Trasfondo y circunstancias
Después de publicar Aerosmith sus cuatro primeros y originales discazos de hard rock, entre 1973 y 1976, y así ir alcanzando, progresivamente, el más elevado olimpo rockero, ocurrió que a la mítica banda de Boston le tocó descender a los abismos más hondos, en 1977, durante el proceso de elaboración de su quinto LP, Draw the Line (tradúzcase como “traza la línea”).
Efectivamente, durante la grabación de dicho álbum los dos líderes de la banda, el vocalista Steven Tyler y el guitarrista Joe Perry, cruzaron todas las “líneas rojas” en cuanto al consumo de los más peligrosos y prohibidos estupefacientes y, por esa misma época, también se excedieron los límites en cuanto a crudas peleas internas entre los propios Tyler y Perry (e incluso entre sus esposas), con también accidentes de coche del batería Joey Kramer y el mismo Joe Perry, un desorbitado gasto de 500.000 dólares en confeccionar el mentado álbum e incluso coqueteos con armas de fuego.
En resumen, que el descontrolado estilo de vida de super-astros del rock les comenzó a pasar una significativa factura a Aerosmith y la implicación artística del propio combo de Boston no resultó, seguramente, todo lo apasionada que debería haber sido durante la creación y cristalización de Draw the Line. Además, precisamente, a partir de este mismo punto la carrera del combo esteño padeció un prolongado descenso en su popularidad, durante una década, hasta llegar a su afortunada recuperación en las postrimerías de los años 80 y buena parte de los 90 con álbumes como Pump (1989), Get a Grip (1993) o Nine Lives (1997).
Aunque el propio guitarrista Joe Perry admitió ésto anterior de los excesos y las escasas apetencias de Aerosmith de trabajar como una banda unida, en aquel año 1977, y a pesar de que algunas de las más renombradas revistas especializadas criticaron, negativamente, el álbum Draw the Line, de todos modos el susodicho LP obtuvo bastante aceptación comercial (número 11 en las listas de los Estados Unidos); aunque no ya con las cifras de ventas ni las cotas de prestigio de inspiradísimos discos previos como Toys in the Attic (1975) o Rocks (1976).
Acerca de la portada en sí misma
Proseguiremos diciendo que al igual que por ejemplo Led Zeppelin en algunas ocasiones, durante los años 70, también los propios Aerosmith, de manera muy osada y arriesgada, no colocaron ni el título ni su logo de banda, directamente, en esta portada específica porque es posible que, en su caso concreto, los cinco rockeros de Massachusetts, tal vez, se considerasen a mismos ya suficientemente conocidos por el público, en 1977, y por tanto decidiesen no necesitar anunciarse en la propia cubierta como la mayoría de los grupos hacían, de modo usual.
Explicaremos que el concepto Draw the Line es un juego de sentidos con trazar un límite sobre lo que debes y no debes realizar en tu vida; como antes se sugirió y, también, con el trabajo de delinear que realiza un dibujante y, en este caso específico de la autoría de este frontal, nos referimos al respetado y popular Albert Hirschfeld.
Antes que proseguir hablando de éste último, concretaremos que, según el vocalista Steven Tyler, dicha frase principal del disco reflejaba, exactamente, la manera en que Aerosmith vivían en aquel momento del 77, donde siempre iban demasiado lejos en todo y nunca sabían donde trazar la raya divisoria; así que, las opciones se tornaban infinitas y aquellos rockers desoían las advertencias que se hacían a si mismos de no dirigirse por esos espinosos caminos de sustancias ilegales y demás desfases.
Por su parte, el productor del Draw the Line, Jack Douglas, expresó que aquella oración que encabezaba el LP lo resumía todo acerca de Aerosmith, en 1977: las rayas de cocaína y heroína, además de las rayas simbólicas y el hecho de cruzarlas todas, sin importar lo que ello significaba.
Fue el sello Columbia el que el pidió al aludido dibujante Al Hirschfeld a ver si podía encargarse de la portada, así que éste último se acercó a un convento abandonado e improvisado éste como estudio de grabación, llamado The Cenacle y próximo a Nueva York, para retratar allí mismo al grupo mientras sus componentes vivían en aquel lugar para tratar de hallar un ambiente laboral más natural y luchaban por sacar adelante sus nuevas canciones, durante aquel año 1977.
Así pues, con su inimitable, directa y talentosa técnica de utilizar el menor número de líneas posible para retratar a las personas, el aclamado y solicitado Hirschfeld se puso manos a la obra.
