Barón Rojo, en palabras del propio Mariano Muniesa publicadas en su libro de 2010 Barón Rojo, la biografía definitiva del grupo más grande del rock español (2010) define a la formación madrileña, de forma tajante, como:
“Barón Rojo, el grupo más grande del rock español, la leyenda, el mito, es y será siempre un nombre inolvidable dentro de nuestra música, y muy especialmente dentro del rock duro español, o el heavy metal (…)”
Y para quienes no han conseguido adentrarse en su discografía y elaboradas letras, algo que los diferenciaba del resto de formaciones del mismo estilo, les pueda parecer una afirmación algo exagerada, en realidad refleja muy por encima la impronta que dejó la banda en sus años de mayor éxito, dentro y fuera de nuestras fronteras. No hay que olvidas que hicieron mella en el Reino Unido tras tocar en el festival de Reading en el año 1982 o tocando con un tal Bruce Dickinson en el mítico Marquee.
A pesar que actualmente (en realidad hace muchos años ya) el nombre de Barón Rojo anda envuelto de polémicas por ir arrastrándose por los escenarios poniendo en peligro el gran legado que los encumbró dentro del panorama metalero, o por declaraciones y peleas entre los miembros de la añorada formación clásica, hay que reconocer que si aún en día se le tiene tanta estima fue gracias a una dura época en la que la reivindicación se hacía en la calle y en la que los míticos barones pusieron letra, música y voz (voz con z, no relacionar con los innombrables a los que se relaciona el mítico Sherpa).
Es así, que esas canciones han perdurado hasta nuestros días siendo las más conocidas “Los rockeros van al infierno”, “Resistiré”, “Con las botas sucias” entre otras, pero si hablamos de la CANCIÓN de Barón Rojo es ni más ni menos que “Hijos de Caín” del disco que supuso un punto de inflexión en su carrera, En un lugar de la marcha (1985).
Esta gran canción, convertida en himno atemporal tras su publicación, es una de las composiciones más elaboradas y preciosistas del gran equipo que formaban, y aún forman, Sherpa, cantante y bajista, y su pareja Carolina Cortés, a la cual se le atribuye la mayoría de la letra que compone nuestro himno del rock de hoy.
Pero antes de nada, ¿quiénes son Barón Rojo y cuál fue su importancia?
La banda
Barón Rojo como otras tantas formaciones, nació del bagaje acumulado entre sus miembros en otras formaciones de la época, muchas de ellas algo alejadas del rock más duro que empezaba a emerger en aquellos años 70 donde la distorsión comenzaba a ocupar posiciones en las listas de éxitos.
Los hermanos De Castro, miembros fundadores que a día de hoy mantienen vivo el nombre de la formación con dispar fortuna, después de haber probado suerte con otros músicos y formaciones de la época, recalaron y consiguieron repercusión como guitarristas en Coz, otra formación rockera de mediados de los 70 famosos por su “Las chicas son guerreras” y edulcorar su estilo con una “Más sexy” que a día de hoy provoca cierta vergüenza ajena.
Carlos y Armando probaron diferentes músicos y nombre para su banda hasta que dieron con un joven José Luís Campuzano “Sherpa”, antiguo compañero de conservatorio de música, más próximo a la canción ligera popular en el país, que al rock más rompedor que venía del mundo anglosajón. Aún así, el confeso fan de los los cuatro de Liverpool militó en Los Módulos, uno de los grupos de rock progresivo más importantes de la época. El último en incorporarse fue el gran Hermes Calabria, procedente de Uruguay, al ofrecerle el puesto de batería después de verlo tocar junto a Moris, músico argentino de la época. Aún así ya en su país natal formó parte de bandas importantes como Psiglo donde coincidiría con Jorge García Banegas, más tarde teclista de Asfalto.
Tras este breve y rápido resumen biográfico la banda graba nada más comenzar la década de los 80 su primer trabajo como Barón Rojo, después de haber barajado otros nombres anteriormente. Llegaría a las tiendas y a las listas de éxitos de la época el Larga vida al rock & roll (1981). El que sería el inicio de una prolífica carrera que durante los 80 tuvo su culmen cinco años más tarde con el disco que hoy nos ocupa y que incluye nuestro himno del rock. Hablamos, evidentemente, de su quinto disco En un lugar de la marcha (1985), publicado tras su primer disco oficial en directo, Barón al rojo vivo (1984) y del que lamentablemente no tenemos edición en vídeo.
La época
A pesar de encontrarnos, si hablamos del año 1985, en plena democracia, esta apenas llevaba diez años establecida, ahora bajo el gobierno de unos esperanzadores PSOE que nos la metieron doblada entrando en la OTAN, que ellos denostaban, y tras haber sobrevivido a un fugaz intento de golpe de estado que mantuvo en vilo a la sociedad de la época, sirviendo para fortalecer al ahora emérito Juan Carlos I y la monarquia impostada.
