Una debilidad absoluta… Amo a Alan Parsons y todo lo que ha hecho en toda su vida. Creo que es uno de los más grandes músicos de la escena y de los más influyente, y un poco Steven Wilson bebe de él por lo de ser más un técnico de sonido que no un músico como tal. He podido verle en estos últimos años y el grupazo que lleva te devuelve en nave estelar al pasado con seis cantantes y con una calidad de sonido estratosférica. Pocos grupos del circuito nostálgico se acercan a lo que es Parsons en directo.
Grabado en los Países Bajos, en un recinto en el que se suelen grabar últimamente grandes directos (Tilburg). El que fuera ingeniero de sonido de Beatles y Pink Floyd en algunos de sus discos claves sigue siendo un reputadísimo mago de los controles y bien merecía un directo que le hiciese justicia. Aquí están todas las canciones imprescindibles, un grandes éxitos en directo y termina siendo una delicia para los sentidos. Obviamente echarás de menos a Woolfson y alguna canción te parecerá algo huérfana sin su voz primigenia, pero si lo ves en directo… es de lagrimita.
Disco doble o triple LP iniciado con la suave y mítica “One Note Symphony” o esos teclados envolventes y deudores del rock sinfónico de “Damned If I Do”. Nadie mezcló con tanta maestría el pop con el prog. Cambios de vocalistas constantes y momentos rotundos de una musicalidad enorme. El cielo pop se abre ante “Don’t Answer Me” y esos momentos tan evocadores. Maravillosos coros y los arreglos del genio desde su púlpito rodeado de teclados. Además del saxo de Todd Cooper.
P.J. Olsson es el vocalista estrella y el tipo que lleva más años a su lado. Escuchándole cantar se entiende bien. “Time” es la balada recurrente y melosa, exigente en lo vocal. Grandes empalmando “Breakdown” con la fabulosa “The Raven” de su primer disco, una de esas imprescindibles y un tributo a Edgar Allan Poe. Jeff Kallman se marca una imponente “I Wouldn’t to Be Like You” para luego presentar al bajista Guy Erez en la excelente “Psychobabble”. Solazo de guitarra y riff de teclado mítico con Todd Kooper a la voz.
“Luciferama” siempre me ha parecido una de las tres mejores canciones de Parsons, y eso que es una instrumental. El cambio de ritmo a media canción me parece antológico anticipando los subidones de la música electrónica de masas. En este corte siempre está Parsons armado con su acústica además del gran papel a la batería de Danny Thompson. “I Robot” cuenta con las operísticas voces de su génesis y de la mítica cadencia electrónica. Este hombre anticipó lo que estaba por venir, especialmente en los juegos con los loops.… Atención al lucimiento de la batería.
Jordan, invitado, lo borda en la almibarada “I Can’t Get from There”. De lo más dulce y radio friendly del señor Parsons. En “Primetime” el grupo se va a los 10 minutos contando con solos de todo tipo y presentaciones de todos los miembros del grupo. Derroche instrumental para luego atacar una de las canciones más bonitas de la historia del rock: “Eye in the Sky”, precedida por su intro mítica “Sirius”. Vuelve a ser de lagrimita. Sencillamente magistral, aún siendo carne de Rock FM.
Pop de quilates en “Limelight” jugando a ser Styx y tirando de AOR con clase. Luego hay esa maravilla del disco Gaudí, obra íntegramente dedicada a Barcelona: “Standing on a Higher Ground”. Tema perfecto para que sobreactúen los solistas vocales y una de las más pegadizas del (vasto) catálogo del barbudo jefazo. Ojo al agudo final después del intercambio vocal… “As Light Fall” tiene dejes country, pero reposa en la fórmula de Parsons. Toca aplaudir las segundas voces (impresionantes).
Quedan las grandes canciones y aquí aparece “Old & Wise” a la que le seguirá “Doctor Tarr and Professor Fether”, otra deudora de su ópera prima basada en Poe: Tales of Mistery and Imagination. Suele ser fin de fiesta “Games People Play”, otra de esas canciones perfectas, un single de éxito que le aupó a lo más alto. EL extra lo pone ese caramelito llamado “The Neverending Show”, un tema de nueva factura y que no decepciona, englobando muchos de los clichés de su música, con algo de humor y apuntando a lo que va a ser su carrera hasta que termine: un show sin fecha de caducidad.
De los grupos clásicos que hay que ponerse un babero para verles os diría dos: Camel y Alan Parsons. Esto es un carrusel… cada tema supera al anterior, pero no supera la experiencia en directo de este hombre que ya cuenta con 72 años y sigue enamorando. Sólo me puedo quejar de este disco que no esté “La Sagrada Familia”, pero es porque acostumbrado estoy que cada vez que visita Barcelona la tocan. Y repito: podéis ir a ver a Alan en directo sin creer que no conocéis una canción y alucinaréis de la belleza y de su catálogo, que sí, que os lo sabéis… Y recientemente ha sido nombrado caballero de la orden del imperio británico. Felicidades, maestro.