Desde sus inicios en 2017, la banda con sede en Atlanta, Alluvial, ha abrazado la oscuridad y la desesperación como fuentes principales de creatividad. Su último EP, Death Is but a Door, demuestra un enfoque aún más siniestro que su álbum anterior, Sarcoma (2021). La banda, compuesta por Kevin Muller (voz), Wes Hauch (guitarra, coros), Tim Walker (bajo) y Zach Dean (batería), busca constantemente superar sus límites y explorar nuevos territorios sonoros, y vaya si lo consiguen.
Tras su debut instrumental de 2017, The Deep Longing for Annihilation, Alluvial emprendió una gira y, aunque el álbum acumuló millones de reproducciones, siempre tuvieron la intención de agregar un vocalista a futuras entregas. El reclutamiento de Muller, conocido por su habilidad vocal en Suffocation, elevó inmediatamente el sonido de la banda. Sin embargo, Death Is but a Door muestra la sinergia que la banda ha desarrollado al trabajar como una unidad cohesiva en los últimos años.
Aunque su misión es adentrarse en territorios más oscuros y pesados con cada nuevo lanzamiento, Alluvial logra equilibrar su sonido. Manteniéndose arraigados en el death metal, exploran diversas influencias, desde el thrash tradicional hasta el deathcore más oscuro, buscando mantener a los oyentes en vilo más allá de los límites propios del género.
Hauch expresa su deseo de escribir canciones significativas y llenas de acción, algo aterrador pero que también quiebre el corazón del oyente. A pesar de su brutalidad evidente, Alluvial incorpora giros inesperados, pasajes limpios y miles de atmósferas, invitándonos a descubrir algo nuevo en cada escucha. Son solo cuatro cortes, pero qué cuatro cortes. La inicial «Bog Dweller» destaca por su entrada impactante con ritmos intensos, voces agresivas y segmentos de guitarra pesados. La canción evoluciona hacia complejidades técnicas con surcos monstruosos que podrían derribar un rascacielos. «Fogbelt» sumerge al oyente en un paisaje sonoro sombrío s través de unos chillidos disonantes que te hielan hasta los huesos. En «Area Code», la música brutal y las secuencias frenéticas de batería amenazan tus tímpanos con un impacto devastador, mientras que en el homónimo tema final, «Death Is but a Door», la banda nos sorprende con una combinación de tonos melódicos y expulsiones agresivas, formando una pareja de baile tan inesperada como sutil. Es encomiable percibir la habilidad de la banda para aprovechar al máximo el formato corto, dejando a los oyentes ansiosos de más y el listón, muy alto.
Este EP refleja una banda que, a pesar de sus raíces profundas en el death metal, se aventura en nuevos sonidos y experimenta creativamente. Alluvial ha creado una experiencia única al fusionar sus influencias en un sonido distintivo. Tal y como el propio Hauch declarara:
«Siento que cubrimos nuestras bases con Sarcoma. Este EP es más furioso que cualquier cosa que hayamos hecho antes, pero aún suena a nosotros.»
La narrativa musical de Alluvial continúa evolucionando, destacando su capacidad para mantenerse fieles a su esencia mientras exploran nuevas direcciones. Death Is but a Door es el testimonio de una banda que ha encontrado su dirección musical y se aventura a experimentar sin alejarse de su yo del pasado.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.