The Mars Volta – Frances the Mute (Especial 20º Aniversario)

Ficha técnica

Publicado el Universal Records / Strummer Recordings / Gold Standard Laboratories
Discográfica: 1 de marzo de 2005
 
Componentes:
Cedric Bixler-Zavala - Voz
Omar Rodríguez-López - Guitarra, sintetizadores
Juan Alderete de la Peña - Bajo
Jon Philip Theodore - Batería
Isaiah ”Ikey” Owens - Teclados
Marcel Rodríguez-López - Percusión, teclados

Temas

1. Cygnus....Vismund Cygnus (13:02)
- Sarcophagi
- Umbilical Syllables
- Facilis Descensus Averni
- Con Safo 

2. The Widow (5:51)

3. L'Via L'Viaquez (12:21)

4. Miranda That Ghost Just Isn't Holy Anymore (13:09)
- Vade Mecum
- Pour Another Icepick
- Pisacis (Phra-Men-Ma)
- Con Safo 

5. Cassandra Gemini (32:32)
- Tarantism
- Plant a Nail in the Navel Stream
- Faminepulse
- Multiple Spouse Wounds
- Sarcophagi

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De las pocas cosas que puedo alardear en mi amplia e innumerable trayectoria como espectador es haber visto en directo varias esenciales bandas (sumamente contadas) en su mejor momento. La última, a pesar de no tocar algunos de mis cortes preferidos («Tinker», del EP Knocknarea aún me eriza la piel y me hace cerrar los ojos cada vez que la escucho), fue la prometedora formación británica Maruja, en el energético bolo que ofreció el pasado 11 de octubre de 2024 en la discoteca barcelonesa Wolf. Por otro lado, la primera que tengo grabada en la memoria (una remembranza difusa y soberbia) la ejecutó la tóxica alineación original de Jane’s Addiction, un 6 de abril de 1991 en la entrañable Zeleste (posteriormente, reinaugurada bajo el nombre de Razzmatazz) de la calle Almogàvers. Y entre este par de imborrables citas, concretamente el 2 de diciembre en el permanente club Apolo de la Ciudad Condal, fueron los chicos de The Mars Volta quienes me dejaron boquiabierto.

Como si recibiera un inesperado pero deslumbrante regalo prenavideño, aquellas dilatadas seis piezas, todas pertenecientes a su larga duración De-Loused in the Comatorium (2003), me convirtieron, ipso facto, en fan de unos músicos que solo había oído de refilón, y que había ignorado en su relevante proyecto anterior At the Drive-In. Curiosamente, en la actualidad, estoy más metido en la discografía del legendario conjunto tejano de post-hardcore (vibrando, por ejemplo, con el determinante temario incluido en su cuarto extended play, Vaya, de 1999) que en el material publicado por los protagonistas de este artículo (no obstante, su controvertido álbum homónimo de retorno, lanzado en 2022, lo considero una inusitada delicia). Sin embargo, en su día, disfruté enormemente y bastante a contracorriente (como muestra, en los desplazamientos nocturnos con mi coche, a menudo, no eran aceptados ni asimilados por la mayoría del resto de ocupantes) de los particulares “barullos” que desprendían su segundo trabajo de estudio, que hoy celebra su vigésimo aniversario, y su único LP en vivo, titulado Scabdates y registrado en diversas fechas de las giras de 2004 y 2005.

Frances the Mute es atronadora tormenta y cautivadora calma. Orden y caos. Complejidad y detallismo. Atonalidad y melodía. Saturación y delicadeza. Urgencia y pausa. Tradición y eclecticismo. Desafío y ambición. El insólito croar de las ranas y el lánguido piano cubano.

Los “hermanos” (siempre me han parecido almas gemelas) Omar Rodríguez-López (guitarra, compositor y productor) y Cedric Bixler-Zavala (letrista y vocalista principal), respaldados por habituales cómplices (el bajista Juan Alderete de la Peña, el teclista Ikey Owens, el batería Jon Theodore y el multinstrumentista Marcel Rodríguez-López) y las precisas aportaciones de John Frusciante y Flea de los Red Hot Chili Peppers, Roger Manning (de los infravalorados Jellyfish), el reputado percusionista estadounidense Lenny Castro y el prestigioso arreglista y director de orquesta canadiense David Campbell, mezclaron partituras “robadas” a Led Zeppelin, King Crimson, Frank Zappa y Carlos Santana con las aguerridas sonoridades de sus previos manuales estilísticos para crear, a principios del nuevo milenio, su obra más referencial (con permiso del antes citado long-play de debut). Por supuesto, para redondear la alabada propuesta, el diseñador gráfico Storm Thorgerson (primordialmente conocido por sus colaboraciones con Pink Floyd) tomó la chocante fotografía que ilustra la ya icónica portada, muy en consonancia con su críptico y surrealista contenido.

Aunque me gustaría volver a contemplarlos en concierto, dudo que me impactarían tanto como en aquel lejano show en el epicentro de la capital catalana. Mi próxima apuesta, si finalmente tengo la oportunidad, es un recital del saxofonista de jazz progresivo Kamasi Washington.