Independientemente de lo que pienses sobre 311, durante su primera década de existencia, era más que palpable que la banda lo gozaba de lo lindo, con y sin drogas de por medio. Irónicamente, Evolver (2003) fue el primer indicio de que los de Omaha comenzaban a sentirse atascados y desanimados por su propia fórmula alegre-musical, y su tan célebre P.L.U.R. parecía estar de capa caída. Aparte del subidón energético que nos provoca la inicial «Creatures (For a While)», en general, los riffs son planos y sin inspiración, y el estado de ánimo a lo largo de 40 minutos que dura el trabajo está casi por los suelos en todo momento. ¿Quién quiere un álbum de 311 triste? Ya os lo digo yo: nadie.
Tras esta entradilla, toca hablar un poco sobre la banda y sus orígenes, cosa que ya he hecho en repetidas ocasiones en este, vuestro magazine preferido, y lejos de evitarlo en esta ocasión, lo voy a volver a hacer, aunque solo sea por rellenar la cosa. 311 se formó en 1988. Tocan reggae, hip-hop, funk, dancehall, punk-rock y muchos otros estilos de música. No consiguieron un contrato discográfico hasta 1992 cuando firmaron con Capricorn Records, por lo que hasta entonces auto-editaron tres álbumes por sí mismos: Dammit! (1990), Unity (1991) y el EP Hydroponic en 1992. Su último lanzamiento hasta la fecha, Voyager, vio la luz en 2019.
Evolver es un álbum que marca un punto fundamental en la discografía de la banda. Con una mezcla diversa de estilos y experimentación, la banda liderada por Nick Hexum se propone explorar nuevos horizontes, pero flojea demasiado a menudo. Sin embargo, el álbum logra mostrar la combinación característica de 311 de elementos de reggae, rock y rap, atrayendo tanto a l@s fans más leales como a oyentes curiosos que buscan algo diferente.
Tal y como ya apuntaba más arriba, la canción de apertura, «Creatures (For a While)», marca la pauta con su enérgica fusión de ritmos de reggae y riffs con infusión de rock. Sirve a modo de recordatorio de la capacidad de la banda para crear melodías pegadizas e icónicas que se han convertido en su marca registrada. Sin embargo, a medida que avanza el álbum, se hace evidente que Evolver es una mezcla de ideas —más o menos inspiradas— y experimentos.
«Reconsider Everything» y «Beyond the Grey Sky» siguen el ejemplo con fuertes melodías y letras sinceras, pero el flujo del álbum comienza a sentirse un poco inconexo. Es como si 311 estuviera tratando de encontrar un equilibrio entre su sonido probado y verdadero y el deseo de aventurarse en un territorio desconocido.
Temas como «Still Dreaming» y «Give Me a Call» muestran las raíces reggae, agregando una sensación de calidez y familiaridad al álbum. Sin embargo, en comparación con sus éxitos anteriores con infusión de reggae, algun@s oyentes pueden sentir que estas pistas carecen de la misma chispa y pasión.
«Other Side of Things» es algo así como un intento ambicioso de incorporar elementos electrónicos al sonido de la banda. Si bien la experimentación es encomiable, la ejecución se siente algo desordenada, dejando al oyente anhelando un resultado más rico y pulido.
Uno de los aspectos más destacados del álbum es la final «Sometimes Jacks Rule the Realm», una pista que combina ritmos funky con el impresionante trabajo de batería de Chad Sexton. Esta canción resume el talento de la banda para incorporar diferentes elementos musicales a la perfección.
Por otro lado, algunas canciones como «Crack the Code» y «Same Mistake Twice» podrían ser mucho mejor de lo que son si hubieran puesto más empeño. El deseo de la banda por innovar a veces eclipsa su capacidad para crear melodías y ganchos memorables.
Evolver es un álbum flojo —pero no siempre— que intenta traspasar los límites y explorar nuevas vías musicales. Si bien es admirable ver a una banda evolucionar y experimentar, algunas pistas carecen de la cohesión y la solidez que sí vemos en sus trabajos anteriores, como por ejemplo 311 (1995) y Soundsystem (1999). Sin embargo, el álbum no está exento de momentos de brillantez, demostrando el talento perdurable y la pasión de 311 por crear música «que te llega».
Para los fans más fans de 311, Evolver ofrece una nueva perspectiva y la oportunidad de apreciar la disposición de la banda a evolucionar. Para los recién llegados, podría ser más beneficioso comenzar con sus álbumes anteriores para comprender completamente la esencia del sonido único de 311. En última instancia, Evolver sigue siendo un capítulo interesante en el viaje musical de la banda, que nos recuerda que incluso con la experimentación, la evolución no siempre es un proceso perfectamente fluido.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.