Que una banda toque en estadios, en plazas y en salas de conciertos preparadas para ello es lo que, probablemente, aguarda la mayoría del público melómano. Sin embargo, la imaginación, el atrevimiento, la curiosidad o el ingenio de los músicos de todo el mundo les ha conducido a éstos, desde siempre, a probar infinidad de sitios distintos a los habituales; provocando, de ese modo, novedosas sensaciones en los espectadores y que éstos sumen, en su memoria, una experiencia insólita y fresca, la cual quizás tengan la oportunidad de disfrutar una sola vez en toda su existencia.
Desarrollaremos aquí 5 hard rockeras actuaciones, en directo, que transcurrieron en emplazamientos de lo más inusual y al final del reportaje, nombraré otros casos de este tipo que se encuentren relacionados con grupos del propio rock y de otros géneros musicales.
La Antártida y Metallica (2013)
Por aquellas heladas latitudes del Sexto Continente, concretamente, en el helipuerto de la base argentina Carlini, Metallica ofició un concierto, el cual consideraron ellos mismos el más memorable de su carrera y eso que el cuarteto, con base en San Francisco, ya habían actuado en el Polo Norte, en 1996. Aquel estrambótico evento, de 2013, en el extremo Sur, se desarrolló dentro de una resistente cúpula translúcida de 15 metros de diámetro y seis metros de alto; especialmente acondicionada para la ocasión.
Allí asistieron 20 afortunados aficionados, escogidos éstos por sorteo a través de la marca patrocinadora Coca-Cola. Dichos presenciales seguidores del grupo tuvieron que colocarse auriculares, por motivos ecológicos, para poder escuchar la actuación en vivo y además, los instrumentos de la agrupación californiana no funcionaron a base de electricidad sino gracias a paneles solares para favorecer el tema medioambiental; el cual estamos comentando.
También se hallaban entre la concurrencia de aquel inédito evento, en la Antártida, algunos científicos y periodistas de diferentes nacionalidades; sumando un total de 120 personas si contamos también a los organizadores. Agregar que, por aquellas coordenadas, la temperatura alcanzó los 20 grados bajo cero.
10 temas del grupo norteamericano como son “Welcome Home (Sanitarium)”, “Enter Sandman”, “Master of Puppets”, “One” “Creeping Death”, “Sad bat True”, “Blackened”, “From Whom the Bell Tolls”, “Nothing Else Matters” o “Seek & Destroy”, fueron los que sonaron durante los 60 minutos que duró aquel infrecuente bolo, en 2013. Entonces, James Hetfield, Lars Ulrich, Kirk Hammet y Robert Trujillo regalaron varias púas de guitarra a los asistentes y los mismos músicos de Metallica terminaron muy satisfechos e hipnotizados con aquella irrepetible y algo improvisada experiencia, tan cerca de aquellos colosales glaciares. A todo aquel inédito suceso se le concedió difusión para el público de Latinoamérica, en directo, a través de la web de la propia Coca-Cola (vía streaming) y luego se reflejó toda aquella aventura de Metallica en el documental Freeze ‘Em All. En definitiva, una meridional vivencia imposible de borrar en el recuerdo.
El centro psiquiátrico y The Cramps (1978)
Los estrafalarios neoyorquinos The Cramps recorrieron la friolera de 5.000 kms desde su ciudad natal hasta llegar a la localidad de Napa State, en California, donde esta banda de punk-rock ofreció una actuación en una institución mental de esa localidad, en 1978. Una de las frases que pronunció, en dirección al público, el vocalista Lux Interior al iniciarse el concierto fue: “Nos han dicho que todos ustedes están locos pero yo no estoy tan seguro de eso. Yo los veo estupendamente”.
Acto seguido y durante unos 20 minutos, sonaron canciones al estilo punk-rock y psychobilly como “Mystery Plane”, “The Way I Walk”, “What’s Behind the Mask”, “Domino”, “Love Me”, “Human Fly” o “Twist and Shout”, con un audio y una iluminacion que no alcanzaron un mínimo de calidad técnica.
Bart Swain, responsable de ese Hospital de Napa pensó, de entrada, que aquel concierto tendría un efecto positivo sobre los pacientes de la propia institución mental, tal como había ocurrido con algunos suaves y relajantes cuartetos de cuerda que ya había contratado anteriormente; así que el mismo Swain concedió luz verde a los promotores sin conocer, apenas, quienes eran The Cramps ni que practicaban un malhumorado punk.
