¿Qué tienen en común bandas aparentemente tan dispares como Cream, U2, Muse, Dir En Grey, Radiohead, Thrice o 311? Pensad…
Enfrentarse a una reseña de una banda que uno admira y ama puede ser un arma de doble filo, porque el rollito ese de fan histéric@ puede llevarte por unos derroteros, por lo pronto, muy poco profesionales, y hablar bien (o muy bien) de algo que quizá no lo merezca. Pero este no es el caso que aquí nos ocupa, simplemente porque no estamos aquí para analizar un nuevo trabajo de los de Nebraska, cosa por otro lado que ya he hecho en el paso más reciente por partida doble: Mosaic (2017) y Voyager (2019).
Hoy se cumplen 25 años de la publicación de 311 (o Blue Album), el que quizá sea su mejor trabajo hasta la fecha, y que junto con Music (1993), Grassroots (1994), Transistor (1997) y Soundsystem (1999) -y quizá también From Chaos, álbum publicado en el año 2001- conforman su más dorada y mejor época, y de eso no hay ninguna duda; hasta el brodel o la slinky más die hard te lo pueden decir.
¿Qué tienen las bandas que uno más ama y admira que las hacen destacar por encima del resto? A veces es la musicalidad, la pasión, la creatividad o, simplemente, la actitud. Para 311, es la energía y la creatividad lo que les separa de otras bandas de la época que podrían estar más o menos en su misma onda. Desde el comienzo de su carrera, la banda se ha ganado la reputación -y por ende, el respeto- de ser una banda que en directo rompe con todos los moldes. Si habéis tenido la oportunidad de verles en vivo, aunque haya sido solo durante la media hora escasa que estuvieron sobre el escenario del Pavelló de la Vall d’Hebron de Barcelona el 8 de febrero de 2002, cuando vinieron por aquí abriendo para Incubus, sabréis que su fusión de reggae, rock y rap se traduce maravillosamente en directo. La combinación de géneros de 311 recuerda precisamente a los primeros Incubus y a los Red Hot Chili Peppers. De hecho, este 311 sería algo así como una suerte de Blood Sugar Sex Magik (1991) pero con más rap y bastante más reggae. El sonido de la banda es realmente interesante, lo que se ve implementado y llevado mucho más allá gracias a la tremenda energía que aporta la banda, la misma energía y buen rollito que convirtió a 311 en una máquina de crear éxitos a principios de los 90, tanto con su iniciático Music como especialmente con su glorioso Grassroots.
La química existente entre los dos vocalistas S. A. Martínez y Nick Hexum es increíble… y quizá me quede corto. Hexum generalmente toma la delantera, si bien tienden a intercambiar sus roles con bastante frecuencia en este trabajo. S. A. parece tener una voz más adecuada para las secciones de rap, pero también demuestra más versatilidad y talento que su contraparte. Sin embargo, Hexum es la cara de la banda, y cuando unen sus fuerzas uno puede percibir el gran potencial de armonías vocables que son capaces de generar, ya desde el minuto cero de este trabajo. La opener «Down», una de las canciones más famosas de su carrera, y es además una representación perfecta de los estilos de cada vocalista, además de ser unas de las pistas más pesadas del disco. Aquí es S. A. quien se lleva casi todo el protagonismo, relegando a Hexum a tan solo repetir ese tan famoso estribillo:
«We’ve changed a lot and then some, some
Know that we have always been down, down
And if I ever didn’t thank you, you
Then just let me do it now.»
La letra gira entorno a un tema que ha sido muy recurrente a lo largo de su ya dilatada carrera musical; 30 años, que se dice pronto. Me refiero a su relación con los fans, y aquí la banda les agradece su lealtad incluso antes de que ellos tuvieran éxito y que se hayan quedado a su lado incluso después de haber cambiado algunos aspectos de su música. Este es el single por el que 311 es más conocido, y también fue el primer single en aparecer en la MTV. Sin duda, «Down» no solo es una de las mejores canciones dentro de su catálogo, sino que también es un claro ejemplo de por dónde van los tiros de la banda.
A continuación, encontramos «Random», que tras un comienzo rítmico y feliz a cargo del Sr. Sexton, da inicio una deliciosa jam que nos presenta unos versos suaves y ligeros de Hexum, hasta que en la marca de 1:08 empiezan a aparecer unas guitarras más pesadas, coincidiendo con un pequeño homenaje a Bob Marley en su letra:
«Peace is my priority ‘cuz marley said for sure-ity.»
El final del tema es fuerte y potente, con las voces distorsionadas sobre guitarras pesadas, que ponen el punto y final a una excelente melodía.
Un jack-o’-lantern no es solo una calabaza tallada a mano asociada a la festividad de Halloween, sino que también da nombre al tercer tema del trabajo, «Jackolantern’s Weather». Un elegante riff de Mahoney, mi favorito de todo el álbum, da rienda suelta a toda una hemorragia de ganchos que tanto Hexum como Martínez te lanzan sin contemplaciones y de los que es imposible zafarse. La canción culmina con un encantador agradecimiento a sus amigos de la banda Phunk Junkeez, cosa que se me había escapado hasta el día de hoy, pues nunca antes me había parado a seguir las letras con tantísima atención.
