Con cuatro décadas de innovación y furia musical, Sepultura, la icónica banda brasileña de death/thrash metal, ha dejado una huella imborrable en la escena musical. En este recorrido nostálgico, celebramos su legado destacando cinco temas que, según cinco de nuestros intrépidos redactores, encapsulan la esencia y la evolución de estos titanes del metal. Con el reciente anuncio de su retiro, es el momento perfecto para sumergirse en los sonidos de la banda y rendir homenaje a una carrera llena de poder, pasión y resistencia.
Sepultura ha dejado una huella imborrable en el mundo del metal pesado, desde que irrumpió en la escena internacional con su debut en Roadrunner Records en 1989, Beneath the Remains, hasta que cerró su época clásica con el opus tribal influenciado por el nu-metal en 1996, Roots. A continuación, podéis ver las cinco canciones que mejor nos representan.
«Beneath the Remains» por Carles Amat
Álbum: Beneath the Remains (1989)
Discográfica: Roadrunner Records
Autores: Igor Cavalera, Massimiliano A. Cavalera, Andreas Rudolf Kisser y Paulo Xisto Jr. Pinto
Si hablamos de Sepultura yo solo puedo opinar hasta la marcha de Max Cavalera; sí, lo he intentado, he escuchado sus siguientes discos, incluso algunos me han gustado, he disfrutado de sus conciertos como un loco, pero es que yo viví a los Sepultura originales. Esperé sus discos ansioso, disfruté en vivo y en directo de sus conciertos, incluido el mítico concierto del ’91 en Zeleste (ahora Razzmatazz) junto a Sacred Reich y eso, para mi yo adolescente y actual, era y será Sepultura.
Y si hablamos de la mejor canción, entre muchas de mis favoritas de la época, elijo «Beneath the Remains», un temazo que abre el álbum del mismo nombre y que después de la entrada con guitarra acústica, da inicio a una explosión de rapidez y contundencia thrash metal de la que ya no te escapas en todo el álbum. Una batería a toda pastilla marcando el ritmo y unas guitarras diabólicas nos llevan hasta la mitad de la canción, donde nos hacen descansar con un ritmo machacante que te hace mover la cabeza sin parar, para luego, volver a arrancar y con un solo, llevarnos con ritmo hasta el final, acelerado del tema hasta dejarte resonando en los oídos «Beneath the Remains», entre sonidos de batalla… que nos llevan hasta otro temazo, como es “Inner Self”. Pero esa ya es otra historia…
«Desperate Cry» por Albert Vila
Álbum: Arise (1991)
Discográfica: Roadrunner Records
Autores: Igor Cavalera, Massimiliano A. Cavalera, Andreas Rudolf Kisser y Paulo Xisto Jr. Pinto
Aunque más de uno (y que conste que yo no me incluyo entre ellos) los tenía ya por muertos y enterrados desde la marcha de Max Cavalera allá por el lejano 1996, no es hasta ahora que Sepultura han decidido poner punto y final a su extensa y, de alguna forma, podríamos decir que irregular y agridulce carrera. Su ascenso como mastodontes del thrash y el metal extremo a finales de los ochenta fue meteórico, y con el cambio de década se convirtieron en auténticos abanderados de la imparable transición al nu metal con discos como Chaos A.D. y el tremendamente exitoso Roots. En su máximo apogeo llegaron a ser una banda de masas, y “Roots Bloody Roots” o “Rattamahatta” podían sonar en cualquier discoteca de finales del siglo pasado.
Gestionar tal nivel de éxito no es tarea fácil, y la banda acabó petando y escindiéndose en lo que serían Soulfly por un lado (con Max, el rostro más visible, a la cabeza), y en unos Sepultura liderados por Andreas Kisser que al principio aún contaron con Igor Cavalera en sus filas pero que, con el tiempo, acabaron con tan solo el propio Andreas y el siempre desapercibido Paulo Jr. como únicos miembros originales. En estas casi tres décadas la banda ha tenido una trayectoria más que digna, con nueve discos muy distintos y llenos de creatividad en los que hay un poco de todo, pero me da la sensación que siempre han tenido que cargar con el peso de un nombre que fue demasiado inmenso en su momento y que siempre les ha pesado como un yunque a ojos de la mayoría de aficionados.
