Guts – Nightmare Fuel

Nuestra Nota


8.75 / 10

Ficha técnica

Publicado el 31 de enero de 2025
Discográfica: Vargheist Records
 
Componentes:
Juha Kivimäki - Voz
Iiro Hustovaara - Guitarra
Jaakko Hentilä - Guitarra
Mikko Saari- Bajo
Jani Kiiski - Batería

Temas

1. Mortar (0:13)
2. 571 (4:47)
3. Devoured By Insects (4:20)
4. Ravenous Leech (4:12)
5. Viper (3:06)
6. Echoes of Desolation (4:04)
7. Escapism (3:36)
8. Vessel for Parasites (3:45)
9. Transient Eden (3:36)
10. BNST (4:54)
11. Nightmare Fuel (3:41)

Multimedia




Escucha y compra

Este disco en Amazon: Guts – Nightmare Fuel
Todos los discos de Guts en Amazon


Cada mañana, mientras recorro las sombrías calles de Turku, la ciudad más antigua de Finlandia, me invade la sensación de transitar por un territorio prohibido, donde cada sombra oculta un secreto macabro. Pero hoy, la oscuridad tenía otro matiz: una amenaza latente, casi palpable, como el filo de un cuchillo a punto de desgarrar la rutina. Así es Nightmare Fuel (2025) de Guts, un tsunami de distorsión primigenia que nos arrastra a un ritual de caos y muerte sonora, donde cada nota perfora el tímpano como un taladro neumático.

Nos topamos con 11 cortes y 43 minutos de catarsis extrema, un viaje sin concesiones que retoma el espíritu inquebrantable del death metal clásico de los 90, mientras clava sus garras en el presente con una saña renovada. Tras el debut Decay (2023) —un manifiesto de groove primitivo y rechazo a toda pulitura melódica—, la horda finlandesa consolida su identidad: brutalidad sin máscaras, riffs que astillan vértebras y una ejecución que evoca la crudeza de un sótano inundado de sudor y sangre.

La formación actual —Juha Kivimäki al micrófono, Iiro Hustovaara y Jaakko Hentilä en las guitarras, Mikko Saari en el bajo y Jani Kiiski tras la batería— no se limita a tocar; esculpe armas sónicas que desatan una guerra acústica. Desde el rugido inicial de «Mortar», que avanza como un bulldozer arrasando escombros, hasta el clímax claustrofóbico de la homónima «Nightmare Fuel», cada tema es un asalto que te obliga a mirar de reojo, como quien siente la mirada de la muerte acechando en cada esquina.

Si Decay exploraba el death ‘n’ roll con tintes thrash —como en «Galvanistic Reanimation»—, en este álbum la banda desciende a las profundidades del horror. «571» despliega una densidad lúgubre con melodías que gimen bajo capas de distorsión, mientras «Viper» hipnotiza con un groove reptante que te hace estremecer. Y en «Devoured By Insects», los riffs serruchan los nervios con la precisión de un carnicero, mientras «Vessel for Parasites» acelera hacia un caos controlado, provocando en mí la inquietud de querer cavar mi propia tumba.

La producción de Joona Lukala es, en sí misma, una contradicción perfecta: huele a cinta analógica sepultada en barro, pero late con la claridad de un electrocardiograma. El bajo de Saari se incrusta en las costillas, y la batería de Kiiski marca una cadencia casi marcial. Hasta los silencios entre canciones son trampas; breves treguas que, como la calma antes del asalto final, te preparan para el siguiente golpe brutal.

En «BNST» se atreve incluso a incluir un solo de guitarra, y la portada, obra de Timon Kokott, plasma en tonos verdosos una pesadilla febril en la que una silueta siniestra acecha a una inocente. No hay alegorías en este ritual; solo el horror visceral y auténtico que se respira en cada acorde.

No es casualidad que, cada vez que escucho Nightmare Fuel, sienta esa urgencia casi primigenia de abrazar el caos, como si el metal extremo fuera el refugio definitivo en un mundo extraño y sombrío. Guts no solo honra las tradiciones de la vieja escuela, sino que, añadiéndole su propio veneno creativo, reinventa el género. Es ese death metal viejo, sanguinolento, real y crudo, el que te atrapa, te desgarra y te obliga a escuchar a todo volumen, como si en cada nota se esculpiera el filo de un cuchillo destinado a clavar en lo más profundo de tus entrañas.

Como dijo el propio Kivimäki:

«Quisimos capturar el sonido de una banda tocando en un sótano inundado, donde el sudor y la sangre se mezclan con los cables.»

Nightmare Fuel no es simplemente la evolución natural de Decay; es un salto cualitativo que eleva a Guts a una nueva cumbre del death metal, un espejo oscuro en el que se refleja la brutal realidad del género. Si buscas una experiencia que te haga sentir la acechante presencia de la muerte, ese eco retorcido de un pasado que se niega a morir, este álbum es para ti: aquí no hay concesiones ni luz al final del túnel, sino solo una espiral descendente de oscuridad intransigente y devastadora.

Con una producción afilada como un bisturí y una ejecución implacable, Nightmare Fuel se posiciona como una obra de referencia para quienes buscan la esencia más pura y despiadada del death metal. ¿Estamos acaso ante el mejor álbum del género en lo que va del año? La respuesta, como sus acordes, es tan brutal como innegable. Abróchate el cinturón, sube el volumen y déjate arrastrar por esta espiral descendente hacia el abismo, donde, en el reino del verdadero death metal, la muerte se siente más viva que nunca. Nightmare Fuel es, sin lugar a dudas, la chispa que enciende y da forma a tus peores pesadillas.

Rubén de Haro
Sobre Rubén de Haro 645 Artículos
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J'hayber.