Lógicamente, aquello no fue como el director del centro tenía previsto. Efectivamente, John Gullak, el guitarrista del otro grupo punky que completó la actuación, The Mutants (originarios de San Francisco), relató que la experiencia fue “marciana” y con sensación de irrealidad; con el público riendo sin motivo y sin fijar la vista apenas en los músicos. De hecho, el propio Lux Interior se mezcló además entre la confusa y sobreexcitada multitud, la cual se apoderó del micrófono y comenzó a emitir gruñidos ininteligibles. El caos fue total y debido a ese desconcierto general de todo el personal, aprovecharon para fugarse 16 internos de los 200 que asistieron al concierto; así que a partir de entonces, varios centros para enfermos del mismo tipo no permitieron usar sus instalaciones para otras actuaciones similares de The Cramps.
Sin embargo, Joe Reese y Jim Hoffman-Kowall, miembros de Target Video, la empresa que organizó y filmó aquel heterodoxo directo, opinaron que la gente se lo pasó en grande en la clínica de Napa State y obtuvo un mágico sentimiento de libertad. Estuvo de acuerdo con ambos, el reportero asistente Howie Klein, de la revista New York Rocker, el cual también afirmó de que hubo una positiva sintonía entre los oyentes y el propio grupo; sin embargo, se rumoreó que el propio Klein era un promotor encubierto de aquella función especial de 1978. Así pues, se dieron opiniones de todos los colores acerca de un recital que no dejó indiferente ni al más pintado.
El barco y los Sex Pistols (1977)
El 7 de junio de 1977, se cumplía el 25 aniversario del reinado de Isabel II y era un día festivo y de desfiles en Inglaterra pero, por sorpresa y a través del río Támesis, se acercó hacia el edificio del Parlamento una embarcación con intenciones de causar un disgusto a las altas esferas británicas. Entre sus pasajeros se hallaban unos enrabietados, clandestinos y desaliñados The Sex Pistols, los cuales habían montado una estruendosa jarana; la cual derivaría en concierto en la propia cubierta de la nave.
Por lo tanto, al anochecer los Pistols comenzaron a tocar temas incendiarios como la propia “God Save the Queen”, cuya letra despedazaba a las instituciones del Reino Unido, que había vendido ya 150.000 copias en formato single desde que fue publicado el mes anterior y que se prohibió en todas las emisoras de radio y televisión de aquel país. Aquel amotinado crucero simbolizaba una protesta por el empobrecimiento de la clase obrera inglesa y pretendía satirizar el oficial tour fluvial que la propia mandataria monárquica efectuaría dos días después, por aquellas mismas aguas.
Al radical combo londinense les acompañaban en aquel temerario viaje sus novias y unos cuantos amigos, además de varios cronistas y fotógrafos. Para poder disponer de aquel transporte acuático, Richard Branson, dueño de la discográfica Virgin había mentido al capitán del barco, diciéndole a éste que aquello era un acto de beneficencia para un hospital público y tras esa jugada, el sagaz apoderado Malcolm McLaren se encargó de organizar todo el tinglado.
Ya desde el mediodía, el alcohol y la juerga inundaron el ambiente de aquel navío bautizado como Queen Elizabeth, como clara burla a la realeza. Por otro lado, la consiguiente nocturna actuación, en directo, no hizo más que tener tremendos problemas técnicos de acople entre el micrófono del vocalista y los altavoces, sin embargo, aquello era lo que menos importaba a The Sex Pistols.
Entonces, aquella comitiva rebelde fue completamente rodeada por varias lanchas policiales, las cuales tocaron las bocinas a los insurgentes y les dieron avisos a través de los megáfonos, acerca de detener aquel acto reivindicativo. A todo este asedio, la respuesta de los Pistols fue continuar tocando sus instrumentos y hacer sonar canciones como “No feelings”, “Anarchy in the U.K.” “Pretty Vacant” y “Problems”; incluso con el frontman Johnny Rotten insultando, gravemente, a los agentes de la Ley. Por lo tanto, la situación era de altísima tensión entre las fuerzas del orden y aquel sublevado colectivo, así que aquello podía explotar de modos imprevisibles y violentos, en cualquier instante.
Al observar todo aquel inesperado espectáculo, la muchedumbre que caminaba por el puente o estaba en la orilla, comenzó a mostrar todo tipo de reacciones: o no comprendían nada o estaban sumamente cabreados con ese desafío o se reían de aquella rara situación musical y sociológica.
