A veces, la vida nos da sorpresas, y en mi caso, una de ellas, ha sido la posibilidad de haber conocido en persona a este auténtico trotamundos de la música.
Cómo sucedió todo
El blues es sin duda el manantial del que han bebido los diferentes estilos musicales que han ido apareciendo a lo largo del tiempo y fue en los últimos estertores del año 2010 cuando una madrugada de finales del mes de diciembre me desvelé, y para pasar el rato, fui al pequeño salón de mi casa para ver qué ponían en la tele, así que me puse a zapear por los diferentes canales de la TDT hasta que mi dedo se posó en el botón correspondiente al canal de TV3. Canal que en aquel momento emitía el programa Blues a l’estudi, en dónde pude escuchar las notas finales del tema con las que acababa el mismo, las cuales me activaron en mi interior una especie de instinto arácnido musical que ya creía olvidado.
Y es que, desde principios hasta mediados de los 80, trabajé de DJ en unos cuantos bares musicales de la ciudad, situados en lo que en esa época era la zona nocturna por excelencia de la Barcelona preolímpica. En efecto, en la calle Aribau y en sus alrededores fue donde se concentraron la gran mayoría de esos locales y fue en el bar musical Inercia donde desarrollé la mayor parte de esa actividad.
Uno de mis cometidos era el de ser el responsable de la selección y adquisición de los vinilos que habitualmente nos traían los representantes de las abundantes tiendas de discos de importación que en aquella época proliferaban por la ciudad, pues ese era el único medio que teníamos de pinchar la música que en España todavía no había sido editada. El representante que acudía más a menudo trabajaba para Record Sound Import, una tienda de discos de importación situada en el barrio de la Barceloneta.
Venía a primera hora y mientras yo pinchaba música ambiental a la espera de que el local se llenara, que se llenaba, entre tema y tema iba escuchando las primeras notas de los diferentes vinilos que me había traído. Mi experiencia con esas mini audiciones llegó hasta tal punto que al final, con sólo escuchar los primeros compases de cualquier canción, automáticamente sabía si iba a triunfar o no, y esta experiencia se me volvió a activar 25 años después al escuchar esas últimas notas que emitió el programa anteriormente mencionado.
Fue entonces cuando abandoné el pequeño salón para trasladarme a mi despacho con la finalidad de saber más cosas sobre los dedos que aquella madrugada tocaron a la guitarra esas maravillosas notas. Mis investigaciones dieron rápidamente resultado y pude saber que la canción tenía por nombre Two Hot Dogs y que quién la cantaba era un tal Alex Zayas (sin acento). El siguiente paso fue abrir el Facebook para ver si ese tal Zayas disponía de alguna página a través de la cual ponerme en contacto directamente con él y afortunadamente así fue, con lo que a partir de ese momento empezó una bonita historia que actualmente ha llegado a convertirse en una gran amistad personal.
Más tarde, busqué y encontré ese programa en Internet y cuando acabé de verlo me di cuenta de que estaba delante de un músico especial; un músico que se ha hecho a sí mismo y que, por si fuera poco, estaba rodeado de cuatro miembros más que formaban la Alex Zayas Band.
En aquel programa, la banda estaba formada por Alex Zayas (guitarra principal y voz), Albert Greenlight (guitarra), Steve de Swardt (bajo), David Sam (teclados) y Roberto Olori (batería), todos ellos músicos poco o nada conocidos por el gran público pero con un gran bagaje musical sobre sus espaldas ganado golpe a golpe y verso a verso en montones de locales, tanto de Barcelona como de otros lugares de este país o fuera de él, los cuales ofrecen a sus feligreses y feligresas espectáculos de música en vivo; un bagaje el suyo que en nada tiene que envidiar al de esos que aparecen en los macro programas de cazatalentos con los que tanto nos castigan las principales cadenas estatales.
Hace unos días nos reunimos en mi casa con Alex y en medio de un ambiente distendido, tranquilo y relajado, mientras tomábamos un pica-pica, empezamos a charlar y de esa charla nació la entrevista que a continuación podréis leer si os apetece hacerlo. Vamos allá…
Hola, Alex, empezaste muy joven a dedicarte a eso de la música, ¿cómo fueron esos inicios?