De tal modo, aparecen perfilados en la cubierta, de esa forma tan graciosa y situados de izquierda a derecha, Steven Tyler, Brad Whitford, Joey Kramer, Tom Hamilton y Joe Perry.
Según el mismo Steven Tyler, el habilidoso Hirschfeld efectuó una caricatura donde la banda salía idéntica a su aspecto en la vida real; además de que Tyler también opinó de que al propio quinteto de “aeroherreros” se les veía, en dicha ilustración, como a unos extraños especímenes botánicos detrás de un cristal.
Como anécdota, añadiremos que los integrantes de Aerosmith, en el fondo, quedaron encantados con aquel singular trabajo de Al Hirschfeld; así que los cinco rockeros bostonianos le pidieron al caricaturista que dibujara varios duplicados exactos de dicha portada para que no hubiera disputas entre los propios Tyler, Perry, Kramer, Hamilton y Whitford sobre quien se quedaría, en propiedad, con la ilustración original de Draw the Line.
¿Dónde está Nina?
Un acertijo se daba cada vez que Al Hirschfeld estampaba su rúbrica en un dibujo suyo, ya que él colocaba un número al lado de su propio apellido firmante y en el caso de la portada de Draw the Line, aparecía el “3”. ¿Qué significaba ésto?
Explicaremos, primeramente, que el dibujante neoyorquino se casó, en 1943, con la actriz alemana Dolly Hass, teniendo ambos una hija en común a la que llamaron Nina. En honor a esta última, desde entonces su padre siempre escribía, visualmente disimulado y en letra diminuta, el nombre de pila de su retoño, una o varias veces, dentro de la infinidad de caricaturas que llevaba a cabo y además, como pista para su localización, el mismo Al Hirschfeld indicaba el número de “ninas” justo al lado de la signatura de sus obras; como se expuso hace un momento.
En el caso de Draw the Line se debe uno a entretener a buscar, quizás con lupa, donde aparece por triplicado el nombre de la hija de Hirschfeld; aunque a algún fan de Aerosmith, de los más observadores, le ha parecido hallar, en pequeñas letras mayúsculas, lo de “NINA”, en dos ocasiones en el pelo del guitarrista Brad Whitford y en una oportunidad, dentro de la cabellera del cantante Steven Tyler; por si los lectores desean ellos también hacer su propia comprobación ocular.
Más trabajos de Al Hirschfeld relacionados con el Arte
Continuaremos esclareciendo que el LP Draw the Line, de 1977, resultó la única ocasión en que Al Hirschfeld se comprometió a trabajar en una portada relacionada con el rock and roll, aunque también este genial ilustrador elaboró retratos cómicos, ya aparte, sobre eminentes músicos del citado género como Elvis Presley, The Beatles, Neil Young, Mick Jagger, Eric Clapton, Jerry García, Bob Dylan o Bruce Springsteen; además de intérpretes puramente del jazz como Louis Armstrong, Duke Ellington, Dizzy Gillespie, Count Basie o Ella Fitzgerald; entre otros muchos/as
Sin embargo, en lo que realmente se hallaba especializado Hirschfeld era en el teatro de Broadway y el cine de Hollywood. En consecuencia, son conocidos sus dibujos de personajes de películas, para el diario New York Times y otros medios escritos, como Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, en Casablanca; Marilyn Monroe en Con Faldas y a lo Loco, Liza Minelli, en Cabaret; Julie Andrews y Christopher Plummer, en Sonrisas y Lágrimas o Jack Lemmon y Lee Remick, en Días de Vino y Rosas; entre otros muchísimos ejemplos del peculiar y deslumbrante trabajo de Al Hirschfeld; además de diseñar él mismo carteles para largometrajes como El Mago de Oz.
Otras portadas similares
Tanto antes como después del LP Draw the Line se ejecutaron este tipo concreto de dibujos sin colorear o esbozos similares, destinados éstos a frontales de bandas de rock.
Tenemos ejemplos de esto mismo con los casos de LP’s como Revolver (1966) de The Beatles (portada firmada por Klaus Voorman); The Who By Numbers (1975), de The Who (caricatura frontal del propio bajista John Entwistle) o Goo (1990), de Sonic Youth (ilustración de Raymond Pettibone); entre otras muchas cubiertas que se dirigen, aproximadamente, en esa dirección.
No contamos ya todo el resto de divertidos, cariñosos y estilizados dibujos, de este mismo tipo, los cuales no resultaron destinados a frontales de álbumes, es decir, que se hayan realizado aparte (que también los hay y en abundancia) por otros muchos ilustradores y en relación a los músicos; incluidos los propios Aerosmith, por supuesto.