De hecho, y visto en perspectiva, no sé si la tozudez (una tozudez perfectamente legítima, ojo) por parte de Andreas de aferrarse al nombre de Sepultura les ha jugado en su contra, ya que cualquier disco que sacaron desde entonces no fue evaluado por sí mismo sino inevitablemente comparado con Arise o Chaos A.D. (y se responsabiliza consciente o inconscientemente a la falta de Max para explicar que no estén a la altura a nivel de impacto y misticismo). La progresiva decadencia de la marca, que pasó de ser cabeza de cartel en festivales masivos a ejercer de teloneros de bandas como Kreator o tocar en fiestas de pueblo (en Catalunya llegaron a tocar muchísimo, y en los sitios más variopintos), no hizo más que dar alas a aquellos que pedían insistentemente una reunión y hacían de menos una encarnación de la banda que nunca alcanzó ni una fracción de las cotas de aceptación general que lograron en su primera época.
Pero ojo, que las lecturas a posteriori son siempre muy fáciles, pero si echamos la vista atrás veremos que todas las bandas que lo petaron a finales de los ochenta y principios de los noventa tuvieron sus buenas crisis a finales de esa década. Algunas, como Maiden o Judas Priest, perdieron a miembros clave. Otras como Metallica o Megadeth perdieron un poco el norte. Pantera se separaron, Slayer o Kreator intentaron cosas que no acabaron de funcionar…. Pero todas, sin excepción, cayeron en picado a nivel de popularidad. Quizás Sepultura también estaban destinados a entrar en crisis, con o sin Max, por circunstancias mayoritariamente externas, pero su marcha en ese momento exacto (que corresponde precisamente con su punto más álgido) hace que mucha gente relaciones ambos hechos como si fueran causales.
Nunca sabremos qué es lo que hubiera ocurrido si el mayor de los Cavalera no se hubiera ido (la carrera de Soulfly tampoco es que sea para tirar cohetes), o si el nombre de Sepultura hubiera quedado enterrado para siempre ahí y Andreas hubiera continuado como The Kisser Boys. Pero el hecho es que no ha sido hasta ahora que el guitarrista brasileño ha dicho basta. Supongo que vivir en la comparación continua debe ser duro (recuerdo mosquearse conmigo cuando le entrevisté a la salida de su último trabajo), y la indiferencia (cuando no el desprecio) con la que se reciben sus nuevos y elaborados trabajos (Machine Messiah o Quadra pueden gustar más o menos, pero son discos valientes y rebosantes de calidad de los que el propio Andras estaba realmente orgulloso) puede acabar por cansar al más tozudo. Además, y por lo que sé, la trágica muerte de su esposa en 2022 le ha dejado realmente tocado, con lo que las fuerzas deben ser más difíciles de gestionar.
En lo personal, los brasileños fueron inevitablemente una banda clave en mi proceso formativo. De hecho, Arise fue el primer disco con guturales que escuché en mi vida (y en su momento eso me pareció fascinante pero tirando a infame), pero no fue hasta la salida del entonces esperadísimo Chaos A.D. que los abracé con toda la pasión. La nuestra fue una historia de amor relativamente corta, ya que Roots nunca me gustó y mi truismo adolescente me impedía disfrutar de algo que se había abierto tanto al mainstream delante de mis propios ojos, pero recuerdo que durante un tiempo sus discos estrella fueron absolutamente ley para mí, y su camiseta del Chaos A.D. me acompaño en algunas de mis mayores gestas.
Ahora que lo recuerdo nunca llegué a ver a Sepultura en directo con Max. Cuando grabaron Under Siege en Zeleste (y sus dos siguientes visitas a la misma sala) aún era demasiado pequeño, mientras que el mítico Doctor Music Festival me quedaba económica y logísticamente lejos con diecisiete años. No fue hasta 1998 que los vi en Vall d’Hebron, y ya con Derrick Green, teloneando a Slayer (solo dos años antes habría sido justo al revés) y acompañados por unos aún imberbes System of a Down. A partir de allí, fueron diluyéndose progresivamente hasta convertirse en una banda de Razz 2 y tercera línea en festivales, en los que me los he ido encontrando varias veces. Y siempre me ha parecido que lo hacían bien, pero que a los temas antiguos les faltaba una segunda guitarra. Por cierto, que durante la época en la que tocaban en todos sitios los pude ver en el Pavelló de Can Violí de La Garriga, precisamente la pista donde jugábamos una liguilla pachanguera de futbol sala con mis amigos, a los que el concepto «Sepultura en La Garriga» nos pareció absolutamente épico.