Pues empecé a actuar a los 16 años y toco la guitarra desde los siete influenciado por José Luis mi hermano mayor. Él fue mi primer mentor y tiene mucha parte de culpa de que me dedique a la música. Los inicios fueron muy guapos y muy intensos; fundamos Sin Destino, una formación compuesta por mi hermano José Luis a la batería, Sergio Giunta a la guitarra y un servidor a la guitarra y voz. Empezamos a actuar en garitos gracias a un muy buen amigo; el gran y añorado Pepe, un hombre bueno, de la noche, que conocía un sinfín de locales.
Pepe era el dueño de un kiosco de periódicos en Les Corts y cada fin de semana quedábamos allí con mi hermano para, aparte de comprarle religiosamente el periódico, recoger a Sergio. Como buen amante de este arte, Pepe se emocionó mucho al ver a dos hermanos tan unidos por la música y con tanta pasión por ella; tanto fue así que a las pocas semanas ya estábamos tocando en locales, fiestas, etc. Hacíamos blues, Beatles, rock ‘n’ roll, Stones…
Sin Destino dio paso a The Four’s Blues, grupo formado por prácticamente por todos los integrantes del que fue nuestro predecesor, con el único cambio de Sergio por Little Jordi a la armónica y con la incorporación de Albert Folguera, un bajista que no estuvo mucho tiempo con nosotros. Verdaderamente, esa fue una época muy bonita y evidentemente que la recuerdo con mucho cariño.
Después de esa primera etapa, vas dando pasos adelante muy rápido…
Sí; en menos de un año me llaman para formar parte del grupo Armónica Zummel y empiezo a tocar con ellos en La cova del drac y otras salas de Barcelona, Sabadell, Terrassa, Manresa… Y unos meses más tarde entro a formar parte en The Midnight Rockets, una banda que sonaba muy bien, muy compacta, que cuidaba mucho el sonido y las raíces del blues.
Trabajamos mucho y al poco tiempo, junto con el bajista, el saxo y el batería de esa formación, monto mi primera banda, Alex A & TNT, aunque acabarían llamándome Alex TNT. Empezamos a tocar mucho también; además, grabamos dos discos con muchos temas propios y cuando se incorporó un nuevo bajista, vivimos una etapa muy intensa, con muchos bolos, gracias a los cuales empezamos a tener muchos adeptos que nos seguían allá dónde íbamos y disfrutamos una barbaridad.
Y es justo en esa etapa, cuando aún estas con Midnight Rockets y con tu banda, que das un paso muy importante en tu carrera. Cuéntanos….
Sí; en el año 1998, con 19 años recién cumplidos, entro a formar parte de la banda del músico norteamericano Hook Herrera.
¿Cómo se dio esa oportunidad?
Yo iba a ver mucho a Hook a La Boite, la sala referente y más importante de la Barcelona de aquellos años. Mi hermano y yo flipábamos con él; tenía mucha fuerza, mucha alma, un sonidazo de armónica y una presencia espectacular en el escenario. Después de verle muchas veces, un día, con un amigo armonicista, nos acercamos a él después del boloy le dijimos que nos había flipado la versión que hizo del tema «Chitlins» con carne de Kenny Burrell y que también lo versionaban Stevie Ray Vaughan, Buddy Guy y Junior Wells…
Hook se quedó verdaderamente sorprendido de que dos niñatos tan jóvenes supiéramos de blues y más de un artista poco conocido en España. Nos dijo que lleváramos la guitarra y la armónica al día siguiente porque, si la noche se prestaba, nos invitaría a tocar así que a la noche siguiente volvimos a pagar las 2.000 pesetas que costaba la entrada al local y allí fuimos, nerviosos, ¡pero con los instrumentos preparados!
¿Y qué ocurre?
Pues que, en un momento del concierto, Hook nos llama al escenario, y ahí estábamos, con una Boite a reventar, invitados por Hook Herrera, el bluesman que estaba arrasando en toda Europa. Hook nos preguntó qué queríamos tocar y yo, con valentía a pesar de estar muy nervioso, le dije que un Blues lento, una de las cosas más difíciles de tocar. La actuación salió muy bien, le pusimos mucho corazón y un cierto conocimiento del estilo.
