
Si por algo es recordado el carismático vocalista Geoff Tate es por su longeva etapa durante nada más ni nada menos que tres décadas al frente de la mítica formación Queensrÿche. Fueron muchos los temas que destacaron de esa época dorada que encumbraron a la banda a lo más alto, en especial en esos primeros veinte años de génesis de un estilo propio a caballo entre el heavy metal clásico y el progresivo que gustó y mucho, y que dio como resultado que muchas personas los consideren aun en la actualidad una banda de culto.
Con semejante reclamo, era de esperar que la respuesta a la cita propuesta el pasado lunes 3 de marzo por Geoff Tate, the Big Rock Show Tour 2025, fuera masiva. La sala nos quedó pequeña para tanto nostálgico ávido por recuperar aquellas viejas sensaciones del descubrimiento de algo genuino, y aunque la climatología de aquella tarde invernal no acompañó en absoluto, allí nos personamos puntualmente para entrar en calor…
Ivory Lake
Ivory Lake es simplemente el proyecto en solitario de Josh Watts, exbaterista de Geoff Tate, quien, aunque él solito se baste para escribir, cantar e interpretar su música, tuvimos la ocasión de verlo con toda una banda al completo arropándolo, resultando de una experiencia más enriquecedora. A tal efecto Jac Bentley y Yasmin Decay fueron los encargados de las guitarras, Scott Parker del bajo, además del propio Josh Watts a cargo de las voces y la batería. Siempre impacta ver en directo cómo se apañan los baterías a la hora de cantar ejecutando un instrumento tan complejo como el suyo, pero lo cierto es que además de hacerlo a un buen nivel, tuvo un complemento vocal de lujo en la figura de Yasmin, quien aportó su voz femenina más melódica en muchos momentos clave de su música.
Intentar definir el estilo que practica Ivory Lake no es tarea fácil. Podríamos aventurarnos en encasillarlo en una especie de pop-rock de tintes oscuros, aunque posiblemente quedaríamos cortos. “Northland”, el tema escogido para iniciar al recital se acercó más a tesituras grunge, resultando algo discordante con el resto del repertorio. “Fuck Around and Find Out” brilló más gracias a un estribillo conseguido en que las voces de Josh y Yasmin se entrelazaron trasmitiendo frescura. La más asequible y con una rítmica muy interesante “Cigarettes” contrastó momentos melódicos con otros más contundentes, encajando a la perfección con ese concepto que hemos intentado resumir antes como pop rock con tintes oscuros. “Teddy Had a Temper” mostró su temperamento a base de contrastar sus estrofas más desnudas y relajadas con un marcado estribillo rabioso potenciado por un ritmo contundente de batería. No sin antes recordarnos que podríamos dirigirnos al merch a por material suyo para apoyarlos, encararon la balada “Pillows”, un tema que claramente bebe de influencias Beatlenianas. Y puestos a hablar de influencias, Hendrix claramente nos vino a la cabeza al escuchar la más enérgica “Don’t Talk”, uno de los mejores cortes que les escuchamos. “My Little Flowers” a continuación volvió a jugar a los contrastes de intensidades estrofas/estribillos, brillando de nuevo esa dupla vocal Josh/Yasmin. Y llegamos ya al final con “Woman”, algo más insulso que sus predecesores y que no acabó de tener la garra suficiente para tratarse del broche final del espectáculo, en mi opinión.
Qué recorrido le espera a este proyecto, está por ver, y aunque su propuesta estuvo correcta y no exenta de originalidad, no creo que el público agolpado en la Nau sea el verdadero target de este artista. Estamos hablando de una música de concepción moderna y sin ánimo de faltar en absoluto… la mayoría de los que nos acercamos a la sala peinamos canas desde hace ya años.
