La reseña improbable: Leo Jiménez – La factoría del contraste

Ficha técnica

Publicado el 28 de mayo de 2016
Discográfica: Rock Estatal Records
 
Componentes:
Leo Jiménez - Voz, guitarra
Antonio Pino - Guitarra
Rufo J. Cantero - Guitarra
Edu Fernández - Bajo
Carlos Expósito - Batería

Temas

1. Soy libertad (4:38)
2. Hambre (4:50)
3. Con razón o sin razón (3:34)
4. D.E.P, (4:51)
5. Caballo viejo (5:28)
6. Ojos así (4:02)
7. El dilema (4:12)
8. Un día más (4:39)
9. Quién le pregunta a él (4:05)
10. Que me digas ven (5:16)
11. Keroseno (3:49)
12. Ascensión (2:45)
13. Neon Knights (3:54)
14. Tierra de nadie (6:39)
15. Getsemaní (5:37)
16. Es por ti (4:23)
17. El dilema (live) (3:41)

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Pues anda que no ha tardado nada nuestro querido, gran amigo y retornado Abel Marín en endosarme uno de esos discos que no escucharía ni harto vino. Pero bueno, me quedo con que si soy el primero al que le encasqueta dicho suplicio, significa que me quiere mucho. ¡Abel, muchas gracias por volver a estar entre nosotros!

A todo esto, cuando vi que el disco, La factoría del contraste (2016) era de Leo Jiménez, pensé que, al menos no es la chufla que me pasó en su momento, Ángeles del Infierno, disco que sufrí. Y es que los que me conocéis, el heavy puro, como estilo, me cuesta bastante. De joven escuchaba y tenía bastantes cassetes / CD’s de Iron Maiden —como todo el mundo, he pasado por aquí— y Manowar por su parte friki y como jugador y master de D&D, en concreto de Dragonlance, pues me hacía mis pajas mentales con dragones, sonidos de espada y batallas épicas llenas de sangre. Y ya, aquí acaba lo más suave que podía escuchar en mi día a día cuando tenía más pelo y menos barba. Claro que he escuchado y reescuchado a Baron Rojo, Guns N’ Roses, Van Halen, Dio, Judas Priest, y cualquier grupo heavy de la década dorada de los 80, pero nunca me ha entrado tanto chillido y sonidos agudos… por no hablar de la cosificación de la mujer en la mitad de las portadas de esa época. Lo mío eran cosas más modernas, con los sonidos y voces más graves. ¡Eps! Al loro, eso no significa que diga que son grupos malos ni tampoco quiero desmerecerles, ya que sin ellos posteriormente no habrían existido ni Lamb of God ni Lorna Shore, por poner solo un par de ejemplos de lo que provocaron en su momento a subsiguientes bandas, y estas mismas a ulteriores bandas.

Ve al meollo y déjate de perogrulladas, Dídac. Leo Jiménez… ¿Qué puedo decir sobre nuestro Axl Rose patrio? Es capaz de hacer suspirar por su voz y su guapura a cualquier persona de cualquier género existente e incluso a los que están por inventar; sí, también babearán por él. Lo poco que sé sobre él, aparte de ser quizá el mejor vocalista español, es que se hizo famoso por Saratoga, por su salida de Saratoga, por el proyecto LEO:037, y las disparidades en la salida de dicho proyecto y por encima de todo por ser, o al menos parecer, una excelente persona y por tener unos cojones de hierro donde se le resbalan opiniones y hace lo que quiere y cuando quiere sin casarse con nadie, y eso me gusta mucho.

Justamente, lo único entero que había escuchado de Leo, dejando de lado alguna que otra canción de Saratoga, había sido el disco recopilatorio de Stravaganzza (2010), supongo por ser diferente de lo que hacía habitualmente y acercarse un poco a lo que me gusta a mí, es decir, que haya variedad de estilos y no sea plano como una gorra reggaetonera. No puedo asegurar que me volara la cabeza, pero me gustó y me pareció algo con carácter y arriesgado proviniendo de una persona que cantaba en un grupo con un perfil de seguidor, digamos que conservador o clásico, hablando siempre en general.