A la mañana siguiente estaba en la cama con mi novia del momento, cuando sonó el teléfono de casa y ahí escucho una voz grave con acento americano que me suelta: «Hola Alex, soy Hook» y se me cayeron los huevos al suelo. Le había pasado mi número de teléfono, aunque no esperaba su llamada. Me dijo que quería que fuera a un ensayo por la tarde en La Nau y que quería probarme junto a otro guitarrista. ¡Me quedé en shock! Estaba tan feliz y emocionado que hasta llamé a mi madre al trabajo.
Fui al ensayo, me puse mis tejanos y mis camperas y allí me presenté con la Fender Stratocaster de mi hermano. Probamos varios temas con otro guitarrista y me dijo que empezábamos esa misma noche en La Boite. No me lo podía creer, era un sueño para mí…Tocamos jueves y viernes y después del bolo del viernes, me dijo que me preparara, que solo seguía yo como guitarra en la banda. Había hablado con Alex Napier, el bajista de Texas que llevaba Hook y que había tocado con Stevie Ray Vaughan en The Cobras y decidieron quedarse conmigo porque tenía mucho corazón y quería aprender.
Estas con Hook casi cinco años, ¿cómo recuerdas esa época?
Pues hubo de todo. Hook fue y siempre será mi gran mentor profesionalmente hablando. Él fue quien me enseñó los secretos del blues, los ritmos, frases, acompañamientos, estilos, etc… No obstante, había días en los que se hacía difícil trabajar con él, pero lo llevé todo muy bien a pesar de que había comportamientos que me jodían, comportamientos por eso que, con la experiencia que tengo en la actualidad, entiendo mucho mejor.
Quiero mucho a Hook, me dio mucho y confió en mí. Tuve el privilegio de viajar con él por Europa, tocar en salas y festivales de primer nivel y siempre como cabezas de cartel pues Hook era una estrella del blues. Buenos hoteles, bien cuidados, buena comida, conocer a otros grandes artistas, compartir con ellos… Fue muy excitante, como también lo fue incluso la mala leche que tenía Hook cuando algo no sonaba como él quería y me pegaba broncas, algunas muy duras, pero como digo, ahora lo entiendo todo y hasta sonrío cuando lo recuerdo.
¿Cómo terminaron esos cinco años?
Pues en el último año con Hook ya no estaba a gusto; tuvo un gesto que no me gustó y fue muy injusto conmigo. No voy a entrar en más detalles, pero eso, unido a que yo estaba a tope con mi banda ya que habíamos empezado a actuar regularmente en La Boite, siempre llenando la sala, resultó decisivo para decidir que ya iba siendo hora de enfocarme en lo mío al 100%. Es cierto que hubo un distanciamiento entre Hook y yo. Fue una relación muy intensa que se deterioró un poco, con lo que era el momento justo para dejarlo, pero a día de hoy, sigo teniendo contacto con él, puesto que no olvido que fue una persona clave en mi carrera.
Después de años como Alex TNT, decides cambiar a Alex Zayas…
Sí, en el año 2010 decido cambiar a Zayas. Pensé y llegué a la conclusión de que la etapa TNT había terminado. Fue una época maravillosa, pero era momento de cambiar a algo más personal y para ello, nada mejor que el apellido de mi madre, ¡la jefa! Así que ahí nace Alex Zayas Band, con Albert Greenlight (guitarra), David Sam (teclados), Jordi Cobre (bajo) y Roberto Olori (batería). Aunque la formación puede cambiar, esa es la base. Luego tenemos otra formación que es 90% funk con Charlie Cuevas al bajo. Para el nuevo proyecto, veremos cómo va todo, pero me gustaría contar con todos ellos. A parte de ser excelentes músicos, son buenos amigos.
Te enfocas en tu proyecto y de ahí hasta ahora has grabado seis discos. Además, giras por Canadá y Estados Unidos…
Sí, como Alex TNT, grabamos 3 discos; 2 con la primera formación y otro con la segunda y a partir de 2004, empiezo a girar por Canadá con Sam Cockrell & The Groove, un artista de Chicago al que acompañamos en La Boite y que me ofreció ir de gira con él. Así empecé a ir para el otro lado del charco, a los dos o tres años empiezo a ir a Canadá con mi banda y al poco tiempo a EE. UU., Chicago, Texas, Florida, Wisconsin, Iowa… He hecho más de la mitad de mi carrera allí.
