AC/DC – For Those About to Rock: 40 años desde que AC/DC nos saludaran a cañonazos

Ficha técnica

Publicado el 23 de noviembre de 1981
Discográfica: Atlantic Records
 
Componentes:
Brian Johnson – Voz
Angus Young – Guitarra
Malcolm Young – Guitarra, coros
Cliff Williams – Bajo, coros
Phil Rudd – Batería

Temas

1. For Those About to Rock (We Salute You) (5:43)
2. Put the Finger on You (3:26)
3. Let’s Get It Up (3:54)
4. Inject the Venom (3:31)
5. Snowballed (3:23)
6. Evil Walks (4:23)
7. C.O.D. (3:20)
8. Breaking the Rules (4:23)
9. Night of the Long Knives (3:25)
10. Spellbound (4:30)

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«El rock es el canal que nos permite dar salida a todas las frustraciones y carencias.» (Bon Scott)

For Those About to Rock nunca ha sido el gran disco de los australes ni tampoco está plagado de singles evidentes, pero sí de material plenamente identificativo de lo que es el grupo. Pero más allá de esto vendió como uno de los más grandes, y eso que tuvo el handicap de que vino detrás del Highway to Hell (1979) y de Back in Black (1980). Lo más importante de todo es que legó al grupo el tema perfecto para cerrar todos los conciertos: la inmortal “For Those About to Rock” y esa imaginería de cañones que les ha acompañado desde entonces.

Nadie sonaba como los australianos en esos primeros de la década de los 80, que se habían repuesto a la tragedia de perder al gran Bon Scott con un Brian Johnson estelar. Back in Black fue un éxito global y un poco la fórmula ganadora quedaba instalada y fijada para siempre. En este disco ahondaron en ella, intentaron sonar un poco más comerciales y contaron por tercera vez con “Mutt” Lange en producción, uno de los magos del momento. El disco fue grabado en París, pero Lange terminaría su relación con ellos y la discográfica les apretó para repetir el rotundo éxito de su anterior obra.

La portada española: objeto de grandes coleccionistas

La portada tiene una historia muy interesante que sucedió en España. La primera tirada de discos salió a la luz con los colores cambiados, siendo el cañón y letras doradas y el fondo en negro, es decir: al revés. Todo coleccionista sueña con conseguir esa portada del error que sería subsanada en posteriores ediciones. El chapucero mesetario que metió la gamba en su día terminó creando un objeto de culto.

El disco

Hay que empezar obviamente por el tema que da título y que justifica la portada. Curiosamente es una pieza más conectada a sus dos anteriores (y geniales) obras discográficas pues es el tema que más se sale del guion y menos encorsetada queda en la fórmula que gasta el grupo en este álbum. Estribillo atemporal, ese inicio con la guitarra atmosférica, ese cambio de ritmo final y esos cañones la hacen ya no solo leyenda del grupo, sino también un icono de lo que es el rock duro y el heavy metal como movimiento.

Más allá del tema título yo me decanto por la inmensa “I Put the Finger on You”, sencilla, efectiva y marcadamente AC/DC. La fórmula del menos es más y las escalas en la pentatónica de nuestro diablo favorito eran suficientes para electrizarte el cuerpo. Es de lo mejor del disco, pero en esta obra hay momentos más planos y previsibles como en “Breaking the Rules”, ya en la segunda cara del disco y por muy bien que cante Johnson.

Luego las pulsaciones bajan en ese medio tiempo que es “Let’s Get It Up”, que no deja de ser otra aplicación más a la fórmula ganadora con coros extras y otro solazo de Angus Young. La base rítmica es absolutamente perfecta, llevando unos tempos que parecen fáciles, pero para nada. Hay mucho que alabar del gran Phil Rudd tras los tambores.

No situaría entre lo mejor esa cadenciosa “Inject the Venom”, algo machacona de riff y también repetitiva, pero en la que brilla especialmente el trabajo de Cliff Williams al bajo. Más electricidad en “Snowballed”, que refleja perfectamente el estilo y la gracia compositiva del combo de las antípodas. Una de esas canciones básicas que te electrifican el cuerpo. La ralentizada “Evil Walks” tiene un poso blues evidente, casi sexy.

“C.O.D.” posee un alma totalmente “You Shook Me All Night Long”, ya desde su brillante inicio, y con la solista de protagonista absoluta. Versos muy marca de la casa y con ese ritmo contagioso que hace moverte sinuosamente. Grande Brian a la voz e impecable Malcom a la rítmica, que es tan importante como la solista de Angus en este grupo de estructuras muy cuadriculadas y aparentemente sencillas.

Y a pesar de encontrarnos en los tramos finales del disco debo evidenciar mi debilidad por un tema como “Night of the Long Knives”, recordándonos la purga política que hizo Hitler en el año 1934 y en la que se libró de rivales políticos y de enemigos del partido. Más allá del nombre hay aquí un estribillo magnífico, y si os fijáis bien el final del tema será muy utilizado a finales de la década por Guns N’ Roses.

“Spellbound” nos despide de una forma más pausada y atmosférica. Es tan sencilla como definitoria del grupo y suele tener tantísimos detractores como enamorados del tema. Es el perfecto ejemplo de la magia que podían hacer con tan pocos ingredientes. De todas formas, y de esto adolece todo el disco, es que parece que las prisas por mantener en vilo a los fans y potenciales compradores del disco hicieron mella. Esto y la voluntad evidente de sonar más comerciales y llegar a más gente.

Veredicto

For Those About to Rock ha vendido más de cuatro millones de copias en Estados Unidos y fue su primer número 1 en la tierra del Tío Sam. Así lo fue hasta que no llegó Black Ice, ya con la aureola de leyendas absolutas. Nada más volvería a ser como antes y un poco el grupo en los 80 iría decayendo dentro de su grandeza. Volverían a sentar cátedra en los 90 por mucho que, en cada entrega, y a partir de For Those About to Rock, había un par de singles de relumbrón. Pero la etapa mítica y la magia, en gran parte, terminaron justamente en esta gran obra For Those About to Rock.

Fotografía: Getty/Michael Ochs
Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1372 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.