Los veteranos death metaleros belgas, Aborted, regresan con una furia renovada en su duodécimo álbum de estudio, Vault of Horrors (2024). Desde su formación en 1995, la banda ha sido una fuerza imparable en el mundo del death metal, destacando por su brutalidad implacable y su habilidad para innovar dentro del género. Con discos aclamados como Goremageddon: The Saw and the Carnage Done (2003), Retrogore (2016), TerrorVision (2018) y ManiaCult (2021), la banda no se ha cansado de destrozar nuestros oídos a base de lanzamientos de alta calidad que combinan técnica y agresión. Vault of Horrors no es una excepción; es una obra conceptual que rinde homenaje al cine de terror clásico. Este disco de diez pistas es un viaje sónico a través de las catacumbas del género, plagado de brutalidad, oscuridad y una pizca de experimentación. Desde el tema inicial hasta el final, este álbum no es aburrido ni obligatorio, sino una verdadera obra maestra que demuestra la capacidad de la banda para alternar entre voces guturales poderosas y gritos desgarradores, creando una experiencia auditiva devastadora.
El trabajo se abre con «Dreadbringer», con la que se establece el tono con una avalancha de blast beats y riffs cortantes, cortesía del guitarrista Ian Jekelis y su nuevo compañero, Daníel Máni Konráðsson. La voz gutural del enorme Sven de Caluwé ruge como un demonio desatado, mientras que la participación de Ben Duerr de Shadow of Intent añade un toque melódicamente siniestro.
«Condemned to Rot» continúa la masacre con una brutalidad implacable. La batería de Ken Bedene es una fuerza de la naturaleza, mientras que Francesco Paoli de Fleshgod Apocalypse aporta su característico estilo vocal, tan gutural como cavernoso.
En el tercer corte, «Brotherhood of Sleep», colabora con Johnny Ciardullo, guitarrista de los canadienses AngelMaker, si bien ha sido reclutado por ser también el vocalista de Carcosa. Ciardullo ofrece una impresionante demostración de alaridos, tan agresivos como desenfrenados, si bien aunque no consigue superar al maestro Caluwé, quien es la verdadera estrella de todo este cotarro.
La que le sigue, «Death Cult», es una de las joyas del álbum. La combinación de la voz desgarradora de Alex Erian de Despised Icon con la de Caluwé crea una dinámica vocal única, mientras que los riffs se vuelven aún más melódicos y atmosféricos.
La influencia del black metal se hace más evidente en «Hellbound», donde la velocidad aumenta y la oscuridad se intensifica. Matt McGachy de Cryptopsy ofrece una actuación vocal bestial, complementando a la perfección la furia instrumental.
Ese frenesí de grindcore de primerísima calidad en el que colabora Jason Evans, vocalista de Ingested, «Insect Politics», da paso a «The Golgothan», una pieza más atmosférica y densa, en la que la voz de Hal Microutsicos de los death metaleros de Nueva Jersey Engulf, se funde con los riffs pesados y unas melodías un tanto góticas, creando una atmósfera inquietante.
Encaramos la recta final con «The Shape of Hate», que marca otro de los puntos más álgidos del álbum con la devastadora participación de Oliver Rae Aleron de Archspire. Su voz aguda y acrobática contrasta con la brutalidad de Caluwé, creando una tensión electrizante.
«Naturom Demonto» mantiene la intensidad con blast beats furiosos y riffs de los más intrincados. La aparición de David Simonich de Signs of the Swarm es más discreta, pero no por ello menos efectiva.
El álbum culmina con «Malevolent Haze», un final épico y apocalíptico. La guitarra de Konráðsson brilla con melodías melancólicas, mientras que la voz de Ricky Hoover de Ov Sulfur añade un toque final de brutalidad.
Vault of Horrors no es solo una colección de canciones brutales, sino una obra conceptual que rinde homenaje al cine de terror clásico. Cada tema está inspirado en una película diferente, y las letras narran historias de terror y suspense. La atmósfera general del álbum es oscura y opresiva, capturando a la perfección la esencia del género. El álbum apesta a cintas de VHS y a palomitas rancias, a esas historias que nos han perseguido durante décadas. Por citar solo algunos ejemplos, en «Death Cult» homenajean al clásico de Tobe Hooper de 1974 The Texas Chainsaw Massacre’
«Death cult, for the saw is eternal
Death cult, every face stitched together Death cult, a deformed travesty Death cult, for the saw is family»
John Carpenter y su Halloween (1978) son los protagonistas de «The Shape of Hate»:
«Caustic killer, no guilt, no remorse
None of you are safe Abandon all hope – there’s no fucking savior Trick or treat, the choice is yours The boogeyman cometh»
Y la letra de «Malevolent Haze» está inspirada en The Mist (2007), película de terror dirigida por Frank Darabont que está inspirada en un relato corto del maestro Stephen King:
«They’ll be excoriated
Into the dark, into the fog»
El álbum es todo un estallido de brutalidad. La banda no se reinventa, ni falta que les hace. Los invitados en cada canción realmente les dan su propio sabor e identidad a las canciones. Sin duda, queda en el aire la curiosidad de saber cómo sonarán estos temas en directo, sin la presencia de los vocalistas invitados.
¿Estamos ante el mejor trabajo de Aborted? Aunque es difícil afirmar rotundamente que sí, Vault of Horrors destaca como un álbum esencial para cualquier fanático del death metal extremo. Aborted demuestra una vez más su maestría en el género, ofreciendo una obra maestra de brutalidad, experimentación y oscuridad. Con referencias a clásicos del cine de terror y colaboraciones destacadas, este álbum captura a la perfección la esencia del terror y el metal. Prepárate para descender a las profundidades del horror sonoro y ser testigo de la fuerza imparable de los cuatro belgas más peligrosos del planeta.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.