Finalmente sucedió todo lo siguiente: 1) la embarcación fue conducida al muelle. 2) La policía abordó la cubierta. 3) Se terminó, de golpe, el singular y provocativo concierto. 4) Tras una trifulca, el propio representante del combo, todos los “roadies” y algunos amigos de la banda resultaron arrestados. 5) Los propios músicos Sid Vicious, Steve Jones, Paul Cook y Johnny Rotten salieron del barco bajo vigilancia policial aunque no fueron detenidos en aquel momento (algunas versiones cuentan que escaparon de los agentes). 6) Se presentaron varios cargos judiciales contra el entorno de Sex Pistols. 7) La totalidad de los rotativos británicos se hicieron amplísimo eco de aquel áspero incidente y todo el planeta tuvo constancia del mismo.
La controversia fue de las más estridentes que se recuerdan en la Historia del Rock, aunque más de cuatro décadas después, en Junio de 2022, el ex vocalista de los Pistols moderó, radicalmente, su postura y declaró que extrañaría a Isabel II cuando ella ya no estuviera y habló bien de ella. Así pues, cuando la monarca falleció, dicho artista envió sus condolencias, aunque sus antiguos compañeros de banda, Paul Cook y Steve Jones, no fueron tan generosos. Así pues, ¿aquellos explosivos sucesos de 1977 habían quedado atrás, definitivamente?
La caja hermética y Unfanthomable Ruination (2014)
En el año 2014, en mitad de una calle de Londres apareció un inquietante y enorme cubo hermético y de acero, llamado Box Sized Die, el cual representaba una crítica a las oficinas cuadradas donde trabajaba la gente según el autor de la idea, el artista portugués Joao Onofre, el cual había organizado una exposición general llamada “Esculturas en la ciudad”.
Entonces, se presentó allí el grupo originario de la propia metrópolis, Unfanthomable Ruination, los cuales tocan death metal. Una vez allí, una persona encargada les abrió la puerta del opaco hexaedro negruzco de 183 centímetros en todas sus dimensiones y la banda montó sus instrumentos, como pudo, dentro aquel objeto de aspecto cuadrangular donde apenas cabían unas pocas personas…¡aquellos músicos se disponían a celebrar un concierto en dicho reducido espacio!
La banda portuguesa Holocausto Canibal, compatriotas del propio Joao Onofre, ya había probado la misma experiencia en 2013, en Oporto (¡incluso repitieron en 2018 y 2019!) y ofrecieron consejos y ánimos, días antes de la “performance”, a los propios Unfanthomable.
Así que, en aquel 2014, aquellos intrépidos intérpretes empezaron a tocar ante la incredulidad de la gente que pasaba por allí y una persona del servicio de seguridad cerró la puerta de aquel cubículo. Aunque, para la ocasión, los cuatro miembros de Unfanthomable Ruination describieron luego su propio repertorio como intenso y brutal, los escamados espectadores no pudieron ni audicionar ni distinguir la música desde fuera porque además, la claustrofóbica caja estaba insonorizada por completo. Entonces, algún que otro curioso acercó la oreja a las paredes del objeto cuadriforme y quizás, alguna vibración sí que pudo percibir aunque sin entender, con ninguna nitidez, el sonido que provino desde dentro.
De todos modos, aquello duró poco ya que a los 14 minutos se tuvo que terminar aquella peripecia por falta de oxígeno, aunque hubo una segunda intentona de 19 minutos. Se rumoreó, incluso, que morbosos aficionados al grupo apostaban…¡a que miembro del mismo fallecería primero!. Y es que pesar de los consejos médicos de no practicar esa pavorosa actividad, dicha agrupación londinense había querido jugársela hasta incluso poner en peligro sus propias vidas. Ya después del tan atípico bolo, los músicos de Unfanthomable Ruination declararon a la cadena CNN que había padecido un calor infernal pero que mereció la pena aquel experimento extremo en nombre del Arte. Después de aquella excéntrica publicidad, el número de fans de esta banda aumentó considerablemente.
Como en cada ciudad que visitaba, con aquella misma exposición del cubo, el mismo escultor Joao Onofre invitaba a tocar dentro a una banda distinta, también participaron algunas más de death metal como Sacred Sin, en Lisboa (2007); Darkmoon, en Basilea (2008); Gorod, en Burdeos (2010); Vidres a la Sang (2010); Konktra, en Copenhague (2011); No Return, en París (2011); Serial Butcher, en la ciudad belga de Alost (2012 y 2013); Sogerth, en Vitoria-Gasteiz (2015); Avulsed en Madrid (2015) y Caustic, en Barcelona (2016).