Y bien, acabo escogiendo una debilidad personal como es «Desperate Cry» como podría escoger una docena de temas más de Beneath the Remains, Arise o Chaos A.D., tres discos que marcaron mi época dorada (y la que casi todos, supongo), con la banda. Se trata de una canción que pasa por todos los registros y tempos que solemos asociar con los Sepultura ochenteros, desde lo más lento y machacón al medio tiempo lleno de ritmo y vacile, sin olvidar una generosa dosis de riffs frenéticos. Una amalgama de melodía y de brutalidad, de técnica y de crudeza, de parte de una banda lista para comerse el mundo tal y como acabó haciendo.
Tu historia podría haber sido distinta y nunca sabremos si peor o mejor. En todo caso, muchas gracias por todo, Sepultura.
«Biotech Is Godzilla» por Rubén de Haro
Álbum: Chaos A.D. (1993)
Discográfica: Roadrunner Records
Autores: Igor Cavalera, Massimiliano A. Cavalera, Andreas Rudolf Kisser, Eric Reed Boucher y Paulo Xisto Jr. Pinto
Hoy me sumerjo en la nostalgia, recordando los días de mi adolescencia, donde sus poderosos riffs y letras que supuraban rebeldía fueron la banda sonora de mi crecimiento. Aún resuena en mi mente la primera vez que escuché Chaos A.D., un álbum que marcó un hito en mi vida musical y personal. Y creo que hablo en nombre de miles, de millones de ex adolescentes de todo el mundo.
Su música no fue solo un acompañamiento sonoro, fue una llamarada que avivó mi espíritu joven y, en ocasiones incluso (un poco) rebelde. Los acordes intensos, las letras provocativas y la energía inquebrantable de su ejecución en el escenario se convirtieron en el himno de mis días (un tanto) tumultuosos.
«Biotech Is Godzilla» es la canción que he escogido para este Top 5 coral, un tema que siempre resonará como una declaración de su valentía artística. Con ella, desafiaron los límites del metal, fusionando hardcore, thrash y elementos tribales de una manera que definió su innovador sonido.
Chaos A.D. es el quinto álbum de Sepultura, un trabajo que destaca por su innovación en comparación con lanzamientos anteriores. Hace ya muchos años que el autor de este escrito se enamoró de este álbum, considerándolo diferente de los demás. El disco nos lleva de lleno hacia el periodo más groove de los Sepultura clásicos, continuando con el injustamente infravalorado Roots (1996). La música aquí contenida fusiona, como decía, diferentes géneros, con fuertes influencias de bandas como Discharge.
De las 12 pistas que componen este trabajo, he optado por la número siete, «Biotech Is Godzilla», una pieza que destaca por ser la más rápida del álbum, con notables influencias de la música hardcore en los riffs y un estilo de canto menos gutural del bueno de Max Cavalera. Aunque se aleja del death metal puro tan presente es sus primeras obras, la canción exhibe una intensidad masiva. A pesar de la evolución del sonido de la banda, «Biotech Is Godzilla» resalta como una joya dentro de un álbum que ya de por sí es una puta gema, fusionando elementos intensos y novedosos. Este enfoque innovador en el metal es emblemático en la dirección que Sepultura tomó con este Chaos A.D..
Por cierto, no sé si habéis notado que en la ficha de la canción, y más concretamente en el apartado de autoría de la misma, figura un nombre que quizá no os suene de nada, de buenas a primeras. Me refiero a Eric Reed Boucher, pero si os digo que se trata de Jello Biafra, líder de Dead Kennedys, la cosa ya cambia. Como fan de toda la vida de las bandas de punk-rock más primigenias, como Black Flag, Bad Brains, Circle Jerks y especialmente Dead Kennedys, Max Cavalera estaba emocionado con la idea de que Biafra contribuyera de algún modo al álbum. No quería que cantara, solo quería una letra suya, que siempre consideró geniales al combinar de forma magistral sarcasmo e inteligencia. Es por ello que le pidió que escribiera la letra de «Biotech Is Godzilla», a lo que le respondió sobre qué debería escribir. La respuesta del brasileño fue simple y tajante: «Sobre lo que quieras, amigo». Así que escribió una letra que trata sobre la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro de 1992 (Earth Summit), donde políticos de todos los pelajes se reunieron para hablar sobre tecnología. La gran teoría de Jello era que el VIH fue inventado por científicos en laboratorios, que era una enfermedad creada por el ser humano, vamos.
