Hacía frío. Si, el mal tiempo ha llegado a la ciudad condal, y la tarde noche del domingo estaba lluviosa y fresca, más dispuesta a invitarte a quedarte en casa al lado de la estufa que de ir a ver un concierto de speed metal. Pero ya sabía yo que, aunque me diese pereza, al acabar saldría contento, pues las veces que he visto a Riot V han sido un escándalo, y aunque su último lanzamiento, Mean Streets (2024) no es que sea la panacea, su bagaje les hace ser carta ganadora. Esa noche, además, venían con unos teloneros a los que daba por desaparecidos.
Azrael
Y es que hace mucho que les perdí la pista. Recuerdo haber visto a los andaluces a principios de milenio, en aquellos míticos Rock Machina, y un par de discos suyos. Cómo será la cosa, que siempre les he confundido con Ankhara. Hasta ahí llega mi sapiencia en el grupo.
Recordaba un par de temas de ellos, «Saca la cabeza» y «Sacrificio», demasiado poco para tener credibilidad hablando de ellos, así que simplemente relato lo que viví.
Y lo que viví es un buen show de un grupo mejor de lo que recordaba. Más técnico (¿de verdad hacen faltan un bajo de cinco cuerdas y una guitarra de siete?), con mejores canciones y una actitud intachable. Nos explicaron que ahora son muy amigos de los cabezas de cartel de la noche, invitando a Don a decir unas palabras en medio de su concierto. Marc se destapó como un buen frontman.
La puesta en escena podría mejorar, pero creo que para el nivel de popularidad del grupo no se lo podemos exigir. El ahora quinteto cumplió a la perfección con canciones como «Volver a Nacer», «Nada que Temer» o la patada en los huevos que supuso «Sacrificio», con la que acabaron su show de casi una hora.
Actualmente no es un grupo que, por música, me engancharía, pero demostraron tablas y muy buen saber hacer. Los volvería a ver encantado.
Riot V
Pero la noche no era andaluza. La noche era americana y con una historia de unos 50 años. Riot V no tienen el reconocimiento que merecen (solo hace falta ver el tamaño de la sala en la que tocaron), ni por música, ni por trayectoria. Son un rodillo y lo han sido en las distintas etapas que han tenido. Lo han demostrado todas las veces que els he visto.
Un par de minutos por debajo de las 9:20 se alzó el telón y ya vimos la primera sorpresa para los que no hemos seguido las crónicas de su gira. Teníamos a otro batería, Jesse Tudda. Por lo que he podido averiguar, Frank sigue en el grupo, pero en esta gira ni él ni Nick Lee, sustituido por Jonathan Reinheimer, estaban en el escenario. Tampoco se les echó de menos, pues vaya par de fieras que son los amigos que se trajeron.
La cosa empezó a son de «Hail to the Warriors», y ahí ya pudimos comprobar una de las pocas pegas de la noche: demasiado estáticos. Todos. Tengamos en cuenta que, por lo general, el grupo practica lo que podríamos denominar speed metal, y defenderlo de forma tan estática le resta mucha fuerza (en especial un Todd Michael Hall que, con el corte de pelo, parece el candidato demócrata de Arkansas o un pastor de los que salen por la televisión). Se pudo comprobar mejor con «Fight or Fall», de su clásico Thundersteel (1988), tremendamente coreado por el público asistente. «Victory» y «On Your Knees» no dieron tregua, fue un continuo no parar.
El sonido tampoco fue la panacea, pero creo que más por mi posición (delante de todo, segunda fila, a la derecha) que por la sala en sí. Eso hacía que, a veces, la guitarra de Mike no se oyera todo lo bien que debería y que el vozarrón de Todd quedase silenciado por el resto de instrumentos.
Fueron cayendo clásicos y novedades. De estas, novedades, solamente tres: la ya mencionada «Hail to the Warriors», «Love From the Undergrave» y «Feel the Fire», que tuvieron buena respuesta, pero nada comparable con clásicos como «Jhonny’s Back», con Marc como invitado, la tremenda «Swords and Tequila», en la que salió el hijo de alguien a hacer como si cantara, o la enorme «Thundersteel», que puso la Wolf absolutamente patas arriba.
Los bises fueron brutales. Dijeron que iban a tocar más canciones, y si es verdad y no un truco para agradar, muy bien por ellos. De ellas destaco «Take Me Back» y «Fire Down Under», con la que cerraron. Luego, foto de grupo y de familia con los Azrael y todos para casa. Yo con una púa que mi velocidad y gran pie para pisarla me la agenciaron. Lo siento, chica que la quería, en este caso fue para mí.
Setlist Riot V:
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.