Intentar quedarte con tan solo cinco discos es una ardua tarea y más si consumes música sin parar pero siempre existen esos trabajos que te impactan y se marcan a fuego en tu cerebro. Aquí va mi lista sin orden específico…
Death – Symbolic (1995)
Recuerdo que en el año 1995 algo había escuchado de Death, uno de los grupos pioneros en lo que a death metal se refiere pero nunca había indagado como era debido. Leí una crítica en una revista especializada en la que lo dejaban muy bien y ese mismo día me dirigí a una tienda para hacerme con él. Estuvo girando en mi reproductor decenas de veces descubriendo a cada escucha un nuevo detalle, una nueva guitarra, un arreglo de batería, unas voces ocultas y hoy día sigo descubriendo cosas nuevas. Para mi es uno de sus mejores discos a nivel técnico y a nivel de producción pero más que nada por la calidad de las canciones creando verdaderos himnos con letras mucho más maduras que en sus primeras obras y alejadas del gore y la muerte. Su anterior disco también me parece muy bueno pero un poco más retorcido y si tuviera que elegir otro que no fuese éste me quedaría con Human (1991). Automáticamente me hice fan acérrimo del grupo y no paré de ir adquiriendo su material descubriendo sus inicios y su evolución desde un primitivo death metal hasta un exquisito metal progresivo aunando un sinfín de influencias.
Decapitated – Nihility (2002)
Descubrí a Decapitated por su anterior disco. A través de un par de recopilatorios escuché un par de canciones de un death metal agresivo y sin concesiones con un nivel técnico sorprendente por la juventud de sus integrantes que rondaban de media los quince años. Transcurridos dos años de la salida de su primer trabajo, Winds Of Creation (2000), me lo encontré en la estantería de una tienda y sin dudarlo lo adquirí. Esas sonoridades tan extremas no estaban tan arraigadas como hoy día en mi capacidad de absorber y entender ciertos estilos musicales y aunque lo intenté varias veces no me convencía pero por alguna razón al tiempo lo volví a revisar y realmente me impactó. De parecerme todo el disco igual empecé a captar detalles y cosas que me habían pasado desapercibidas en las primeras escuchas en las que solamente escuchaba una amalgama de caña burra casi sin sentido. Que equivocado estaba ya que en Nihility adquirieron una madurez compositiva que muchos ya querrían tras muchos años de trabajo. Canciones como «Mother War», «Names», la propia «Nihilty» o la icónica «Spheres Of Madness» te introducen en un torbellino de puro death metal rápido, técnico y conciso, preciso como un bisturí y además con una temática muy madura poco acorde con la edad de sus componentes. Se trata de un disco que de vez en cuando lo voy recuperando y me sigue haciendo disfrutar como en antaño.
Dream Theater – Metropolis Pt. 2: Scene From A Memory (1999)
Conocía a Dream Theater desde hacía tiempo por discos como Image And Words (1992), Awake (1994) o Falling Into Infinity (1997) y de pronto sacaron este disco en el año 1999. Me lo compré y al llegar a casa y ponerlo fue casi orgásmico. Lo escuché en dos actos tal cual está dividido el disco y me pareció una obra maestra. Seguramente peque de pomposidad en algunos momentos y empalague en algunos trozos de algunos cortes pero se trata de una obra conceptual que se debe valorar en su totalidad. El nivel técnico desplegado es alucinante y más teniendo en cuenta que su anterior disco no era un alarde de tecnicismo y más bien era un disco bastante plano y soso aunque a mí me gusta particularmente. La parte instrumental del disco es una maravilla y tiene una de las canciones más locas que han compuesto nunca. «Scene Seven: I. The Dance Of Eternity» es un no parar de cambios de compás, métrica y tempo donde se ve claramente la evolución del grupo y el llegar a un nuevo nivel. Más de una hora y cuarto de pura maestría donde las canciones se van sucediendo una tras otra de forma natural creando un todo. Los pude ver en directo en esa gira y el poder ver con imágenes todo lo que se escucha en el disco fue una experiencia alucinante. Un gran disco que no deberías dejar pasar si te gusta el estilo.
Entombed – Clandestine (1991)
Estoy enamorado de su primer disco que me parece una maravilla y una pieza angular para entender el death metal tal y como se hace hoy día pero era un trabajo un poco alocado, sucio y con esa esencia punk y macarra. Con Clandestine supieron coger todos los ingredientes de Left Hand Path (1990) pero pasándolos por un tamiz y rociándolo de una madurez musical exquisita. Parece mentira que tan solo haya un año de diferencia entre ambos pero su primer disco contenía más que nada re grabaciones de canciones de sus demos y de su anterior etapa como Nihilist mientras que Clandestine, aunque también contenía alguna canción del pasado, está plagado de grandes canciones originales creadas expresamente. Perdieron a LG Petrov como cantante y las voces fueron grabadas entre Anderson y Cederlund, obteniendo un gran resultado aunque Nicke no esté de acuerdo y piense que es su peor trabajo por cantar él. Asentó las bases del death metal añadiendo algunos elementos nuevos pero sin perder esa esencia de los 90. El cambio vino luego pero esto ya es otra historia.
Edge Of Sanity – Crimson (1996)
¿Cómo se puede empezar a hablar del DISCO? Pues empezaré diciendo que es una maravilla de la música contemporánea y que cualquier amante de la música metal, extrema y no extrema, debería escuchar por lo menos una vez en su vida. Un proyecto titánico formado por una sola canción de cuarenta minutos que salió en el año 1996 y dejó a toda la comunidad «metalera» con los ojos como platos. Una obra magna llena de pasajes variados con riffs muy ingeniosos, guitarras acústicas, pianos, voces guturales, voces limpias y un sinfín de detalles. Todo lo que toca Dan Swanö se convierte en oro y este disco no puede ser menos aunque en este lugar podría haber puesto algún que otro disco tocado por él como el Resurrection Through Carnage (2002) de Bloodbath o su disco en solitario Moontower (1999) que es otra maravilla e incluso Crimson II (2003) que fue perpetrado íntegramente por él pero creo que este tiene un halo de frescura que su segunda parte no tiene. Sin duda uno de los mejores discos que he escuchado en mi vida.