Normalmente el día de cualquier concierto es siempre especial, pues hay una preparación previa repasando la discografía del grupo en cuestión, incluso sorprendiéndote redescubriendo temazos que por diferentes motivos no se les había prestado la suficiente atención. Pero en esta ocasión era diferente.
Mucho ha llovido ya desde que mi yo adolescente se viera atrapado por el Rock (en mayúsculas) convirtiéndome en lo que soy gracias a la influencia de mi tío, diez años mayor que yo y punk rocker. Sí, Chuck Berry, Elvis, los Stones sonaban en casa durante aquellos años sin olvidarnos de Loquillo, La Frontera, Siniestro Total o los que destacamos hoy, Los Rebeldes, fueron los primeros pasos que marcaron el camino a seguir. Camino amenizado con las amistades del instituto, compartiendo la misma pasión y discos que perduran en la memoria y en nuestra colección de discos (Juanjo, aún tengo que devolverte el Cervezas, Chicas y Rockabilly!)
¿A qué viene toda esta brasa? Pues para poner en contexto la importancia de un grupo como Los Rebeldes, que con 40 años de Rock (me repito, en mayúsculas) ha dejado por el camino auténticos himnos que nos han marcado de por vida.
A Los Rebeldes, como comentaba en la previa del concierto, los identifican con varias canciones que se han repetido en las radio fórmulas hasta la saciedad. Pero son mucho más que eso, son unos incansables luchadores liderados por Carlos Segarra después de los innumerables cambios de formación y trampolín para otros proyectos de éxito como en el caso de Dani Nel·lo.
Como decía, el 14 de junio lo teníamos marcado desde hace mucho en nuestro calendario. Llegamos antes de que abrieran las puertas de la sala al público general, ya que los que adquirieron entrada VIP entraron antes para disfrutar de un momento con la banda y las pruebas de sonido. Así que viendo la cola que se estaba creando, aprovechamos los bares con terraza del centro comercial que rodea la sala para refrescarnos con zumo de cebada.
Sobre las 20:30 en el interior de Bikini ya se respiraba un ambiente especial. La sala superaba los tres cuartos de capacidad a media hora del comienzo del concierto y detrás nuestro aún seguía entrando público. Esto pintaba a lleno.
La estética rocker de muchos de los y las presentes era evidente, así como que la media de edad indicaba que eran seguidor@s de toda la vida. Muchos habían peinado añorados y frondosos tupés en aquellas despejadas cabezas.
Cogimos posiciones en mitad de la sala y allí nos quedamos instalados durante todo el concierto empezado cinco minutos más tarde de las nueve. La banda, sin Carlos Segarra, instalada sobre el escenario empezó a tocar ovacionada con un sonido impecable antes que Miguel Ángel Escorcia a la guitarra se presentara con el clásico “somos vuestra banda de rock favorita” previo a la presentación y entrada de Carlos Segarra. El público se volcó por completo con los primeros compases de “Quiero ser una estrella”. Unos iniciales problemas de sonido con la blanca Gretsch de Carlos se vieron rápidamente solucionados con el cambio de la misma por una de color negro, por lo que todo continuó sin problemas. La voz de Carlos fue mejorando durante el concierto, algo castigada al principio pero sin perder la magia en ningún momento.
“Las dos caras de la misma moneda” y la fiestera y muy coreada “Agua de Valencia” calentaban el ambiente desde el primer momento con una banda compenetrada y a un nivel altísimo. Carlos estaba eufórico y lamentó que no pudieran entretenerse demasiado pues el horario de la sala estaba limitado a las dos horas de show. La primera colaboración llegó con el primer tema que tocaron de su reciente “Rock Ola Blues” (2019). El escenario pareció empequeñecer cuando los cinco miembros de Velvet Candles salieron al escenario y hacer los coros con sus magníficas voces de la biográfica “El chico de la guitarra”. Situados en el escenario a nuestra derecha entraron y salieron con alguna dificultad a causa del reducido espacio disponible.
La bella “Recuerda” nos transportó al pasado antes de subirnos a la “Harley del 66” con la vuelta de Dani Pérez colaborando al saxo, momento en el que los engorrosos móviles se alzaron para grabar y taparme la magnífica colaboración. Dani Pérez lo dio todo dejando constancia de su maestría. Gran ovación.
Destacar también al gran Cuti Vericad al piano, situado a nuestra izquierda y con una estética que me recordaba a Van Morrison, se marcó una actuación memorable.
“El loco de la autopista” no dejó descanso antes de que Carlos nos presentara la lamentable experiencia vivida para crear la genial “Un español en Nueva York” con la colaboración de la Big Band Boom, sección de vientos que ha colaborado en su último disco y que estuvieron presentes en gran parte del concierto. De nuevo vuelvo a tener la penosa presencia de móviles a la altura de mi cara impidiendo mi visión de parte del escenario.
Carlos se despojó de su guitarra, lo haría en varios temas, para cantar el jazz rock de “Mia” para a continuación sorprender al personal y a los propios invitados llamando a los aclamadísimos Dani Nel·lo, Aurelio Morata y Dani Pérez. Carlos alteró el orden de las colaboraciones por lo que tuvo que salir a llamar a Aurelio que estaba aún en el backstage. Entre risas y bromas Carlos dijo que él era el encargado de modificar el show. Tocaron “No quiero verte” con todo el público entregadísimo.