«Biotech
Biotech Biotech, is AIDS? Stop!»
Hoy, al despedirme simbólicamente de esos días dorados de la adolescencia, quiero agradecer a Sepultura por ser la chispa que encendió mi amor por la música dura, intensa y rebelde. Aunque los tiempos cambien, su música permanece como un testamento atemporal de fuerza y autenticidad. Gracias por ser parte de la banda sonora de mi juventud y por marcar mi corazón con vuestra actitud inolvidable.
«Sepulnation» por Abel Marín
Álbum: Nation (2001)
Discográfica: Roadrunner Records
Autores: Andreas Rudolf Kisser, Derrick Leon Green e Igor Cavalera
Árdua tarea la que se presenta, pues es obvio que resumir en unas pocas líneas lo que a un servidor representan 40 años de trayectoria musical, no es nada fácil. Cuando el otro día leíamos la triste noticia de la gira final de Sepultura coincidiendo con el 40 aniversario de la formación original, fue inevitable pensar en la de momentos inolvidables que han acompañado sus canciones. Es más, curiosamente el otro día revisaba con unos amigos fotos de juventud en la que se me veía portando con orgullo la mítica camiseta de los colores de la seleção con el logo de la banda brasileña y el 10 a la espalda. Por cierto, camiseta que le regalé a una amiga y que aún conserva a buen recaudo.
Con estas líneas no pretendo engañar a nadie, pues para much@s de los que crecimos escuchando a Sepultura, lo primero que se nos viene a la cabeza son los discos que van desde los iniciales Morbid Visions y Bestial Devastation (1986) hasta el Roots (1996) donde much@s de sus fans decidieron apearse y dejar continuar a la banda por su pedregoso camino hasta nuestros días. En mi caso, Sepultura no fue amor a primera vista. Me atrapó, como a tantos, en los años de instituto. La primera toma de contacto fue el Schizophrenia (1987), que me pareció horrible y que a día de hoy me encanta por su crudeza siendo el disco que los catapultó fuera de Brasil, definiendo el estilo y la evolución de su sonido. Pero no fue hasta el Chaos A.D. (1993) que me volvieron loco. Aún recuerdo aquel impactante “Refuse / Resist” en un Emisión Pirata. Desde entonces pasión por los brasileños hasta que dejaron de interesarme a base de desengaños a partir del Roorback (2003), siendo su discografía prácticamente ignorada hasta que me enfrenté al Quadra (2020), el cual califiqué en su día como su mejor trabajo en los últimos 20 años. Desde entonces volví a engancharme y recuperar algunos trabajos publicados durante estas dos décadas ignoradas. Pero ni con esas. Sí que han habido canciones que me han podido parecer interesantes, pero por lo general son infumables. No así su último Sepulquarta (2021) en el que revisaron y regrabaron, con colaboraciones, canciones de todas las etapas y alguna nueva versión de bandas ajenas al mundillo metalero.
En mi metálico corazón tengo clavada la espina de no haber podido ver la formación original en vivo, pues todos los conciertos a los que he asistido fueron posterior a la entrada del enorme Derrick Green, que con una imagen intimidatoria supuso, lamentablemente, la pérdida de fuerza en directo al caer todo el peso de las seis cuerdas en el bueno de Andreas (por mucho que le joda que se lo recordemos constantemente). Así que gracias a aquel gran Sputnik, programa musical del Canal 33 (Televisió de Catalunya), pudimos ver y grabar en un VHS que aún conservo, la última actuación de la formación original en el mítico Doctor Music Festival en Escalarre antes de su disolución. Es por eso que también hay que agradecer que años más tarde publicaran uno de mis discos en directo favoritos (luchando cuerpo a cuerpo con el brutalísimo y mítico Under Siege que está bastante por encima), no solo de Sepultura sino del heavy / metal en general, el Under a Grey Pale Sky (2002), dejando constancia de la última actuación en directo con Max a la voz. Según dicen, se mandaron todos al carajo en los mismos camerinos de la Brixton Academy de Londres.
