Si estás al corriente de las bandas que están de actualidad, seguro que te has encontrado con Alestorm más de una vez. Los piratas liderados por el prolífico Christopher Bowes llevan bastante tiempo rodando por los grandes festivales de todo el mundo con sus estrambóticos directos. Desde el 2008, con su debut Captain Morgan’s Revenge, han ido forjando su leyenda con sus frecuentes lanzamientos, que llegaron a cinco con No Grave But the Sea en 2017.
No sé si ellos han inventado el Pirate Metal o qué, porque Running Wild ya hablaban de estos temas en su época, pero está claro que lo que hacen Alestorm sí que es algo propio. Algunos dirán que es simplemente folk metal que habla sobre el mundo de la piratería, pero ningún grupo de folk metal suena como ellos (si quitamos otros grupos clónicos que surgieron después). Lo que hacen Alestorm a menudo es coger inspiración de la música que tocaban los marineros (shanties), música de taberna y cosas por el estilo, además de otras que nada tienen que ver con los piratas, como algunos tipos de música clásica. Uno de sus puntos fuertes y seña de identidad es el humor que le meten a todo, desde su música a sus shows o hasta en sus redes sociales.
En su nuevo álbum Curse of the Crystal Coconut, parece que han decidido tomar una dirección más comercial y fiestera, más aún que en alguno de sus singles anteriores, como “Mexico”. Siendo crudo, varios de los temas de este disco parecen una canción pop versionada al metal por el YouTuber de turno. Esto no tiene por qué ser completamente malo, ya que aún conservan muchos elementos originales, y en ocasiones este viraje al pop funciona muy bien combinado con ellos, pero en algunos casos suena hasta forzado. Por otro lado, también tenemos algunas canciones Alestorm 100% para los fans old school de la banda.
Empezamos con “Treasure Chest Party Quest”, primer single que acompañaron del videoclip más bizarro y divertido que les recuerdo. La canción es una mezcla extraña: estrofa con un riff de rock clásico, estribillo popero, melodía de violín y breakdown con guturales. Al principio no me acabó de entrar pero cuando te acostumbras va enganchando. Con “Fannybaws”, que cuenta la historia de un temible pirata enano, la música se vuelve más familiar y a la vez fiestera. Podría encajar perfectamente con alguno de sus anteriores discos si no fuera por el tono extra happy que le han metido. Buenos violines ahí.
“Chomp Chomp” coge un tono más puramente metalero, al estar basada en riffs y con una batería más cañera. Lo mejor el final, con el solazo de guitarra de Mate Bodor y el estribillo a guturales. Llegamos a “Tortuga”, seguramente el tema que va a crear más división del álbum. Estrofas rapeadas con la colaboración del enmascarado frontman de Rumahoy, un estribillo de los que se oyen por la radio (pero con distorsión) y un final que a lo mejor quiere indicarnos que todo era una parodia. La parodia de la parodia, supongo… eso sí, el crescendo del pre-estribillo, cuando entran los vientos y las voces armonizadas, está de puta madre.
Seguimos con “Zombies Ate My Pirate Ship”, que incorpora diferentes elementos, pero falla un poco en el estribillo, que pretende ponernos a cantar pero no acaba de convencer, ya sea porque es demasiado simple o por poco inspirado. En “Call of the Waves”, aparte de hacerlo mejor en el estribillo, combinan con gusto el rollo popero con su sonido de toda la vida. Siendo quisquilloso, a lo mejor se alargan un poco, porque se van a los 5 minutos sin que haya mucha chicha.
“Pirate’s Scorn” es una canción de taberna puramente festiva y alegre, con mucho acordeón y coro de borrachos. No sé si han sacado la melodía del estribillo de alguna canción original, pero si es suya mis felicitaciones, porqué suena muy genuina. “Shit Boat (No Fans)” es la canción meme del disco. No es la primera vez: “Rumpelkombo” o “Fucked with an Anchor” ya sirvieron para sacarnos una sonrisa, y esta también lo hace con su letra en tono burlesco:
«Your pirate ship can eat a bag of dicks
Your pirate ship can eat a giant bag of dicks
You better give us all the money in your treasure chest
Or Kristof’s gonna take a shit on your fucking lawn.»
Nos acercamos al final con “Pirate Metal Drinking Crew”, que seguramente apuntaba para single, porque igual que la primera del disco, sigue la fórmula que utilizan habitualmente en ellos, excepto en la letra, que sigue escupiendo fuck yous y demás insultos en el tono de la anterior. Como curiosidad, también le han metido un par de ladridos de perro como los que hay en vez de letra en la edición especial de su disco anterior (una ida de olla muy recomendable para echar unas risas).
Ahora llega el momento que todo el mundo esperaba: “Wooden Leg Part 2 (The Woodening)” sigue la historia que contaron en la primera parte en The Golden Age (2014). Ocho minutazos (que para Alestorm es bastante) de una extraña opera rock con diferentes partes y voces que recitan como en las obras de Gloryhammer, que por algo es el otro grupo de Christopher Bowes. En la primera parte, un pirata perdía ambas piernas en una batalla naval contra los españoles y los dos brazos luchando contra un samurai, remplazando sus extremidades por prótesis de madera. Ahora es el momento de vengarse. Viaja a Japón y a Madrid para encontrar a sus enemigos y después de matarlos reemplaza sus miembros de madera por los de sus víctimas, pero al hacerlo libera una maldición que le hace perder la cabeza y acaba por cortársela. Por las risas, dejo el discurso del español (¿o mexicano?) muerto:
«¡Jejeje! ¡Has desatado la antigua maldición española!
¡Yo soy el espíritu vengativo que vive dentro de las piernas que me habéis hurtado!
¡He infectado tu cerebro y tomado control de tu cuerpo!
¡Ahora, vamos a comer muchos tacos y churros, y tú no puedes detenerme! ¡Salud!»
Bueno, después de la frikada y para acabar, tenemos la versión de una canción tradicional escocesa sobre el menor de tres hermanos que se mete a pirata para mantener a la familia, “Henry Martin”. Buen final para el disco con un arreglo destacable al estilo de Alestorm. Ah, aún no he dicho nada de la producción. Parece que en cada disco mejoran, pero en este caso es para sacarse el sombrero, todo suena mucho mejor que en su anterior entrega.
Al final, aunque parece que cada vez tiran más a una dirección comercial, donde hay talento se nota. Con un estilo tan acotado como este, llevar tantos años sacando buenos discos es algo muy relevante, y al final es inevitable repetirse si no se buscan nuevas direcciones. Si bien en algunas partes estos nuevos elementos chirrían un poco, en general este disco es sólido y seguro que satisfará tanto a los antiguos fans (aunque no va a ser su favorito) como los nuevos. Ahora lo que me pica la curiosidad es qué nuevas locuras vamos a poder ver en los directos cuando salgan a presentar Curse of the Crystal Coconut.
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Me metí en esto del metal a los 14 años, y de concierto en concierto he ido descubriendo las bandas nacionales e internacionales que forman parte de este mundillo. Ahora aporto mi grano de arena a Science of Noise contando lo que pasa en los eventos de la zona y algunas novedades discográficas.
También toco la guitarra y el bajo en algunos grupos de la escena local. Tengo los huevos pelaos de tocar en el Ceferino.