Fui un gran fan de After Forever en su día, especialmente de ese primer disco titulado Prison of Desire y por la inmensa calidad del grupo en que predominaba lo orquestal, con una vocalista fuera de serie y un excepcional compositor. Pero también diré que les seguí hasta este disco y que luego perdí todo cariño y gracia hacia el metal sinfónico orquestal con voz femenina operística al frente. Es curioso pues devoré toda clase de power metal infumable y disfruto con la sobredosis de bandas actuales de retro rock, pero nunca pude (salvo contadas excepciones) con este género musical. Especialmente si la banda terminaba con “A” y la vocalista era guapa y llevaba el pelo teñido de rojo. En esos días yo adoraba a Federica, vocalista de White Skull… la antístesis de todas esas vocalistas que parecían clonadas.
Más allá de mis fobias personales (posiblemente inexplicables) pude asistir a conciertos de After Forever con Mark Jansen y Floor y amé al grupo. Mark ya tenía problemas por liderar la nave y chocaba con parte de la agrupación debido a la orientación musical. Muy probablemente fue con el otro gran guitarrista y compositor Sander Gommans. El tiempo le dio la razón a Mark, pero a pesar de haber grabado dos obras maestras como son los dos primeros trabajos de After Forever, el grupo no disfrutó de los medios y la producción de lo que posteriormente conseguiría para Epica.
El disco
La gran diferencia entre este disco y la excepcional ópera prima es que aquí el grupo indaga especialmente en el power metal en muchos tramos. El single clarísimo era “Emphasis” siendo un corte mayormente accesible en el que Floor daba lecciones de canto y en el que los instrumentos orquestales acompañan riffsde base metálicos. Todo muy bien llevado por la maestría compositiva de un gran Mark Jansen. Hay unos dejes totalmente Lacrimosa en este tema, pero con la personalidad del grupo intacta.
Me sigue pareciendo excelente el inicio del disco con esa intro clásica que lleva por nombre “Ex Cathedra: Overture” y con esos juegos clásicos de violín y voces en una introducción digna de los mejores Rhapsody de la época. Ello da paso a un “Monolith of Doubt” con todos los clichés del género posibles, habidos y por haber. El corte me sigue convenciendo y lo situaría entre lo mejor de su discografía (que yo conozca). Los juegos de arrebatos a doble combo y pausas son solemnes, y de enorme calidad.
La clave arábiga no es nueva, pero se desarrolla con elegancia en un “My Pledge of Allegiance #1: The Sealed Fate” en la que Mark entra con sus growls dando el contrapunto a Floor. Es de los temas más trabajados incluyendo ese interludio casi a balada. Destaquemos también esos breaks tan integrados en el tema de Andre Borgman. El oboé da paso a una balada correcta de acústicas y repuntes metaleros acentuando a media canción. Uno de los pilares del género, y sin ser nada del otro jueves, en su día era muy meritorio, y lo de Floor era exquisito.
Excelentes subidas en “Zenith” junto a un growler Mark que deambula entre violines y el grupo juega con cumbres y valles. En “Estranged” hay uno de los cortes más especiales y diferenciales de la obra que va desde momentos de musical a momentos netamente death metaleros que quedan algo empobrecidos por la producción. Mark merecía algo más de nitidez. Parece como si el grupo se hubiese empecinado en dar todo el protagonismo a la vocalista en detrimento del vocalista. Posiblemente algo dado por lo cercano que les quedaba el éxito del Oceanborn de Nightwish. Hay momentos entre sinfónicos y progresivos y nos vamos casi a los siete minutos de duración en un tour de forcé de experimentación e ideas.
En “Imperfect Tenses” hay un dueto muy especial de Floor con Rein Kolpa en una canción hecha para el lucimiento de la vocalista y con un poso operístico evidente. Llega en “My Pledge of Allegiance #2 (The Tempted Fate)” la segunda parte de la misma y vuelve a adentrarse en grupo en agresividad y orientalismos sonoros. Es otro corte muy definitorio de todas las posibilidades del grupo, sitar incluido, y en la que Mark tiene su cuota de protagonismo llevando el grupo hacia terrenos mucho más agresivos.
Personalmente considero que el disco se termina haciendo largo y que piezas finales como “The Key” son refrito de lo visto, eso sí, con buenas maneras. “Forlon Hope” vuelve a elevar el listón, pero con cierta intrascendencia. Añaden una parte narrada y florituras excesivas en un final con juego de acentos a lo Nightwish.
Veredicto
Con Decipher estamos ante una de las obras maestras del género llamado metal sinfónico, con todos los clichés posibles, pero también con todos sus puntos fuertes. Lo más destacable es la voz de Floor Jansen que demostraba que estaba a un nivel superior a todo. Solo podía competir con Tarja y… lo que son las cosas, ahora ocupa su puesto. Mark Jansen demuestra que es un grandísimo compositor capaz de poner sus guturales de contrapunto al disco y su liderazgo y cabezonería le llevó a buscarse la guerra por su cuenta. Decipher es su último trabajo con After Forever, y con ello entran en una debacle. Y a partir de entonces las agrupaciones similares se reproducen hasta el hartazgo.