Sin embargo, fueron los propios Unfanthomable Ruination los que obtuvieron, infinitamente, más repercusión que todas esas otras bandas mencionadas que, antes o después que dichos londinenses, llevaron a cabo aquella especie de estremecedor happening.
La bolera y The White Stripes (2007)
Saskatoon Town (ciudad originaria del grupo The Sheepdogs, por cierto), Canadá, primeros de julio de 2007.
Por aquel entonces, Allison Hunter era la propietaria del negocio familiar Eastview Bowl, fundada ésta en 1977. Cogió ella, entonces, el teléfono para contestar a una extraña llamada de alguien que decía ser un representante musical. Entonces éste último le rogó a la dueña a ver si The White Stripes podían dar un concierto gratis en su establecimiento. Ella accedió aunque no estaba muy segura de si se trataba de una broma pero, de todas maneras, anunció y avisó de la actuación, a sus clientes, por móvil, por Facebook y por e-mail.
El día del concierto la gente jugaba a los bolos sin inmutarse hacia las 2:45 de la tarde. Allí no parecía que fuera ocurrir nada emocionante que no fuese un strike. Sin embargo, de repente y sin avisar, unos roadies instalaron un kit blanco de batería, un sintetizador, unos amplificadores y también colocaron una guitarra roja; todo ello justo en la zona donde se coge carrerilla para tirar la bola por la pista. La expectante gente comprobó que aquello podría ir en serio y cogió posiciones donde pudo: en los bancos de plástico, en los apoyaderos donde están las bolas de juego o en el bar de la propia bolera.
Pasadas las 3 de la tarde, Jack y Meg White aparecieron por una puerta trasera que estaba junto a las pistas y cruzaron por en medio de las mismas. Un cámara los siguió y una pasmada multitud de unas 200 personas comenzó a hacer fotos con sus móviles, ante la irrupción de las dos estrellas procedentes de Detroit.
Entonces, The White Stripes empezaron a tocar el tema “Red bowling ball Ruth” (precisamente, relacionado con el tema de los bolos), además de“Let’s Shake the Hands”, “Lafayette Blues”, “I Fought Piranhas” y finalmente, “Let’s Build a Home”; completando un set de unos 15 minutos.
Entonces, a punto de terminar esta última canción Jack White, se puso la guitarra a la espalda, agarró una bola y se puso a jugar una partida, con un primer intento totalmente fallido. Después rasgueó un par de acordes más de manera contorsionista y acto seguido, ejecutó un segundo lanzamiento, derribando esta vez ocho de los 10 bolos. Entonces, el músico retornó dos metros hacia su sitio original de actuación y completó la última parte de la propia “Let’s Build a Home” y así, de ese modo, concluyó la curiosa performance, ante la aclamación popular.
De tal modo, Jack y Meg se largaron, velozmente, hacia el camerino pero la gente se pasó un par de minutos demandando un bis. Al final, los “pipas” recogieron los instrumentos y la popular pareja de Michigan se esfumó sin firmar autógrafos. Sin embargo, uno de los fans se las arregló para recoger la bola con la que el cantante y guitarrista había arrojado un tiro y el propio seguidor se llevó dicha esfera de juego para su casa, considerando la misma como un preciadísimo souvenir.
Las excentricidades, en directo, no concluyeron aquí durante esa gira por Canadá, de 2007, ya que los propios White Stripes también actuaron en otros lugares de lo más sorprendente…
Terminaremos añadiendo que muchos otros músicos de varios géneros musicales también han hecho conciertos de este tipo. Se podría hablar durante varias semanas sobre ello pero aquí solamente citaremos, de pasada, solamente unos cuantos casos.
The Beatles en la azotea de un edificio (1969), Foo Fighters en varios garajes (2011), The Edge en la Capilla Sixtina del Vaticano (2016), Fucked Up en un escaparate de una tienda de Nueva York y durante 12 horas seguidas (2008), Grateful Dead en las Pirámides de Egipto (1978), Rare Against the Machine en Wall Street (2000), Belle and Sebastian en una biblioteca (1996), Jamiroquai en un avión (2007), Chrystal Fighters en una cueva (2013), los noruegos Adjagas en un monte a 600 metros de altura (2005), Katie Melua en una plataforma a 300 metros debajo el mar (2006), Charlie Simpson en Siberia (2012), Arcade Fire en un ascensor (2007), Pink Floyd en las ruinas de Pompeya (1971) y así un extravagante etcétera, etcétera, etcétera.