Ya comenté en la revisión de su anterior disco Terrorvision (2018) que tras la salida de su desastroso Strychnine.213 (2008) solo han hecho que ir a mejor y de una manera absolutamente aplastante. Y es que con este nuevo EP que nos presentan ahora ya son un total de nueve trabajos en 12 años, que se dice pronto. Cada dos años nos ofrecen un disco y un EP entre medias para que los fans de los belgas estemos más que contentos, un grupo en estado de gracia y muy activo.
Así por sorpresa apareció el primer adelanto de La Grande Mascarade mostrándonos una portada espectacular como nos tienen casi siempre acostumbrados, una obra realizada por Mitchell Nolte que aunque no tenga mucho bagaje dentro del metal extremo ha hecho un excelente trabajo. El video lyric que presentaron nos muestra a unos Aborted muy sangrientos y algo más revolucionados, más técnicos y enrevesados.
Este nuevo trabajo consta de tan solo tres canciones, pero vaya tres canciones estimados lectores. Esta gente está en un momento muy dulce y es igual quien esté en sus filas, ya que Sven sabe dirigir a todos sus compañeros por el sendero correcto. El adelanto «Gloom and the Art of Tribulation» ya me dejó con el culo torcido y es que a cada paso que dan se reinventan. Es un gran despliegue de metal extremo sin concesiones, pura brutalidad con unos infecciosos riffs de guitarra, una batería meticulosa a cargo del gran Ken Bedene y un Sven en estado de gracia con unos registros vocales que te dejarán alucinado.
Una introducción terrorífica (ya nos tienen más que acostumbrados) y empieza la escabechina. A los pocos segundos notas una evolución, una tremenda precisión de pura agresividad. Rabia y mala leche por todos los lados completando un todo que se torna en pura locura. Vaya nivelazo que se gastan estos belgas. El uso de disonancias en momentos puntuales crean una tensión que te pone los pelos de punta que junto a unos vertiginosos solos y a algunos momentos épicos te llegan incluso a estremecer. Si no existiesen los tendríamos que inventar, no hay duda.
La primera canción es de un nivel insultante pero «Serpent of Depravity» no se queda atrás. Otro gran despliegue de buen gusto, técnica y meticulosa brutalidad. La batería está totalmente desbocada y van a unos tempos que parecen incluso inhumanos, pero bueno, hoy en día el nivel de los músicos es tremendo y no nos debería ni sorprender, pero si que lo hacen. De nuevo destaco las voces que están llenas de detalles y matices que elevan la calidad hasta cotas que cuesta ver y escuchar habitualmente.
Para rematar la faena tenemos «Funeral Malediction» y uno puede pensar que bajarán un poco las revoluciones pero que va, más matraca de la buena, a todo trapo y sin frenos. Se trata de una canción típica de estos maestros y en esta si que hay algún ritmo más «tranqui» para así poder mover la cabeza, con algo más de groove y momentos más «ambientales». Joder con el doble bombo en la parte del solo, vaya acelerones que mete y se queda tan pancho. De nuevo un momento de epicidad, corto pero muy bien implementado.
La única pega tras estos casi 12 minutos de música extrema es eso mismo, que son solamente 12 minutos y quieres más aunque de intensidad van sobrados. Pero vamos, sabiendo que están tan inspirados y que no tardan mucho en sacar nuevo material seguro que si el coronavirus no lo evita tendremos este mismo año 2020 nuevo disco, quien sabe.