«Esto parece que es para ti.»
Así es como me llegó este álbum. Bien, pues me puse a escucharlos; no lo había hecho nunca. De hecho, ni me sonaba el nombre de Aether Realm. Uno no llega a todo ni conoce los infinitos grupos que hay en todo el mundo. Mientras me pongo una primera escucha, mi cerebro me dice: joder si esto es el típico estilo finlandés, como pueda ser Kalmah, Wintersun o Ensiferum, quizá más similares a estos dos últimos por sus toques folk.
Pero el nombre no me cuadra con Finlandia. Redneck Vikings from Hell (2020) puede sonar a broma, pero es lo que hacen estos chicos de Carolina del Norte. Sí, sí, Carolina del Norte, de Norteamérica. Nada de Espoo o Vantaa, ciudades de Finlandia que encajarían perfectamente con lo escuchado. Me pongo un poco con la biografía del grupo y veo que se formaron hace justo 10 años y este es su tercer trabajo. Sus dos anteriores recibieron muy buenas críticas por su excelente estilo nórdico. Pero son más planos, o más genéricos, por decirlo de alguna manera, aunque de una calidad sublime. Mientras que con este han echado toda la carne en el asador.
Redneck Vikings from Hell es una vuelta de tuerca a este estilo que componen, y todas y cada una de sus canciones son peculiares y distintas entre sí. Y de una excelente factura, por lo que el título del álbum no es ninguna broma o, simplemente, no hay que cogerlo como una referencia simplona. Realmente parecen sureños tocando como nórdicos salidos del mismísimo infierno, pero con infinitos matices que le dan un soplo de aire fresco y rejuvenecido. Así que ya es hora de exponer lo que nos proponen estos cuatro rednecks y veréis que no miento en nada. Y es que os sorprenderá escuchar melodic death metal, y que te metan partes de flamenco, baladas como Darrell manda y varias sorpresas de por medio.
El disco empieza con el primer tema que tiene por nombre el título del disco. “Redneck Vikings from Hell” te mete de lleno en el estilo de cualquiera de los grupos que he descrito antes. Pero ojo, ¡con sorpresa! Esos riffs potentes, enérgicos y folklóricos, pero atención, ¿qué es eso que suena? Sí, señores, ni más ni menos que un banjo. Es como si escucharas Wintersun pero haciendo folk americano. Sin faltar la agresiva voz, riffs y más riffs, y el teclado que no es un simple espectador, sino más bien otro instrumento integrado perfectamente con los otros. Y, como no, esos coros que te hacen berrear.
El segundo corte del disco lleva por título “Goodbye”. Es otra cosa totalmente diferente. Una especie de semi balada, o medio tiempo. Unas quintas pesadas, coros de voces limpias y el teclado que parece más un tema de estilo gótico, pero sin faltar esos solos que meten subidones. Si HIM hubieran dejado de lado el vomitivo love metal, y con una voz más grave, pues me imagino canciones así tocadas por ellos, aunque les dan mil vueltas. “Learn into the Wind” cambia otra vez de rumbo y nos mete de lleno en una sinfonía brutal. Como me encanta el teclado tocando sin parar y siendo parte de los riffs. Las guitarras y la batería tienen un ritmo más crudo y salvaje, y rápido, muy rápido. Como tiene que ser. Podría ser Kalmah, pero en un tono más oscuro, incluso desde la mitad del tema, jugando con un black metal sinfónico. Y ese piano final… mmmm… perfecto.
Con “Hunger” continúa la sensación de estar escuchando tranquilamente Kalmah. Pero aquí tenemos un punto folk y épico en los coros. Pero por el resto son riffs machacones en consonancia con los múltiples sonidos del teclado y los magníficos solos entrelazados, que es como tiene que sonar el buen metal finlandés. El quinto tema del disco, “Guardian”, sí es una balada, y cuenta con un perfecto piano y una voz preciosa (americana, aquí sí). Incluso cuando se anima con esas guitarras más graves, te queda claro que no son nórdicos. Canción muy bella, aunque seguro que a los trves no les gustará…
Continuamos con “One Hollow Word”, que aunque su inicio puede parecer muy oscuro, nos sumerge en otro tema más trotón, épico, lleno de velocidad y riffs de órdago, y esos coros y ese arpa a medio tema no tienen desperdicio. Aquí me recuerdan a Wintersun. Pero ojo, no os confundáis, no los imitan. Estamos ante un grupo muy sólido y que no copia a nadie. Y por cierto, para finalizar dicha canción, qué mejor que una guitarra acústica. “She’s Back” nos vuelve a los Aethern Realm más oscuros, siniestros y rozando el black metal de excelente factura, con una voz muy acorde a este género. Incluso los aportes del teclado confirman esta sensación. Sin olvidar unos estribillos que se te meten a la cabeza. Sencillamente, genial. Lástima que dure tan poco.
En “Slave to the Riff” nos presentan otra versión de ellos mismos, con un estilo más hardcore, con un ritmo más pesado, pero atención que hay más sorpresas. Guitarra flamenca con palmas incluidas, metidas entre los riffs enérgicos con mucho aire a groove. Casi nada, en cuatro minutos te han metido de todo. Y eso sin dejar su estilo base y un final tranquilo de órgano. Nos acercamos los temas finales y en “Cycle” es con la esencia de “Goodbye” pero con un tono mucho más oscuro y pesada.
“TMHC”, es otro tema metal finlandés marca de la casa, aunque con pequeñas sutilezas de por medio que te vas encontrando, y con una voz más chulesca y desafiante. Y esos solos a mitad de los temas -que duran un minuto- no podían faltar. Y terminamos con “Craft and the Creator” y… buuufff, ¿qué puedo decir de este tema de 11 minutos? Es sencillamente genial como está ejecutado y que transmiten de forma instrumental todo tipo de sensaciones. Canción final para quitarse el sombrero.
Nada más puedo añadir a este excelentísimo Redneck Vikings from Hell. Increíble disco, repito, lleno de sorpresas, con un folk con instrumentos de todo tipo y de muy bella factura. Y como no, los cuatro miembros del grupo con la excelente voz de Vincent Jones, y sus increíbles sinfonías al teclado. Los dos guitarras Donny Burbage y Heinrich Arnold, dejándonos momentos sublimes en sus melodías y sin olvidarnos de Tyler Gresham, capaz de tocar de todo tras la batería. ¿Qué más puedo decir? Pues que ya estáis tardando en escuchar este disco.
Soy de esa generación que la “post-pubertad” lo pilló entre el metal primigenio (lo que llamamos ahora old school) y la nueva ola que fue el Nu metal, es decir, pasado mediados de los 90. Me encantan muchos estilos pero sobretodo el rock clásico y evidentemente el metal, este último es una forma de vida y encima me gusta desgranar y reconocer la riqueza de todos sus subgéneros. Uno ya tiene su edad (los mechones blancos en la barba no están por que sí) pero no me cierro para nada a grupos nuevos, eso sí, mientras haya fuerza y calidad, aunque hoy en día hay mucha. Como nacido justo entrados los ochenta también se incluye que soy un friki de cuidado (rol, videojuegos, Star Wars, pelis Gore, literatura fantástica y un largo etc.) vaya que toco de todo un poco. En resumen, espero contagiaros mi pasión metalhead a la vez que disfrutáis de mis aberrantes destripes.