“Y si te digo mi disco favorito de todos los tiempos… el elegido es Sabbath Bloody Sabbath de Black Sabbath.” (David Andersson, eterno líder de Soilwork y The Night Flight Orchestra)
Los excesos en las giras eran muchos y el Sabbath Bloody Sabbath se empezó a gestar en Los Ángeles, pero no sería hasta que el grupo decidió a meterse en el Clearwell Castle (Inglaterra) que Iommi no dio con el riff de la canción que da título al disco. Venían de conciertos enormes ante audiencias masivas y la inspiración no llegaba. La fatiga había hecho mella en el combo de Birmingham hasta el punto de que cancelaron parte de la gira de su anterior disco. No era la primera banda famosa que se decidía por ese emplazamiento y fantasmas y los ensayos en mazmorras se sucedieron en un ambiente absolutamente medieval.
Las anécdotas de esa grabación son tremendas pues Ozzy casi provoca un incendio al dormirse con sus botas cerca de la chimenea, o que Bill Ward se iba a dormir con un cuchillo bajo la almohada pues el sitio era terrorífico. También se dice que a Rick Wakeman lo contrataron como músico de sesión a cambio de cervezas infinitas, o que el momento en el que Ozzy metió a la orquesta en la sala de grabación vieron que no cabían todos allí. Deliciosos momentos Spinal Tap de los que Black Sabbath fueron absolutos inspiradores. Llegaron a pensar que era el fin de la banda hasta que Iommi sacó el riff de “Sabbath Bloody Sabbath” y… tuvieron claro que estaban de vuelta.
La portada
Más allá de las canciones míticas del grupo y del gran disco que es Sabbath Bloody Sabbath la portada es una absoluta obra maestra. Su autor no es precisamente un don nadie, pues estamos hablando de Drew Struzan, el hombre que está detrás de las letras icónicas y carteles de películas como E.T., Regreso al futuro, Indiana Jones o La guerra de las galaxias. A todo este currículum maravilloso hay que añadir esta preciosa cubierta, que un poco abandonaba la simpleza de títulos anteriores como Master of Reality (1971) y Vol. 4 (1972).
Juego de dualidades con portada y contraportada con la pesadilla de un hombre en su lecho de muerte entre ratas, serpientes y mujeres que lo apresan en su agonía, en tonos amarillos y rojos. En la contraportada el hombre yace en paz en su lecho con leones a sus pies y familiares llorando su pérdida. El azul celestial contrasta con ese 666 y las garras de la portada, como si jugaran a enfrentar el cielo con el infierno. Pocas cubiertas de disco hay mejores que esta y siempre es un placer reposar la vista en ella y ver detalles ocultos en ambas pinturas.
El disco
Estaremos casi todos de acuerdo que la gran canción de esta obra es el tema que da título al disco: “Sabbath Bloody Sabbath”. Absoluta maravilla que te mete de lleno en la portada, con un riff antológico y esos momentos reposados que se funden luego con la electricidad. Son míticos los versos y tenemos a un Ozzy espectacular en sus rangos vocales. Los juegos de acústicas con el bajo de Geezer Butler bien presente es otro de los grandes logros de una canción inmortal. Y ese final guitarrero siempre he pensado que podría haber sido desarrollado un poco más…
“A National Acrobat” mantiene el legado del grupo con buenas maneras, destacando los breaks precisos y generosos de Bill Ward. Tema muy maduro y logrado cargado de otro excelente riff de base y con la voz de niño malo de Ozzy. Una de las gracias del tema es que evoluciona y que desde que empieza hasta que termina hay un viaje cambiante en el que suceden muchas cosas, destacando el solo del siempre genial Tony Iommi.
“Fluff” es una de las canciones instrumentales con acústicas que solían poblar los discos del grupo. Hay piano y belleza evocadora y un poco te hace pensar que con la voz de Ozzy el tema podría dar para bastante más. El “Sabbra Cadabra” ha sido versionada por Metallica incluso, lo cual ya da buenas pistas de la trascendencia del tema. Gran composición, la más icónica junto a la que da nombre al disco, con esos teclados y pianos del siempre excesivo Rick Wakeman que en este tema tiene una gran presencia dando un plus de calidad innegable.
“Killing Yourself to Live” es un tema muy directo y en la pura tradición Sabbath, aunque con deje triste, un punto de comercialidad y unos teclados que repuntan grandes momentos. Profundidad manifiesta en ese clásico final en el que se acelera todo con un festival de guitarras dobladas y trabajadas variaciones de Geezer Butler en el bajo. Enfrentada a esta misma está el “Who Are You?” en la que lo progresivo y los envolventes teclados brumosos sumen el tema en las tinieblas. Atención a ese pasaje de ampulosidad que vuelve al riff de teclado machacón y básico.
Otro de los momentos más pegadizos es el “Looking for Today” en el que ,a pesar de las afinaciones graves, está el groove feliz acompañado por los sabios redobles de Ward. La base de la canción no se aleja especialmente del pop de la época, pero claro, aquí la visten de los elementos puramente sabbathianos. Toca decir que Ozzy saca un gran partido de su voz brillando especialmente en esta composición. Y la guinda a todo la pone la preciosa “Spiral Architect” con su precioso punteado acústico de inicio. Es uno de los ejercicios prog más logrados del grupo y ya los versos son inolvidables, con orquestaciones y con Osbourne doblándose la voz. La orquesta es realmente acertada en sus arreglos y la banda sigue sonando a como tiene que sonar.
Veredicto
Sabbath Bloody Sabbath no sólo es uno de los mejores discos del grupo, sino que para muchos de los entendidos es su obra culmen. No hay los clásicos instantáneos de antaño, pero obviamente hay una puerta abierta a la experimentación, y como músicos, dan un paso adelante con las orquestaciones, los juegos con sintetizadores y la presencia de Wakeman en un tema. A nivel compositivo el rock progresivo y el pop de la época entran en juego sin que el grupo pierda su naturaleza y estilo. Composiciones como “A National Acrobat” y “Spiral Architect” son hitos absolutos en la carrera de la banda. Por vez primera, y encadenando cinco discos de platino seguidos, la crítica general da su brazo a torcer, reconoce y se toma en serio a Black Sabbath.