Hay muy pocas cosas comparables a la explosión de este disco cuando contaba yo solo con 12 añitos. Ese amigo de clase que en la excursión escolar te deja escuchar esa música que desconoces y estalla en tu cara el “Thunderstruck”. Si a esa tierna edad ya te pierden los Queen más potentes… pues imagínate escuchar esa canción, literalmente uno despegó descubriendo un mundo nuevo. Las cosas en AC/DC no es que les fueran muy bien, la verdad, llevando ya varios discos de los que se salvaban temas sueltos en una década que terminaba realmente mal por mucho que empezara a lo grande con Back in Black. The Razors Edge es un disco icónico que queda un poco eclipsado por esa maravillosa “Thunderstruck” que, en parte, ensombrece un material (en su mayor parte) excepcional, pues medio disco roza la perfección. Hay detractores que no pasan del segundo tema, pero hay que recordar que este disco devolvió a AC/DC a los estadios.
El disco que devolvió a AC/DC al Olimpo
Aquí entraba Chris Slade (The Firm y Manfred Mann’s Earth Band) a la batería que en esos tiempos llegaría a salir embadurnado con pintura roja en la cabeza. También trabajó Bruce Fairbairn a la producción y George Marino en la masterización llevando al grupo a las puertas de una nueva década y metalizando el sonido del combo austral. Eran tiempos en los que el heavy metal era lo más, pero especialmente la vertiente más dura y metálica, y lo digital pasaba por delante de lo analógico. Judas Priest adaptarían también con maestría su estilo en Painkiller y Alice Cooper llevaba ya algunos discos adaptándose a los nuevos tiempos con grandes resultados. Tocaba cambiar algunos aspectos y recuperar la grandeza.
Un disco que va de la maravilla al relleno
Pocas aperturas de disco tienen la fuerza de este con la intro de la mítica “Thunderstruck”, candidata para nuestra sección de canciones perfectas. Espectacular crescendo con el punteo de Angus y la rasgada garganta de Brian Johnson. Himno de estadio demostrando que esta vez Fairbairn les apretó las tuercas para cuidar los coros. El inicio glorioso no decae y “Fire Your Guns” me sigue pareciendo a mi una de las mejores diez canciones que nunca han grabado los hermanos Young. Trallazo directo y a la mandíbula de estribillo inmaculado, que vuelve a jugar con esos coros difuminados y efectivos, que pasarán a ser santo y seña del grupo. Atención a ese trepidante bajo de Cliff Williams. La sección rítmica formada con Slade era la demostración palpable que para estar en AC/DC necesitas ser un metrónomo humano. Y seguimos hablando de excelencia con la brillantísima “Moneytalks” que pasó a ser una de las favoritas de la concurrencia. Este medio tiempo melódico y accesible iba acompañado de una lluvia de billetes con la cara de Angus. Otro estribillo de estadio y otro clásico más.
«The Razors Edge» (El filo de la navaja) proviene de un viejo dicho que los granjeros solían usar en Gran Bretaña que se refería a que tendrías un buen día, soleado, ya sabes, un muy buen día con sol ardiente, y luego, de repente, en la distancia, podías ver estas nubes negras venir sobre el horizonte. Algo siniestro… Pensé que era un gran título. El mundo volverá a estar en paz y todos pensaron: «Ah, el Muro se cayó y todo volverá a ser divertido, una fiesta cada noche». Ahora puedes ver que no fue así. Era nuestra forma de decir que el mundo no es perfecto y nunca lo será.” (Angus Young 1992)
Más oscura y con esa influencia flamenco-eléctrica de inicio para llegar al tema-título. Sigue la fórmula de “Thunderstruck” pero es un tema más ambiental y atmosférico, muy bien llevado y otra de las favoritas de los fans gracias a ese riff tan marcado y ese final sobreactuado que les define tanto. Otra de las que copan la plana mayor es el “Are You Ready” con esos coros tan trabajados y ese acabado tan atractivo que, en gran parte, viene dado por ese imaginativo puente hacia el estribillo. La aguardentosa voz de Brian suena aquí mejor que nunca. El resto del disco funciona y acompaña bien de forma agonista quedando un poco por debajo de lo ya comentado. La “apática navidad” de “Mistress for Christmas” es cadenciosa y mantiene bien el tipo. El bajo manda en “Rock Your Heart Out” a pesar de que caen en el sota-caballo-rey y en lo previsible. De todas formas, es deliciosamente eléctrica y tiene un pasaje que me puede y que es capaz de elevar la canción y darle un extra de personalidad.
Cumpliendo expediente y poco más es lo que nos encontramos en el tramo final de esta obra, encabezada por “Got You by the Balls”. Contundente y marcada con letra cachonda y coros protagonistas. Más alegre e inspirada es “Let’s Make It” por ese estribillo pegadizo y sencillez cargada de una producción dura y metálica. Angus como siempre en la pentatónica haciendo sus diabluras. La electricidad es la razón de ser del grupo y “Shot of Love” da en el clavo siendo un estándar evidente con el acabado metálico de Fairbairn. “Let’s Make It” es machacona y contumaz pero esos coros le dan mucho colorido. Luego “If You Dare” supone la despedida en clave bluesmetalizado que tiene más de relleno que otra cosa. Hay muchos seguidores del grupo que ven este disco como un póker de buenos singles y prefieren el Ballbreaker y Stiff Upper Lip.
Veredicto
La gira de The Razors Edge fue absolutamente mastodóntica y eso revitalizó al grupo que no había estado tan en forma desde los tiempos de Back in Black. Metallica y Guns N’ Roses se lo llevaban de calle cuando, de forma totalmente inesperada, un dinosaurio aparece enseñando los dientes y recordando que ellos antes ya habían dominado el mundo. Esta obra es de tremenda importancia pues nuevas generaciones redescubren una banda de importancia capital y de la mejor manera: sonando actual y enseñándote un que son capaces de crear un espectáculo a la altura de los más grandes. ¿Cómo iban a ser cosa del pasado AC/DC si habían sido capaces de crear todo un “Thunderstruck”? Una de las tres mejores canciones de la historia del grupo sin lugar a dudas. Todo desembocó en un directo mítico como fue el doble AC/DC Live, que también vendió a porrillo. Si a día de hoy los australianos son leyendas que llenan estadios es en gran parte por este disco. Recordemos que ha vendido solo en Estados Unidos cinco millones de copias y unas 12 en todo el mundo. También se enfilaron a lo alto de las listas en Estados Unidos e Inglaterra.