En primer lugar me gustaría dar mis más sinceras felicitaciones a Curtcircuit, los organizadores de esta serie de conciertos que como cada año van a ir teniendo lugar en la ciudad de Barcelona durante las próximas fechas, por esta tan exitosa y explosiva jornada inaugural.
Estaba claro que con ’77 Seventy Seven, con su siempre alto nivel de convocatoria, y The Mothercrow, con el aliciente de poder ver a su nueva formación en directo, se preveía prácticamente asegurada una buena entrada y dos excelentes actuaciones, pero, desde mi punto de vista, creo que todas las expectativas creadas alrededor del evento se quedaron cortas.
Los primeros en salir al escenario fueron obviamente la joven banda local The Mothercrow y desde la primera nota quedó claro que Karen Asensio Janssen, la vocalista de Vitoria y líder de la formación, iba a ser la total protagonista de su corta actuación. Durante sus aproximadamente y escasos 45 minutos sobre las tablas, pudimos observar y oír cómo las nuevas incorporaciones de Max Erikson y Pep Carabante, a la guitarra y batería respectivamente, han contribuido a enriquecer el sonido de la banda con una fuerza, potencia y matices hasta ahora desconocidos a la vez que han elevado muchos peldaños el nivel interpretativo de unas canciones ya de por sí excelentes.
Pero como hemos dicho anteriormente, el alma mater y, sin duda, el máximo aliciente de sus shows, ruego me disculpen Claudia González, la bajista, y el resto de la banda, es poder disfrutar del animal escénico que es Karen en un escenario. Pasión, sentimiento, muy buenas cualidades vocales y una excelente imagen la convierten en un verdadero torbellino capaz de captar casi por completo la atención del público. Aunque en mi humilde y personal opinión, pienso que cuidando y puliendo tan sólo un poco más ese último aspecto, el de la imagen, Karen lograría convertirse en un referente y en una auténtica estrella de este difícil mundo de la música actual.
Creo que tendremos que esperar a la publicación en mayo de su disco Magara para verles como cabeza de cartel y, con un minutaje más extenso, disfrutar sin límites de esa magnética mezcla de Hard Rock y Psicodelia que practican. ¡Brillantes!
Y había llegado la hora de ’77 Seventy Seven. Os juro que ya no sé como calificar a esta banda, ¿brutales?, ¿infalibles?, ¿perfectos?
Ver una actuación de ’77 Seventy Seven es toda una experiencia y si no que le pregunten a mi vecino de concierto, a mi lado se situó durante toda su actuación un aficionado belga y os puedo asegurar que el hombre estaba flipando en colores y no es para menos. La joven pero experimentada formación de Horta, barrio que compartimos pero que para nada condiciona mis palabras, siempre que he tenido la oportunidad de verles en directo han demostrado que son una banda de 10, en todas esas ocasiones su show ha sido para enmarcar.
LG Valeta a la guitarra solista, siempre eléctrico e incansable, con el perfecto soporte y buen hacer de su hermano Armand Valeta a la voz y segunda guitarra (nuestro particular Malcolm Young), son, junto con la espectacularidad y contundencia de Andy Cobo a la batería y la sobriedad de Dani Martín al bajo, una auténtica máquina de hacer rock and roll.
Esta vez la excusa para verles ha sido la presentación de su nuevo trabajo discográfico Bright Gloom (2018), obra que ciertas voces tildan de “diferente” y otras de “retorno a sus raíces”, pero como para la ocasión, además de canciones de este trabajo, rescataron temas de todos sus álbumes anteriores, creo que nadie del público asistente pudo sentirse defraudado.
Cuatro sorpresas o colaboraciones acabaron de redondear el show y la noche, Adryana, la monja imagen de la portada del último disco, para colorear el tema “Last Chance”, el productor de su postrero disco, Raul Refree, tocando la guitarra en “Be Crucified”, su colega José Serrano, del bar Ballbreaker (vaya ! un tocayo total), repartiendo a diestro y siniestro unos dólares muy, pero que muy especiales en “Gimme a Dollar” y Aitor Rau, el hiper-activo primer bajista de la banda, actualmente en la fantástica formación Deadyard.
Parece mentira que una banda tan joven y con únicamente cinco obras en el mercado, 21st Century Rock (2009), High Decibels (2011), Maximun Rock’n’Roll (2013), Nothing’s Gonna Stop Us (2015) y su reciente Bright Gloom, pueda tener tanto aplomo y “savoir faire” encima de un escenario. Está claro, que quien vale, vale.
¡Implacables!