Diez años han pasado que el dictador emitiera su último y entubado suspiro en aquella habitación de hospital de La Paz. Y es entonces cuando la juventud de la época tomaba la calle y, sobre todo, la noche para disfrutarla bajo el beneplácito del gobierno, siendo el más representativo el de la comunidad de Madrid donde surgió la mal llamada movida madrileña.
Muchos de l@s jóvenes que formaron los grupos más representativos de la movida pertenecían a familias bien situadas, con posibilidad de viajar a Londres accediendo a los movimientos culturales y musicales de la época, adaptándolos a la realidad de la España de inicios / mediados de los 80. Pero no todo era color, moda y fiesta. Más movimientos se codeaban, e incluso se cruzaban, en aquellas noches. En los barrios populares, de clase trabajadora, el rock y el punk era el medio de expresión contra las injusticias. Sus letras, más reivindicativas, quedaban al margen del discurso oficial.
La fiesta, la salida del armario cultural y sexual, dio de bruces con el acceso a los excesos de las drogas, que con el estigmatizado SIDA y el auge de consumo de heroína, dinamitó la salud de la juventud de la época.
Es dentro de ese margen cultural donde se gestó la leyenda de nuestros protagonistas, así como la de tantos grupos importantes del rock, punk o heavy / rock duro de la época. Ahí están inmersos nuestros protagonistas, ahora rodeados de cierta inestabilidad interna, como los abanderados del rock duro nacional (con permiso de otras tantas de vital importancia y que sería larguísimo nombrar aquí) con cuatro discos a sus espaldas.
El disco
En un lugar de la marcha (1985), quinto disco de su discografía y que este año cumplirá 40 años , supuso un cambio estilístico arrastrado de forma deliberada o no por la época. Los problemas con la discográfica y la supuesta suavidad en el estilo (que la hubo) marcaron el punto de inflexión e hicieron más evidentes los problemas en el seno de la banda madrileña. Este cambio, sea deliberado o no, vino curiosamente como otras tantas bandas, tras la publicación de un disco en directo. Hablamos, como no, de su ambicioso, por el despliegue de medios que supuso, Barón al rojo vivo (1984).
Las canciones, más elaboradas, estaban envueltas de esa aura melódica y menos cruda. ¿Adaptación? ¿Búsqueda de nuevos territorios? Lo que sí es cierto es que a pesar de pasar a la historia como el disco que supuso el cambio de rumbo hacia el declive y la ruptura de la banda, tiene himnos que aún hoy son imprescindibles en sus directos… y en Rock FM… esperad cinco minutos.
La letra
Como comentábamos anteriormente, esta maravilla es el cierre perfecto para En un lugar de la marcha (1985) un disco para muchos irregular pero con unos temazos increíbles como “Breakthoven”, “Caso perdido” u otro de los himnos inmortales digno de estudio como es “Cuerdas de acero”. Pero esta “Hijos de Caín” destaca por encima de todas haciendo que olvides el regusto amargo que pudiera haberte provocado los 36 minutos anteriores del mencionado vinilo.
La canción, escrita por Carolina Cortés y Sherpa, narra con delicadeza y crudeza a partes iguales, en apenas seis minutos que pasan como un suspiro, la dura batalla con fratricida resultado entre Abel y Caín. Dicho pasaje de La Biblia es contado a modo de paralelismo con la realidad post franquista de la época. Aunque en el momento de la publicación del disco ya llevábamos ocho años de democracia (¿en serio?) el antiguo régimen aún sobrevolaba el poder y la lucha en las calles para desenmascarar a los fascistas se manifestaba con la rebeldía de los jóvenes de la época y el cambio político que supuso el nuevo gobierno socialista que, esperanzador en esos años, tanta desilusión produjo años más tarde:
«La Biblia cuenta una historia
Que un Dios terrible dictó
El drama de dos hermanos,
El justo y el traidor»
Los dos hermanos simbolizan las dos ideologías / bandos predominantes en Españas, rota por la cruel e injusta guerra a causa del golpe de estado del 36.
«Abel mezquino y cobarde,
El siervo de su señor
Caín que no entró en el juego
Y que se rebeló»
Caín harto de la represión se alza en rebeldía, clara alusión a los movimientos sociales clandestinos en contra de la dictadura franquista, en contrapunto a aquellos que por miedo a afinidad política aceptaban el régimen dominante.
«¡Te maldigo!, truena la voz de su juez
Padre nuestro que nos privó del Edén»
Todo aquel que no asumiera como propias las normas de la dictadura, serían condenados a la dura represión.
