eclécticos, desde el hardcore/punk a la clásica, le permiten usar la música como terapia para no enloquecer (demasiado). Literalmente sin tiempo para pensar, toca la guitarra, el violín y el bajo en 3 bandas, se relaja como DJ y deambula compulsivamente por mogollón de conciertos molones.