Éramos los afortunados invitados a una fiesta con unos anfitriones de lujo. Muchas caras de sorpresa e incredulidad he visto cuando explicaba a los que me rodeaban a quienes íbamos a ver en directo, no sabían lo que ésta gente sabe hacer y ofrecer en directo.
Después de otra sonora ovación para Aurelio y Dani Pérez, Dani Nel·lo permaneció en el escenario para recordar y dedicar “Esa manera de andar” al recientemente fallecido Dr. John.
Las presentaciones de los temas por parte de Carlos mostraban complicidad con el público presente. Entre bromas y risas presentó “El gato chivato” que precedió a “Anoche”, ambas de su último trabajo. Se nota que están contentos con el resultado del reciente Rock Ola Blues (2019), pues cayeron con muy buena aceptación cuatro de los doce temas que lo componen.
Dani Nel·lo nos sorprendió cantando una magnífica y aclamadísima “Inmabelle”, precedida con alguna batallita de los protagonistas, antes que entraran entre risas y abrazos Pep Sala y Jaime Stinus para interpretar “La Rosa y la Cruz”. Al compartir Carlos y Pep las voces tal vez quedó algo deslucida, ya que no me transmitió la emotividad que lleva impregnada la letra. Para sorpresa de muchos de los presentes interpretaron “Las Reinas” , con Carlos recordando los años en que Jaime produjo su “Tiempos de Rock & Roll” (1991) y el viaje a Memphis.
La fiesta ya no tenía vuelta atrás con una sala hambrienta de más rock & roll. Así que “La ciudad donde nací” y “Mi generación” no dieron tregua.
Las sorpresas no acabaron y se notaba que el tiempo es oro, así que dieron paso a Jodie Cash que con su tremenda voz montaron una fiesta interpretando “Rebeca”, en la que Carlos bailó con Rebeka, una de las invitadas del público a subir al escenario. Después de todo el subidón una breve pausa, apenas perceptible pues rápidamente reiniciaron a causa del tiempo marcado (según mi impresión).
Carlos siempre ha sabido rodearse de músicos excelentes durante todos éstos años, pero la actual formación no tiene fisuras. Ha encontrado un gran aliado en la genial guitarra y personalidad de Miguel Ángel Escorcia. Hay complicidad y eso se demuestra en pequeños gestos y miradas. Miguel Miñana al contrabajo, de discreto protagonismo pero infalible ante tamaño instrumento, Pedro Delgado a la batería, sólido y contundente y el magistral piano de Cuti Vericad son una apuesta ganadora. Así que con tremendo grupo se marcaron un pequeño medley en los que versionaron dos clásicos como “Gimme some Lovin’” y “Come on Everybody” antes de tocar la eterna “Mediterráneo”. Gran complicidad y genial Miguel a la guitarra.
De nuevo la Big Band Boom salió para acompañar el título que da nombre a su último trabajo. “Rock Ola Blues” suena espectacular a la vez que nos despierta la añoranza de la juventud pasada. “Algunos ya no están, su recuerdo seguirá mientras suene una canción de rocanrol” dice casi al final de la canción con toda la certeza del mundo. Allí estaba en la mejor de las compañías y los que no estaban, aparecieron en la memoria.
La banda abandonó el escenario dejando a Carlos en el escenario para presentar uno de los momentos más esperados de la noche, la posibilidad de ver de nuevo a Los Rebeldes originales sobre un escenario. Aurelio Morata y Moisés Sorolla ocuparon de nuevo contrabajo y batería respectivamente para deleitarnos con un par de versiones de clásicos del rock. La magia y la complicidad transmitida entre éstos músicos es digna de estudio. Tal como dijeron entre bromas “para ensayar tan poco no está nada mal”. Simplemente espectacular.
Lamentablemente llegaba el final del concierto y Carlos nos comunicó que únicamente les permitían tocar un tema más, así que llegó la que muchos de los que estábamos allí esperábamos escuchar. “Mescalina” nos electrificó a tod@s dejándonos felices y eternamente agradecid@s por la gran noche de rock & roll.
Aplaudidos y ovacionados tod@s l@s invitad@s salieron al escenario para agradecer a los asistentes su apoyo.
Mil gracias por noches como éstas.
¡Salud y Rock & Roll!
Setlist Los Rebeldes:
Quiero ser una estrella
Las dos caras de la misma moneda
Agua de Valencia
El chico de la guitarra
Recuerda (Eddie Cochram Cover)
Harley del ’66
El loco de la autopista
Un español en Nueva York
Mía
No quiero verte
Esa manera de andar
El gato chivato
Anoche
Inmabelle
Vestida de azul
La Rosa y la Cruz
Las Reinas
La ciudad donde nací
Mi generación
Rebeca
Gimme Some Lovin’ / Come on Everybody
Mediterráneo
Rock Ola Blues
(Versiones de clásicos del rock)
Mescalina
Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita.
Salud y Heavy Metal.