Pero ya está bien de tanta turra, que me lío y no os cuento el porqué de mi elección. Pero es que tenía que poneros en contexto, pues lo fácil hubiera sido escoger cualquiera de las canciones de la etapa con los hermanos Cavalera dentro de Sepultura, pero en esta ocasión he decidido escoger una canción con Igor como único representante de la familia. No hay que ser muy lumbreras para apreciar que, aunque Eloy Casagrande es uno de los mejores baterías del universo por técnica y pegada (esas baterías tienen que tener la estructura de adamantium), Igor revolucionó el sonido de Sepultura introduciendo esos sonido tribales tan característicos que se han mantenido y evolucionado hasta nuestros días, tanto en la banda brasileña con en otras tantas miles de formaciones alrededor del planeta.
Así que «Sepulnation» mantiene vivo ese aroma Chaos A.D. / Roots en la batería, aunque en ocasiones pueda parecer sencillo y machacón, pero que se mantiene alegre y dinámico durante los cuatro minutos y 20 segundos que dura el tema.
Así pues, suban el volumen y disfruten.
Sepultura, muito obrigado por todos esses anos
«Convicted in Life» por Beto Lagarda
Álbum: Dante XXI (2006)
Discográfica: SPV GmbH / Steamhammer Records
Autores: Igor Cavalera, Derrick Leon Green, Andreas Rudolf Kisser y Paulo Xisto Jr. Pinto
No sé si fiarme al 100% de esta jubilación anticipada de los actuales Sepultura. Sabiendo como se las gastan Andreas Kisser y Paulo Jr., creo que este no será el último paso de la mítica formación brasileña. De hecho, en estos tiempos que corren, veo más una posible reunión del lineup original con el regreso de los hermanos Cavalera, que una despedida prematura. Tiempo al tiempo. Pero si por bandas menos grandes los festivales ofrecen millones y millones, me gustaría saber lo que ofrecen a Sepultura para reunir la formación original.
Tengo que admitir que igualmente me provoca mucha pena ver partir una de las bandas que ha adornado y alegrado mi vida musical los últimos 15 años. Me considero un buen seguidor de la banda e incluso hay muchos momentos en que disfruto mucho más de la etapa post – Cavalera que de la primigenia. No reniego prácticamente de ningún disco ni ninguna etapa concreta. Aunque si afirmo que A-Lex (2009) y Machine Messiah (2017) son sus puntos más flojos y que, (¡haters, venid a mí!), Roots (1996) es un disco sobrevalorado.
Hasta siete veces he podido ver a los brasileños en acción. Algunas de ellas des de la primerísima fila de los conciertos. Hace unos diez años los pude ver en el pabellón municipal de La Garriga (Barcelona) en el Noise Friends Fest, un evento super pequeñito que contaba con Sepultura como estrellas. ¡Menuda noche! Unos meses más tarde los vi en las fiestas de Figueres (Girona) destrozando con su energía los incrédulos asistentes de las ferias… Los he disfrutado en la sala Salamandra y la sala Razzmatazz. También en varios festivales como Hellfest, RockFest de Barcelona, Leyendas del Rock… y tengo que afirmar que NUNCA han hecho un mal concierto, más bien todo lo contrario.
Para adornar este especial que hemos decidido publicar para honrar, a nuestra manera, el legado de Sepultura, no he tenido dudas en escoger “Convicted in Life” de su denostado y olvidado Dante XXI (2006). Un disco tremendo que cuenta por última vez con el hermanísimo tras los parches. Como en su día comenté, Dante XXI es un disco conceptual que gira en torno a La Divina Comedia de Dante Alighieri.
Echaremos de menos (creo que por poco tiempo) a Sepultura. Nunca está de más hablar de ellos en la revista, sea cual sea la excusa. Como tampoco está de más recuperar alguno de sus discos en el día a día de cualquier metalhead.
¡Larga vida a Sepultura!