Setlist Ivory Lake:
Northland
Fuck Around and Find Out
Cigarettes
Teddy Had a Temper
Pillows
Don’t Talk
My Little Flowers
Geoff Tate
Antes de iniciar la crónica en sí me veo en la obligación de comentar que, aunque en ningún lado vimos la palabra sold-out anunciada, en la sala no cabía ni un alfiler. Con ello simplemente quiero hacer notar que las condiciones no fueron las mejores para disfrutar del espectáculo desde un estado de concentración óptimo, pues no fueron pocas las veces que una servidora fue vapuleada sin piedad como si estuviera dentro de un pinball. Así me encontraba de agobiada por ser incapaz de encontrar una salvaguarda cuando sonaron las primeras notas de intro a “Empire”, hecho que, por un momento, me hizo olvidar mis penurias y centrar toda mi atención en el escenario y en lo que en él empezaba a suceder. Poco a poco fueron desfilando los músicos que acompañaban a Geoff, y para nuestra sorpresa, fueron muchos. Hasta tres guitarristas tomaron el escenario (Darío Parente, Amuary Altmeyer, James Brown), más un bajista (Jack Ross), un teclista (Bruno Sa) y un baterista (Robert Baker), una banda totalmente internacional, pues cada uno de ellos es de un país distinto.
Locura total la que se desató con esos primeros riffs del tema, quizás, más emblemático de Queensrÿche, “Empire”, que brilla con mucha personalidad propia y que nos permitió descubrir que el estado vocal de Geoff sigue a un alto nivel aun habiendo superado ya la edad de jubilación. Sí es cierto que hubo un poco de barullo en esos primeros instantes con tanto músico sobre el escenario, que además de tocar, aportaron coros casi en su totalidad, pero poco a poco fueron aclarándose las cosas hasta conseguir cierta estabilidad sonora. Apostar por la carta ganadora tan solo empezar es sinónimo de éxito sí o sí, así que, en menos de cinco minutos, Mr. Tate y compañía ya tuvieron a todo el respetable en el bolsillo. Pero en vez de tirarse a lo fácil y continuar con cartas ganadoras, nos asombraron con la elección de dos temas complejos seguidamente. El más “actual” de toda la noche, nada más ni nada menos que del año 2003, “Desert Dance”, un híbrido que combina sonoridades orientales con ciertos tramos vocales cercanos al rap tirando de efectos sonoros. A mi personalmente me dejó un poco descolocada, la verdad es que no esperaba encontrarme a Geoff gesticulando en modo rapero ni por casualidad, pero por suerte pasó en un suspiro y empalmaron con otra difícil de digerir pieza de aire oriental llamada “I Am I”. “Sacred Ground” resultó mucho más accesible y aquí sí notamos el excelente trabajo coral de toda la formación arropando a Geoff. Este primer bloque fue liquidado con de “The Thin Line”, momento que aprovechó Geoff para sacarle brillo a su saxo. Todo un puntazo verlo combinar voz y saxo, éste último le dio un punto muy exclusivo a un tema que es uno de los imprescindibles de la banda y que fue ampliamente secundado.
Como comentábamos y descubrimos más adelante al hacernos con la imagen de un setlist del escenario, la velada estuvo dividida en bloques, no temporales, sino más bien temáticos en función de la música presente en cada uno de ellos, a mi entender, separados entre ellos por los parlamentos del maestro de ceremonias Geoff. Y si en este primer bloque se introdujeron bastantes temas experimentales, el segundo giró en torno al disco Operation: Mindcrime (1988) y la tecnología. De este disco recuperaron tres cortes encadenados, el homónimo, “Breaking the Silence” y “I Don’t Believe in Love”, despertando un mayor interés en la audiencia que en previos momentos. Y es que a ver quién no sucumbe a los encantos de este álbum, piedra angular sin duda de la carrera de los de Seattle. El juego que pueden llegar a dar tres guitarristas lo pudimos comprobar en solos como el contenido en “Operation: Mindcrime”, un momentazo que se vivió con gran intensidad con un coreado masivo por toda la emotividad que desprende este tema que forma parte de la banda sonora de toda una generación. Poco a envidiar tuvo “Breaking the Silence”, otro de los grandes del disco, con un público jaleando y cantando de principio a fin, o un “I Don’t Believe in Love” en clave más sosegada pero igualmente secundada. Se notó que la gente tenía hambre de clásicos. Sin embargo, lo que vino a continuación fueron un par de temas de lo más inquietantes, en los que el gran Geoff transformó su voz en una de robótica en varias secciones gracias a los efectos que emanaron de la mesa de sonido. “NM 156” seguida de “Screaming in Digital” fueron esos dos cortes tan impactantes que nos mostraron la preocupación de la banda por la tecnología.