Subiendo medio peldaño más en la dureza de su estilo, encontramos el rock-rap pesado de dos temas como «Hive», que es el nombre del estudio de grabación propiedad de la banda que toma su nombre de la base de fans de la banda, conocida comúnmente como The Hive (La Colmena), y «Guns (Are for Pussies)», que por su título os podréis imagina de qué va. Pero entre medio hay canciones como «All Mixed Up», tercer single extraído de este trabajo, y «Purpose» con las que la banda nos brinda algo de necesaria variedad estilística. La primera es otra de las canciones más conocidas de la banda y una excelente embajadora de lo que 311 representa. La reputación de la banda como grupo siempre inmerso en interminables summer tours bien podría haber sido adoptada de esta canción, que es una de las canciones más infundidas de reggae en el, porqué no decirlo, ilustre catálogo de la banda. Junto con el ambiente veraniego que desprende «All Mixed Up», las actuaciones vocales de S. A. y Hexum son perfectas; ambos se adaptan a la atmósfera quizá menos cálida de la banda con gran precisión. Por otro lado, «Purpose» comienza como si fuera una pista de reggae tradicional, pero finalmente se transforma proporcionándonos esos coros rockeros tan característicos de 311.
Pero para muchos de sus fans, «la joya escondida» de este trabajo bien podría ser la número 11, el primero de los tres singles que se extrajeron de este Blue Album, «Don’t Stay Home», un tema repleto de melodía y, sobre todo, de una gran creatividad. Quizá el hecho de que se lanzara antes que «Down» provocó que no lograra llegar allí donde seguro que tendría que haber llegado, pues su repercusión no fue la esperada. Tras una introducción suave a cargo de ese genio de la batería llamado Chad Sexton, una guitarra retorcida y un Hexum cantando en lugar de repeando, nos dirigen de lleno a lo que comúnmente en inglés se conoce como hook, que no es más que ese adictivo estribillo:
«Don’t stay home this time no don’t stay home
If he don’t have to he don’t want to
Don’t stay home this time no don’t say no.»
La cosa llega al clímax cuando Hexum se desata poco antes del segundo minuto. Un tema tremendamente entretenido.
«Misdirected Hostility» se inicia con otro de los deliciosos riffs de apertura de Mahoney. Este medio ritmo nos muestra una vez más a ambos vocalistas intercambiando rimas sin cesar. La canción alcanza su máximo apogeo cuando Hexum se confiesa con aquello de:
«In 1989 I was cocaine and Jim Beam
But now it’s 95 and I’m ginseng.»
El vocalista estuvo enganchado durante años a las drogas duras y al alcohol, pero esta canción -y otras canciones del álbum- dejan meridianamente claro que esos excesos forman ya parte de su pasado y que ahora tiene una mentalidad mucho más positiva. Ginseng > Whiskey.
«Loco» y «Brodels» quizá sean dos de mis temas menos preferidos de este trabajo. Mientras que la primera gira entorno al mundo de las drogas, la segunda habla sobre la verdadera amistad, sobre los amigos (brodels) de verdad.
«DLMD», acrónimo de «Don’t Let Me Down» (he leído por ahí que decidieron utilizar esta fórmula abreviada por respeto al tema del mismo nombre escrito por The Beatles en 1970 para su álbum Hey Jude), es uno de los temas más agresivos, líricamente hablando. La canción comienza con un Hexum diciendo eso de «Don’t let me down» mientras que el rap de Martínez establece el tono general de una canción que gira entorno a la violencia de género. Las letras distorsionadas de Martínez se complementan con la voz de Hexum. La canción llega a su punto más elevado -glorioso es poco- a través de ese final en el que Nick repite hasta la saciedad:
«If you hurt her again I’ll fuck you up.»
Justo antes de acabar por todo lo alto, encontramos «Sweet», la pista más suave del álbum que actúa a modo de un más que necesario y merecido descanso después de cagarnos en la madre que parió de todo aquel que desprecia la figura de la mujer en esta puta sociedad. En su punto más alto, hay un riff muy santanesco de Mahoney sobre un coro de Martínez, que culmina en uno de sus dulces e inconfundible solos.
La rockera, potente y contundente «T & P Combo» pone el ruidoso y abrasivo punto final a este excelente Blue Album. El tema es famoso en sus directos por los pogos que se generan, pero musicalmente hablando podría ser de las más flojas de este trabajo.
El lanzamiento homónimo de 311 es una intrigante y excelente escucha. Es todo un catálogo de trucos en forma de 14 canciones. Al igual que su predecesor, 311 recibió elogios por parte de la crítica y las emisoras de radio no cesaron de darles cancha, algo que muchas bandas seguro que ansían en la actualidad. Es posible que el calor reinante de estos días no te deje disfrutar del ambiente tan veraniego que se desprende de este trabajo, pero escuchar este LP con el suave mecer de las olas del mar de fondo es algo que tod@s deberíamos hacer, al menos, 56 veces a lo largo de nuestras vidas.
El álbum veía la luz inmediatamente después de que el grunge empezara a no estar tan presente en nuestras vidas, justo cuando las emisoras de rock alternativo norteamericanas necesitaban -como agua de mayo- encontrar algo que no hablara de cosas como la heroína y de pegarse un tiro, y así es como irrumpió en nuestras vidas este 311, haciendo que los de Omaha lograran su forma más idealizada. Si bien un par de años más tarde Transistor desafió la fe de los fans más fanáticos de toda la vida, este álbum homónimo es el pico más elevado de la carrera musical de 311, capturando a la banda en su momento más cool y dulce. Admítelo: todavía tienes este álbum en ese maletín secreto de CD’s que guardas en el coche justo debajo del asiento del co-piloto, y te pones «Down» para menear la cabeza cuando crees que nadie te está mirando.
Dicho esto, perdonadme que insista. ¿Qué tienen en común bandas aparentemente tan dispares como Cream, U2, Muse, Dir En Grey, Radiohead, Thrice o 311?
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.