Pues bien, ya puestos en situación y escribir las primeras 500 palabras solo para rellenar el artículo… jajaja, y después de varias escuchas, voy a decir qué me parece este disco, que para empezar debo comentar que en mi opinión es demasiado largo, por el número de canciones, aunque esta reedición tiene excusa ya que lleva bonus tracks, y también por alargar excesivamente algunos temas.

«Soy libertad» es de las que engaña. Un inicio que me hizo pensar que esto iba a ser una tortura pero una voz con carácter y un posterior cambio a una especie de groove al trote pues me moló. Y no negaré los momentos épicos: “Libre, yo siempre libre, aunque me arranques la piel…soy libertad”, pues se me han pegado a la cabeza. Aunque repito, gracias a esa base grave con clara esencia Pantera. Con «Hambre» me sucede lo contrario, un muy buen inicio, pero pasa a un heavy a medio tiempo que no me llena. Aunque la letra sí que me gusta y Leo tiene un nosequé que hace que estés pendiente de él.

«Con razón o sin razón» es otro de esos temas que son directos y contienen estribillos pegadizos que no negaré, y que en directo seguro que disfrutaría de lo lindo. «D.E.P.» me llega al corazón al ser una evidente canción tributo a Pantera, en concreto a Dimebag Darrell, tanto instrumentalmente como por esencia. Cuenta con la colaboración de Tony Mero Mero (Vita Imana) y la batería, a cargo de Carlos Expósito, tiene toques del gran Vinnie Paul. Con «Caballo viejo» no puedo, será una excelente balada acústica, bien trabajada, buena letra y con un Leo excelso, pero en pleno siglo XXI la encuentro ñoña y totalmente fuera de lugar. Me dicen que es de Operación Triunfo y me lo creo.

«Ojos así» es una versión de Shakira, que le ponen un aire oriental y tribal fusión que me chifla, es un soplo de aire fresco en el disco y me parece como si Medina Azahara y Orphaned Land se fundieran para hacer esta canción, que contiene unos excelentes arreglos. Vengo de disfrutar de Arabia y sus exóticos sonidos y me meto de lleno en unos riffs y guturales de corte moderno core con «El dilema», que empiezan bien pero no me gustan con los estribillos heavies a cargo de Leo, por lo que al final me quedo con una sensación de mucho ruido y pocas nueces.

Abel me quiere matar… con la balada «Un día más», estoy a punto de potar, ni cuando se anima me ayuda a aguantar lo justo mis jugos gástricos dentro de mi estómago. La siguiente es otra lenta, «Quién le pregunta a él», y finalmente lo consigue, mientras la escucho necesito irme urgentemente y pierdo dos litros de líquido en la taza del wáter, con bilis final incluido. Qué sí, que claro que he escuchado lentas y baladas, pero joder, así no…

Va y llega LA TERCERA LENTA SEGUIDA, «Que me digas ven», y llamo a Mercè. Ojo, no a Merche que es la que hace el dueto con Leo, sino a mi pareja, que se llama igual pero en catalán. Le digo desde el suelo y retorciéndome de dolor que por favor llame a urgencias que me está dando algo. Por suerte es más inteligente que yo y para la música justo en el momento en el que veo una luz al final de un túnel donde me esperan los hermanos Abbott y Jim Morrison. Entre el parón de la música y las descargas del desfibrilador de los de urgencias, sobrevivo. He estado al borde de la muerte.

Seguramente si estas tres canciones hubieran sido espaciadas las hubiera aguantado, pero tres de golpe lo encuentro, cuanto menos perturbador y maquiavélico… empiezo a cambiar de parecer respecto a que Leo sea un tipo majo… y que Abel me quiera tanto. Creo que tengo mis dudas…

Después de unos días en el hospital y volver a mi casa, me armo de valor y continuo con esta remasterización de La factoría del contraste. Ahora entiendo el porqué del nombre… Pienso que lo peor habrá pasado, así que me pongo al lío, no sin antes haberme comprado un DEA portátil, nunca se sabe.

