Crónica y fotos del concierto de Godspeed You! Black Emperor + Mat Ball - Sala Apolo (Barcelona), 5 de marzo de 2025

Godspeed You! Black Emperor en Barcelona: más allá del directo

Datos del Concierto

Bandas:
Godspeed You! Black Emperor + Mat Ball
 
Fecha: 5 de marzo de 2025
Lugar: Sala Apolo (Barcelona)
Promotora: Aloud Music
Asistencia aproximada: 1.300 personas

Fotos

Fotos por Josep Maria Llovera

Godspeed You! Black Emperor es una de esas bandas que no necesita presentación para quienes siguen la música experimental y post-rock. Tres años y medio después de su último trabajo, G_d’s Pee AT STATE’S END! (2021), la banda publicó en octubre del pasado año “NO TITLE AS OF 13 FEBRUARY 2024 28,340 DEAD”.

Con la publicación de este disco la banda también emprendió una gira que los trajo nuevamente a Barcelona, donde el pasado 5 de marzo tuvieron la oportunidad de demostrar en vivo la monumentalidad de su música. La sala Apolo, sold out desde días antes, esperaba con ansias el regreso del conjunto canadiense.

Esta vez opté por ir en Renfe, pero su puntualidad tardía hizo que me perdiera a Mat Ball, que se encargaba de abrir la noche. Sin embargo, aunque eso fue un pequeño inconveniente, lo que me esperaba dentro ya valía la pena por sí solo. Ya en los aledaños, y pese a que los teloneros estaban acabando, se veía un gran ambiente, con algún rezagado preguntando por entradas, aunque ya era demasiado tarde, y al entrar vi que el público se encontraba en un estado de completa quietud, como si cada persona estuviera esperando algo mucho más grande que simplemente música en vivo.

La sala estaba abarrotada, y la atmósfera parecía más la de una ceremonia que la de un evento normal. Las charlas y los gritos habían sido reemplazados por un silencio total que ya nos acompañaría el resto de la noche. Y eso, en muchos sentidos, fue lo que definió el concierto.

Mientras sonaba «Hope Drone» los canadienses salieron lentamente al escenario, sin prisas, sin grandes aplausos ni festejos. No hubo presentaciones ni palabras; simplemente se pusieron a tocar. No había necesidad de más. La banda estaba completamente centrada en la música, y el público, aunque expectante, no hizo ningún ruido. Las proyecciones visuales que acompañaban a la música fueron un golpe de efecto más para esa atmósfera única. Cada imagen proyectada en la pantalla que había detrás de la banda parecía tener la misma importancia que los instrumentos que tocaban. El escenario estaba lleno de sombras y luces bajas, lo cual creaba un ambiente sombrío que envolvía a todos en la sala. No había espectáculo, solo una experiencia visual y sonora que no dejaba lugar para la distracción.

El sonido fue más que correcto durante toda la noche, con un gran Mauro Pezzente al bajo sosteniendo la estructura de la música y dando una amplitud que llenaba cada rincón del lugar. Y eso, combinado con las capas de sonido y los instrumentos no habituales en el post-rock, como el violín, el contrabajo y el xilófono, le daban al conjunto una textura muy rica. Los miembros de la banda se intercambiaban posiciones sin que nada interrumpiera el flujo de la música, y cada movimiento parecía estar calculado, como si todo tuviera que seguir un ritmo preciso. Y fue así durante toda la actuación, sin prisa ni interrupciones. Cada pieza, cada transición entre temas, se tomó el tiempo que necesitaba para desarrollarse.

El manejo de los silencios fue otra de las características destacadas del concierto. El grupo utilizó el vacío con tanta habilidad como la música misma. Hubo largos minutos en los que la sala se sumió en capas atmosféricas de sonido drone, solo para ser inundada de nuevo por la música. Estos momentos no solo mantenían la tensión, sino que también nos hacían más conscientes de los pequeños detalles. La duración de las composiciones, con compases interminables, no solo era una muestra de la paciencia de los canadienses, sino que también nos invitaba a reflexionar.

Por otro lado, la falta de interacción directa con el público fue algo que, lejos de restar, agregó a la sensación de que estábamos ante algo distinto. No hubo agradecimientos, ni peticiones para que aplaudiéramos. Lo que la banda estaba haciendo no necesitaba esa clase de refuerzo. El sonido y la atmósfera que habían creado lo decían todo. Este no era un concierto en el que se buscara la conexión típica con los asistentes, ya que la perfomance en sí era la propia protagonista, en una especie de declaración artística que no necesitaba palabras.

Tras casi dos horas, cuando terminaron con «BBF3», la sala se iluminó por primera vez, y el aplauso que surgió del público fue lo más efusivo que sonó esa noche; aun así, no me pareció que la gente quisiera salir de la experiencia inmediatamente. Y al igual que al principio, la sala seguía llena, pero esta vez con una atmósfera diferente. La gente comentaba, pero aún con la sensación de haber formado parte de algo único.

Godspeed You! Black Emperor no ofrecieron un concierto tradicional, ya que los que los hemos visto en otras ocasiones ya sabemos que sus espectáculos van más allá de lo común. Nos llevaron a un lugar donde la música y la atmósfera no solo se fusionaron, sino que se potenciaron mutuamente. Un concierto que, en su totalidad, desafía la idea convencional de lo que debe ser un show en vivo. Y eso, sin duda, es lo que lo hace interesante.

Setlist Godspeed You! Black Emperor:

Hope Drone
SUN IS A HOLE SUN IS VAPORS
BABYS IN A THUNDERCLOUD
RAINDROPS CAST IN LEAD
Fire at Static Valley
PALE SPECTATOR / GREY RUBBLE
Moya
BBF3

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Sobre Joan Martínez 28 Artículos
Adicto a la música desde que tengo uso de razón y pateador de todas las salas de concierto de Barcelona. A veces me creo músico, cocinero, escritor o lo que se me pase por delante.