Alcest los descubrí con su tercer disco Les Voyages de l’Âme (2012), y allí me encantaron. Hice un poco de investigación respecto al grupo, y entonces averigüé que era una especie de proyecto personal de Neige, lider espiritual de estos franceses, que practican un estilo basado en un blackgace y post metal que han ido desarrollando desde su primer larga duración Souvenirs d’un altre Monde (2007). De hecho es uno de los grupos que iniciaron este nuevo estilo denominado blackgaze, mezla de black metal, post metal y shoegaze. Este último es un estilo, así resumido, que surgió en los ochenta, con guitarras distorsionadas pero a la vez melosas, un sonido ambient y mucha melancolía de por medio. Lo explico porque yo antes de conocer a Alcest, desconocía totalmente este palabro.
Su sonido es muy característico, onírico, un poco melancólico, a veces rabioso, juntando blast beats y voces angelicales. Pero todo dentro de una armonía equilibrada y perfectamente elaborada. Cada ritmo, cada cambio, cada riff, cada pausa, está en su lugar exacto, con un flujo perfecto de notas constantes y , con sorpresas ágiles en forma de black metal rápido pero melódico, guitarras melódicas y voces salidas de un país de hadas.
Así pues, puestos un poco en situación, vamos a dejarnos ir en cuerpo y alma con este Spiritual Instinct. Como digo siempre, tal música que os voy a intentar explicar, es tan personal, de tantas sensaciones juntas, que cada uno lo vivirá de diferente manera. El disco, que se compone de 6 temas, empieza con “Les Jardins de Minuit” donde un gran bajo acompañado de manera férrea por la batería y una guitarra distorsionada y lejana, donde se le junta una voz de ninfa, para aporrearnos con un poco de black, suave, corto pero intenso, da paso a un buen ritmo, con un riff muy pegadizo, juntando voces limpias, casi susurrando, a veces acompañadas de una voz más agresiva blacker, y un doble bombo arrollador. Gran canción para quien no conozca a este grandísimo grupo, poder hacerse una idea de que va esta mezcla de shoegaze, black metal y post metal.
“Protection” es un cambio de sentido, y se nos presenta, en general, un poco más dura que la anterior, aunque de corte similar, con unas partes muy metaleras y en general más agresiva, no exenta de sus momentos oníricos. La siguiente “Shapphire”, lenta, preparada para dejarte llevar, esta canción expresa o refleja muy bien lo que sería el shoegaze, que siempre me ha recordado un poco al indie rock con base post. En cualquier caso gran tema y demostrando porque Alcest son unos cracks en esto. Continuamos con “L’Île des Morts” temarral de los que se te quedan enganchados. Con un inicio muy melódico y de felicidad extrema, se le une una voz desgarradora y unos riffs más fieros y distorsionados. A dos tercios del tema, hay un pequeño break, instrumental y precioso, para continuar con la mezcla de fiereza y melodía.
“Le Miroir”, tiene un riff, en forma de late motiv como no sabría decir, no sería bucólico, ni folk, pero me lo recuerda, por los punteados de las guitarras. El tema es muy pausado, personal, quizá el más de ambiente y atmosférico, otra grandísima canción. Y terminamos con la última, “Spiritual Instinct” otro gran tema, al nivel de la anterior, con mucho post metal y melodías psicotrópicas.
Alcest se ha sacado un grandísimo disco y no hace sino reforzar su posición como uno de los grandes en este género en concreto. Música celestial para oídos selectos. En la vida no todo es tralla, y aunque aquí la hay en esencia del black metal, pero cogiendo sus blast beats, por momentos su voz, y su sonido originariamente sucio o distorsionado. Si queréis entrar en otra dimensión, estos franceses son los idóneos. Y es que dejemos de lado todos estos adjetivos y géneros musicales. Escuchar a Alcest es como un viaje espiritual hacia tu mente y descubrir cosas que desconocías.
Soy de esa generación que la “post-pubertad” lo pilló entre el metal primigenio (lo que llamamos ahora old school) y la nueva ola que fue el Nu metal, es decir, pasado mediados de los 90. Me encantan muchos estilos pero sobretodo el rock clásico y evidentemente el metal, este último es una forma de vida y encima me gusta desgranar y reconocer la riqueza de todos sus subgéneros. Uno ya tiene su edad (los mechones blancos en la barba no están por que sí) pero no me cierro para nada a grupos nuevos, eso sí, mientras haya fuerza y calidad, aunque hoy en día hay mucha. Como nacido justo entrados los ochenta también se incluye que soy un friki de cuidado (rol, videojuegos, Star Wars, pelis Gore, literatura fantástica y un largo etc.) vaya que toco de todo un poco. En resumen, espero contagiaros mi pasión metalhead a la vez que disfrutáis de mis aberrantes destripes.