«Keroseno» tiene una base que parece sacada de una cara B de Metallica, canción bastante llana aunque no puedo negar que puede resultar efectiva, y es que a veces menos es más. A destacar el último minuto y medio que pega un punch que me hace pensar que ni tal mal. La siguiente, «Ascensión», es un tema instrumental con mucha melodía y mucho punteado de guitarra que se queda en el intento y podría ser un muy buen final de medio minuto para una canción y no un tema per se.

La agonía continúa con «Neon Knights», cover de Black Sabbath que no deja de ser el mismo tema por lo que, sinceramente, no me aporta nada. Seguimos con otra cover, en esta ocasión de Baron Rojo, «Tierra de nadie», también muy fiel a la original, aunque aquí al menos puedo destacar la ternura en la voz de Leo. «Getsemaní» es una mítica canción que forma parte del inicio del segundo acto de la espectacular ópera-rock, Jesus Christ Superstar —la de veces que de pequeño me tragué la peli original—, y bueno, pues me ha gustado ver, más bien escuchar a Leo estar en la tesitura de Jesucristo y las dudas que le entran ante su inminente sacrificio. Brutal reinterpretación, tanto por la voz como instrumentalmente, de este ya de por sí, excelente tema. El que más veces he escuchado y cada vez me ha puesto la piel de gallina.

Después de este gran sabor de boca, acabamos, por fin, con el suplicio que me ha resultado la escucha de este disco lleno de ¿contrastes?. «Es por ti» es otra versión en este caso de Cómplices que han dejado bastante fidedigna en lo que a sonido ochentero se refiere. Y la re-última es otra vez «El dilema», pero en directo, por lo que ni me digno a comentar.

¡Y ya! Parece mentira, pero he superado la prueba, por Darrell, un disco de hora y 15 minutos que habré escuchado demasiadas veces, en el cual he sobrevivido a un brain dead a lo Phil Anselmo y aquí estoy, más fuerte que uno de los brazos de Tim Lambesis. Lo que me ha matado, y nunca mejor dicho, han sido las tres baladas en mitad del disco. El resto, pues bueno, soportable. Algunas canciones bien, otras regular, pero infumable, infumable tampoco, ya que tampoco tiene una base clasicorra. Por suerte las versiones de Shakira y de Jesucristo Superstar me dejan un grato recuerdo del disco junto con un par, máximo tres más, de canciones.

Mientras me paso a escuchar cosas mucho más nuevas, actuales y por encima de todo, cañeras, voy a pasar a nominar al siguiente de la lista que coge el testimonio para la próxima improbable…Nuestro joven, pero clásico en lo musical, Aleix Besolí, es el elegido en decir qué opina del último disco de los norteamericanos Within the Ruins, un Black Heart (2020) que aúna metalcore y retales de djent, deathcore y cositas varias. Soy fan pajillero de este grupo y sus sonidos de 8 bits a lo Nintendo.

¿Conseguiré que Aleix se pase al lado oscuro…?

Dídac Olivé
Sobre Dídac Olivé 180 Artículos
Soy de esa generación que la “post-pubertad” lo pilló entre el metal primigenio (lo que llamamos ahora old school) y la nueva ola que fue el Nu metal, es decir, pasado mediados de los 90. Me encantan muchos estilos pero sobretodo el rock clásico y evidentemente el metal, este último es una forma de vida y encima me gusta desgranar y reconocer la riqueza de todos sus subgéneros. Uno ya tiene su edad (los mechones blancos en la barba no están por que sí) pero no me cierro para nada a grupos nuevos, eso sí, mientras haya fuerza y calidad, aunque hoy en día hay mucha. Como nacido justo entrados los ochenta también se incluye que soy un friki de cuidado (rol, videojuegos, Star Wars, pelis Gore, literatura fantástica y un largo etc.) vaya que toco de todo un poco. En resumen, espero contagiaros mi pasión metalhead a la vez que disfrutáis de mis aberrantes destripes.