«Caín rompió con un gesto
Su yugo de esclavitud
Huyó del ojo implacable
Llevó su propia cruz
Perseguido por quebrantar una ley,
Que no entiende y que no cuenta con él»
Claramente, hace alusión a la persecución que sufrieron aquellos opositores al régimen, ya fueran a nivel personal o asociaciones clandestinas relacionadas con la izquierda política. Muchos tuvieron que exiliarse en el extranjero para volver, no siempre, tras la muerte del dictador.
El hecho que Caín matara a Abel es entendido como esa guerra fraticida, reflejada en la dura y triste Guerra Civil, que asoló aquella España tras el anteriormente mencionado golpe de Estado de 1936.
«¡Sufrirás! ¡morirás! esta es su voluntad
Pero aún hay aquí Hijos de Caín»
Marcados y señalados serían condenados a la persecución, encarcelamiento y en el peor de los casos, fusilados y enterrados anónimamente con el estigma que eso suponía para las familias.
«La estirpe del fugitivo
Creció y se multiplicó
El signo que los margina
Ya nunca se borró»
Aquí sabemos que habla metafóricamente de los descendientes de aquell@s exiliad@s que mantuvieron y mantienen viva la memoria y la reivindicación de la lucha contra las dictaduras y el blanqueamiento que se ha hecho, y se hace, de la historia reciente. Es de vital importancia no olvidar, no enterrar el pasado, para que no vuelvan a repetirse los mismos errores.
«¡Te maldigo! claman los hijos de Abel
A la diestra de su Señor el poder»
Clara referencia a la derecha gobernante años atrás. No hay que olvidar, aunque lo parezca, que esta canción fue escrita durante la joven democracia, donde muchos de los que gobernaban durante la dictadura aún se encontraban en la sombra o fueron reciclados en otras formaciones.
«¡Sufrirás! ¡morirás! esta es su voluntad
Pero aún hay aquí Hijos de Caín»
A pesar de las amenazas, la resistencia y la lucha continuará.
«Quizá los hombres seamos
A un tiempo Abel y Caín
Quizás un día destruya lo oscuro que hay en mí
El destino no está marcado al nacer
Yo he elegido ser lo que siempre seré»
La fragilidad humana se refleja en esta estrofa. Donde la dualidad es intrínseca, pero donde el raciocinio predomina sobre esa característica. Se muestra y expresa el hecho de no quedarse inmóvil ante las injusticia, donde lo establecido no siempre es lo correcto. La rebeldía entendida como el justificante de lucha contra lo injustamente establecido, es un derecho propio que no será entendido por la gran masa pero que a pesar de lo duro que pueda ser, marcará y nos señalará.
La lucha contra lo establecido es una elección personal. Esa rebeldía de l@s jóvenes antifranquistas que se reunían en la clandestinidad, corrían ante los grises o lamentablemente tenía que dejar el país a causa de la represión, es una dura elección personal que curte y deja huella. Esa huella que no se ha de olvidar, que lamentablemente está quedando oculta por el paso del tiempo y la borrosa visión de quienes nos la cuentan, quedando, interesadamente, en ocasiones demasiado edulcorada.
«Hijo de Caín
Hijos de Caín»
Es alucinante que con el nombre con el que me bautizaron e inscribieron me sienta más identificado con el que mató a mi tocayo. Pero como bien dice la canción, eso no lo tengo marcado, lo he elegido así.
Conclusión
Mucho ha cambiado la situación y la mentalidad del grupo y los creadores de este himno atemporal. Si bien otras tantas canciones escritas en la época han quedado como hijas de su tiempo, y que a día de hoy suenan demasiado añejas, «Hijos de Caín» se mantiene firme en su mensaje como en su manera de expresarlo, algo que la mantiene intacta en forma y mensaje.
Mucho ha pasado desde que la banda se rompiera en dos bandos, al igual que sus seguidores. De nuevo nos encontramos en dos bandos enfrentados, afortunadamente sin armas, por la disputa de un legado que se mantiene fuerte a pesar de las discusiones y que brevemente nos mantuvo ilusionados cuando la formación clásica decidiera reunirse para una una mini gira en 2010, que llevó de nuevo a sacar a relucir las diferencias irremediables entre el bando de los hermanos De Castro y el de Sherpa y Hermes. Lamentablemente nos quedamos con la miel en los labios de ver concluir la gira dando como fruto un disco de la formación original. Como resultado, un muy interesante y bochornoso (por las disputas a viva voz) documental donde se cuenta la historia y el entonces presente de la banda hasta su posterior nueva ruptura tras la mini gira de reunión.
Ojalá, ese respeto que se ganó el mítico barón alemán entre sus enemigos, impere de nuevo y consiga pacificar ambos bandos. Por el bien de los fans y, sobre todo, por el magnífico legado que nos dejaron. Yo voy a brindar para que así sea.
¡Larga vida al Barón!
Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita.
Salud y Heavy Metal.