Ya lo tenemos de nuevo por aquí, Abbath ha vuelto con nuevo trabajo bajo el brazo, eso sí con algo de retraso por mi parte. El nuevo disco del controvertido y simpático personaje salió hace un par de meses dando continuidad al buen sabor de boca dejado tras su debut en solitario con su álbum homónimo, Abbath (2016).
Mi relación con el black metal es testimonial, ya lo dejé claro en mi reseña improbable de Mayhem, pero sí es cierto que hubo una época en la que me vi atrapado por varios representantes de la vertiente menos cruda o más sinfónica del género. Entre los grupos y discos que disfruté se hallaba el Sons of Northern Darkness (2002) de Immortal, tras el cual desarrollé cierta simpatía por los parodiados integrantes de la formación noruega. Tanto alud de memes y parodias sobre Immortal y sus integrantes hizo que desarrollara cierta simpatía hacia su cantante y guitarrista Abbath, ya no tanto en lo personal sino a la figura del personaje. Sus vídeos sobre caídas en la nieve o la soberana hostia que se mete colina abajo antes de un concierto son memorables y desternillantes. Pero lejos de luchar contra esos vídeos que puedan tirar por tierra la imagen de malotes, atesoran un gran sentido del humor por lo que cualquier tipo de estrategia para hundirlos queda desmontada.
Cuando Abbath en 2015 decidió abandonar Immortal, después de una ardua y fallida batalla legal para hacerse con el nombre y derechos de la banda, para continuar su carrera en solitario se decidió a sacar un disco en el que dejaría claras sus intenciones a partir de ese momento. Fue entonces cuando pude verle en el Rock Fest de 2017, pero sinceramente poca atención le presté, a media actuación decidí ir hacia otro lado algo menos aburrido.
Tres años más tarde de su primer larga duración en solitario el guitarrista y cantante noruego nos trae la esperada continuación. Si bien su anterior trabajo fue una bocanada de aire fresco en lo que a black metal para todos los públicos se refiere, éste segundo Outstrider (2019) sigue la estela del anterior pero con matices, no adelantemos acontecimientos.
Con una formación totalmente renovada Abbath nos entrega poco más de 35 minutos de black metal repartidos en ocho cortes. Los temas se caracterizan por alternar medios tiempos con otros más rápidos y asequibles para los oídos nada acostumbrados a los sonidos más extremos aunque, la rasgada y limitada voz de Abbath destaca dando su seña de identidad.
A pesar de su fácil asimilación y corta duración, éste segundo trabajo pierde la frescura que poseía su anterior disco. Es cierto que en algo mejora, y mucho, sólo hay que comparar las portadas de ambos álbumes. La ilustración del segundo trabajo representando un oscuro bosque en el que se intuye la silueta de la cara y el maquillaje de nuestro protagonista mejora con creces la espeluznante fotografía en primer plano del rostro de Abbath ilustrando su primer trabajo.
En lo que a las canciones se refiere hay de todo un poco. Musicalmente destaca un sonido más thrash por lo que es más asimilable para los que no somos muy simpatizantes de los extremos sonidos nórdicos. Es cierto que he tenido que escucharlo en bucle varias veces antes de poder decidirme que canciones son las que más me han gustado, ya que no hay ninguna que enganche a la primera. Son canciones menos frescas (coincido con mi compañero Beto LS utilizando el mismo adjetivo) por lo que puede hacerse algo monótono. Lo cierto es que es una lástima porque los nuevos miembros realizan un muy buen trabajo.
El disco empieza con una ambiental introducción y guitarra acústica de “Calm in Ire Hurricane” sobre la que se suman las guitarras distorsionadas, bajo y batería. Me llama especialmente la atención algunos riffs más “heavies” y limpios que contrastan con la contundencia y la velocidad de la canción. Lo mismo ocurrirá en “The Artifex” tercera canción del disco, donde un limpio solo de guitarra contrasta con la oscura ambientación y sonido más thrash.
No me gusta para nada el aparentemente desganado lamento que hace Abbath al inicio y en medio del segundo “Bridge of Spasms”, me desconcentra de tal manera que me impide disfrutar de un más que correcto tema.
Las canciones a destacar de éste Outstrider es la pegadiza y machacona “Harvest Pyre” junto con la canción que da título al álbum, un medio tiempo épico en el que el bajo de la menuda Mia suena espectacular. También destaca en la tétrica introducción de “Hecate” ante de adentrarse en un tema rápido y directo. En general poco más a destacar ya que no nos ofrece nada nuevo que no conozcamos.
Pronto estará de gira por nuestras salas por lo que podremos comprobar que tal defiende la banda los temas de su nuevo trabajo. Mientras tanto alternaremos la escucha de sus discos con algunos memes y videos.
¡Salud y Heavy Metal!
Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita.
Salud y Heavy Metal.