Vaya carrerón, en Chicago, con los maestros…
Ya ves, he mamado del manantial y lo más importante es la convivencia diaria con los afroamericanos; del blues se pueden aprender acordes, licks de guitarra… pero sentirlo ya es otra cosa. Jamás podremos los blancos sentir como ellos, sobre todo cantando, pero el convivir con ellos, saber de su cultura, raíces, lo que realmente significa el White Privilege (privilegio blanco), que las hijas del batería te llamen Uncle Alex… Todo eso es lo que te acerca más a poder ejecutar y sentir el blues tal como es.
Mencionas lo que realmente es el White Privilege, ¿puedes profundizar un poco más?
Hay gente que dice «Yo no soy racista, yo no apruebo la esclavitud, no maltrato a los afroamericanos»… Lo cual me parece muy bien, yo tampoco lo soy y nadie debería serlo, aunque desafortunadamente, el racismo sigue ahí. Pero hay que profundizar más para entenderlo.
White Privilege es una mujer afroamericana de mediana edad que cuando va al supermercado se arregla y se maquilla porque le preocupa que la miren o la juzguen por su color de piel. Bien arreglada y peinada, siente que está más a salvo y más cerca de poder evitar esa situación.
O dos íntimos amigos, uno blanco y otro afroamericano. El blanco le dice, «Tío, me voy de vacaciones un mes, te dejo las llaves de mi BMW descapotable. Cógelo cuando quieras» y el afroamericano lo rechaza al momento porque piensa que un negro en un descapotable es fácil que lo puedan parar, sobre todo en según qué estado de La tierra de la libertad. Está claro que alguien miente….
Has actuado muchas veces en el Buddy Guy’s Legends, vaya experiencia, ¿no? ¿Le has conocido en persona?
Sí, brutal. Costó un poco conseguir actuar allí. Mi amigo Mike Wheeler, con el que he actuado varias veces, tanto en España como en EE. UU., es un regular de la sala y su banda es de mis favoritas. Él habló muchas veces con Mark Maddox, el booking agent del club, para contratarme y al principio fue reticente, pero conocía a Mike muy bien y sabía que si le recomendaba a mi banda, era por algo, así que nos dio la primera fecha.
Después del primer bolo allí, Mark se acercó al escenario y me dijo que le avisara cada vez que estuviera de gira, que tendría siempre una fecha o dos allí. Una pasada tocar enfrente de una leyenda como Buddy Guy. Contestándote a la segunda pregunta, te diré que he hablado varias veces con él, poca cosa porque es muy reservado, pero verlo subir al escenario de manera improvisada y escuchar su voz, de manera tan cercana, es la ostia. También me comentaron los empleados de la sala que dijo de mí: «El español sabe tocar» (Risas). ¡Subidón!
Hablando de leyendas, telonero de BB King, ¿se puede pedir más?
En el mundo del blues y siendo de Barcelona, no se puede pedir mucho más.
¿Cómo sale esta oportunidad?
Pues el manager de Sam Cockrell, me contacta y me dice que ha salido la oportunidad de ser teloneros de BB, que a Sam le gustaría que fuera, así que, sin dudarlo, dije que «¡YESSS, Sí, OUI!» (Gesticulaciones y más risas) y tuve la oportunidad de abrir la noche para él, pero lo mejor fue conocerlo personalmente y charlar durante una hora; bueno, BB hablaba y yo escuchaba. Fue un sueño para mí.
Imagino… Otro gran momento, te proclaman ciudadano de honor en la ciudad de Calgary, AB, Canadá…
Sí; a toda la banda durante la actuación en el Calgary International Blues Festival del año 2016. Un señor que seguía mis conciertos y trayectoria en Canadá que trabajaba en el ayuntamiento o el gobierno de allí, después de un concierto se acercó y me explicó que quería hacernos la White hat ceremony.
Pensé que me estaba vacilando porque no tenía ni idea de lo que me estaba diciendo… Le pregunté a un gran amigo de allí y se quedó de piedra, me dijo que era una gran tradición, muy importante en la ciudad, en la que te nombraban ciudadano de honor. Así que nos hicieron la ceremonia y tengo los sombreros y escritos por ahí. Agradecido.
¡Qué pasada!