Tocó un pequeño receso para coger aire, momento que aprovechó Geoff para hablarnos del pasado y del presente comparándolos y cómo la tecnología ha cambiado nuestra forma de relacionarnos con nuestro entorno. Nos preguntó si habíamos vivido los 80, momento en que se compusieron los temas que acababan de sonar, y sí, la respuesta fue bastante unánime al respecto.
Encaramos ya un tercer bloque que fue a degüello a por una serie de clásicos infalibles seguidos, siendo sin duda este tramo lo mejorcito de la noche. Regresamos a 1986 y a su disco Rage for Order para recuperar «Walk in the Shadows», así como a Empire (1990) para hacer lo propio con otros dos temarrales incontestables: «Another Rainy Night (Without You)» y «Jet City Woman». Un auténtico lujo poder escuchar estas joyas que llevan tantos años formando parte de nuestras historias personales y que tanto tiempo después siguen sonando tan frescas como en sus orígenes. Geoff bromeó al final de esta última canción por el contenido de una de sus estrofas («It feels as if I may never get home») con las que se siente totalmente identificado. Nos contó que en 2024 tan solo pasó once días en su propia casa y que en realidad, donde se siente a gusto es en el escenario con nosotros, comentario que fue recompensado con un sonoro aplauso. Instalados aún en Empire, se reservó la verdadera joya de la corona para ese final previo a los bises. Nos habló de las miles de historias bonitas que le han contado sus fans sobre un tema que no desveló hasta el final de su speech, y que no podía ser otro que una de las baladas más exquisitas que se hayan escrito jamás: «Silent Lucidity». De piel de gallina de principio a fin. Y así nos dejaron, con las lagrimillas a punto de brotar o cayendo a borbotones, pidiendo más.
Y menudo regreso nos prepararon para este cuarto y último bloque final. Después de presentar a todos y cada uno de los músicos, se decantaron por versionar a Pink Floyd con la canción «Welcome to the Machine». Entiendo perfectamente el porqué de dicha elección, pues si de algo sirvió fue para sentar unas bases llenas de magia para que los músicos tuvieran su espacio para lucirse y los pudiéramos ovacionar como se merecen. Me encantan estos detalles hacia unas personas que no solo deben reproducir lo que les toca sino que están ahí también aportando su visión propia de lo que interpretan e impregnando su personalidad a ello.
Y aunque estábamos ya en tiempo de descuento, todos sabíamos que faltaba homenajear a los verdaderos orígenes de la banda, esos dos primeros trabajos de los cuales apenas habíamos escuchada nada durante la noche. Así pues, no nos extrañó que recuperaran todo un himno de puño en alto como es «Take Hold of the Flame» de The Warning (1984), y «Queen of the Reich» de su primer EP Queensrÿche (1983), cerrando el ciclo de esta manera. ¿Y os pensáis que Geoff acusó la más de hora y media que llevaba dándolo todo a nivel vocal? Hay que tenerlos muy bien puestos para atreverse con «Queen of the Reich» como colofón de la noche… A mí, me ganó ya del todo. Apoteósico este final de infarto.
Geoff Tate sigue manteniendo viva la llama de Queensrÿche tantos años después y nosotros, encantados de que así sea.
Setlist Geoff Tate:
Empire
Desert Dance
I Am I
Sacred Ground
The Thin Line
Operation: Mindcrime
Breaking the Silence
I Don’t Believe in Love
NM 156
Screaming in Digital
Walk in the Shadows
Another Rainy Night (Without You)
Jet City Woman
Silent Lucidity
—–
Welcome to the Machine (Pink Floyd cover)
Take Hold of the Flame
Queen of the Reich
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!