Efectivamente, fue muy bonito, aunque… ¡No creo que me ponga el sombrero! (Risas otra vez)
Otra persona muy importante en tu vida es Javier Mas.
Ahhh, Javier… ¡El maño de oro! Absolutamente, Javier ha sido y es una persona clave en mi vida, a nivel musical y personal, ¡es mágico! Aunque no fue fácil llegar a él, siempre vio algo en mí y me apoyó al 100%. Al principio me puso un poco a prueba, pero en cuanto conseguí llegar a él fue maravilloso, compartimos mucho durante años, me enseñó muchísimo, me pegaba broncas que me sabían a gloria, desde la calma, la sabiduría, nunca como un mayor que riñe a un niño, no, como un amigo, un compañero, me abrió la mente a otras músicas, me dio consejos de vida, ¡hicimos conciertos brutales! Quiero mucho a Javier y a su hijo Mario, mi primo, otro fenómeno; son familia para mí… ¡Aunque Javier manda más que un sargento de la guardia civil! (Siguen las risas).
Llega la pandemia. ¿Cómo la vives y cómo ves el panorama después de ella?
Primero de todo, decirte que no veo la televisión ni sigo los medios informativos. Si no sigues a los medios no estás informado y si los sigues, estás mal informado. Así que no tengo ningún caballo en esa carrera. La pandemia la viví en Tarragona; hacía poco que había vuelto de Canadá donde ya se empezaba a hablar del virus este, tan selectivo, audaz y sigiloso.
Como dudo de todo, de mí el primero, dos semanas antes de que nos encerraran de manera totalmente ilegal, me lo vi venir y me fui a casa de mi hermana; allí tenemos huerto, gallinas, espacio para estar al aire libre, así que fui un privilegiado, lo llevé muy bien, de manera positiva, estaba unas ocho horas al día componiendo, también cocinando mucho y disfrutando de ver crecer a Angus, ¡el Pastor Alemán más bonito del mundo!
El panorama musical durante y post pandemia… Pues ha sido jodido, qué te voy a decir, con normativas estúpidas, restricciones sin ningún tipo de lógica y ahí lo dejo porque no voy a entrar, pero… ¿No te huele todo muy mal desde el principio? Apaguen la televisión y escuchen música, es mejor para la salud.
Y en concreto, ¿Cómo ves la actual escena musical de Barcelona?
No muy bien, la verdad. y más, viniendo de la escena musical de los 90. Mal pagado, mucho mediocre, poca creatividad, mucha etiqueta de maestro y pocas de alumnos, más política que arte… En fin, como digo en una canción, soy un Eterno aprendiz. Aprender, desaprender, volver a aprender….
Para acabar, ¿nuevos proyectos en el horizonte?
Sí, estoy a poquito de lanzar algunas nuevas canciones, no puedo hablar mucho hasta que no vea la luz, pero sí puedo decir que es un cambio de dirección y es en castellano. Tenía la necesidad de expresarme en mi idioma natal y de sacar todas las influencias que llevo dentro. Próximamente….
Muchas gracias Alex, te deseo lo mejor para tu nuevo proyecto, que ya tengo ganas de verlo hecho realidad.
Gracias a ti, amic.
De todos los músicos a los que se ha hecho referencia en esta entrevista, puedo decir que he podido asistir en persona a un concierto de Buddy Guy que vino acompañando a George Benson a mediados/finales de los 80 al pabellón de La Vall d’Hebron de Barcelona. En otro concierto del mismo George Benson que tuvo lugar pocos años después en el marco del festival Grec de Barcelona, descubrí a Steve de Swardt que formaba parte del grupo Princes of Time, el cual actuaba de telonero del astro de Pittsburgh.
Igualmente, junto con mi mujer, hemos compartido mesa con Alex y Mike Wheeler para verlos en directo al día siguiente en el Festival de Jazz de Sant Adrià de Besòs del año 2019 junto con otro monstruo de la guitarra, el estadounidense Giles Corey y por supuesto que, mientras que mi salud me lo ha permitido, he ido a innumerables conciertos de Alex (sin acento, recordadlo), tanto con su banda como en solitario y en todos ellos he disfrutado siempre de su música como un camello. Espero que os haya gustado la entrevista y que en algún momento os pique la curiosidad de ver y/o escuchar a ese gran músico y mejor persona que es mi amigo Alex Zayas.