Como ya comentábamos en la previa que publicamos, la principal novedad de esta edición era el cambio de recinto a la Fabra i Coats, una antigua fábrica reconvertida en espacio cultural y de creación artística. Si bien en un primer momento veía con buenos ojos el cambio, ya que es un gran espacio, amplio y con buenas instalaciones -si bien con la visibilidad limitada por la presencia de columnas- y fuera del centro de la capital catalana, ya desde el comienzo nos encontramos con un invitado inesperado. Mientras los locales Blood Quartet estrenaban el escenario principal y daban rienda suelta a su experimentación en forma de jazz, blues y psicodelia entre otras sonoridades, a los presentes se nos hacía complicado seguirles por el exagerado calor que reinaba en el recinto. La falta de ventilación y la ausencia de aire acondicionado provocaron un efecto invernadero que con el aumento de público a lo largo de la tarde se mantuvo durante toda la jornada. Al no producirse solapamientos entre los diferentes escenarios, en seguida Sofa nos metieron la dosis de math rock que no puede faltar nunca en el festival desde el segundo escenario, y que era más disfrutable con el calor imperante gracias a temas bailables como “Ñu” o una peculiar versión del “Into the Fire” de los Deep Purple. Tras la simpatía y buen sabor de boca que nos dejó la actuación de los vascos, que al día siguiente pondrían rumbo al Fusiònica de Granollers –crónica aquí– Linalab estrenaba el tercer escenario, que acogería las propuestas más experimentales y electrónicas.
El progresivo tendría también su espacio en esta edición, siendo Soup la banda encargada de aportarlo en el día de hoy. Los noruegos participaban de la mano de Madness Live!, y su progresivo con aires setenteros y dosis de post-rock enganchó a una parte importante de la audiencia. En una onda similar a Porcupine Tree, Gazpacho o Riverside, dejaron muestras de gran calidad si bien personalmente a ratos no podía evitar desconectar y caer en momentos de tedio durante su concierto, posiblemente porque en esos momentos el cuerpo me pedía algo más animado y menos atmosférico. Seguiríamos con atmósferas, si bien completamente opuestas, con DJ Amsia y su multitud de cachivaches dirigidos a producir desasosiego y sensaciones extrañas en el oyente a base de oscuridad y ruidera. Volviendo al segundo escenario, nos encontraríamos con el dúo local Thermic Boogie, ya conocidos dentro del circuito underground gracias a su propuesta machacona a la vez que animada. Un chute de stoner y rock sin aditivos para ejercitar el cuello que sirvió para recargarnos las pilas a tope.
La cantidad de camisetas de Amenra que se veían por doquier señalaban claramente el nombre de la banda más esperada del día, y que más revuelo causó al anunciarse el line-up del festival. Tras cinco largos años de silencio discográfico, la publicación de Mass VI (2017) y el gran reconocimiento que obtuvo no ha hecho sino aumentar el hype alrededor de la banda belga. Era mi primer contacto con su directo y las expectativas que traía de casa eran enormes, debido a las maravillas que había escuchado al respecto, y he de confirmar que las pulverizaron sin más. Entrando ceremoniosamente al escenario mientras hacían sonar los cilindros metálicos del comienzo de “Boden”, rápidamente nos envolvió la magia. Una hora y cuarto de actuación en la que todo encajaba a la perfección, cada nota, cada subida y bajada de intensidad, las intrigantes y acertadas proyecciones, la sencillez y magnífico uso de la iluminación y sobre todo, el sonido. Y qué sonido… de una potencia salvaje, a la vez que cristalino y sutil. No solamente fue el grupo que mejor sonó de todo el festival, es que incluso dudo de si no se trata del grupo que mejor ha sonado de todos los que he visto en el AMFest -y no he fallado a ninguna edición-. Mientras el vocalista Colin H. Van Eeckhout se mantenía la mayor parte del tiempo de espaldas al público, la música hablaba por sí sola y los temas se iban sucediendo como un oleaje hipnótico que te atrapaba sin escapatoria. Post-metal, sludge, metal extremo… definiciones que acaban quedándoseles pequeñas ya que son todo ello y mucho más. Lástima de que en algunas ocasiones dentro del público se tuviese que mandar callar a personas que irrespetuosamente hablaban en los momentos más inoportunos, así como el hecho de que al tratarse del concierto más concurrido del viernes, el calor fuese verdaderamente agobiante. El propio Colin acabaría por quitarse la camisa, dejando al descubierto su enorme tatuaje en la espalda -uno de los logos usados por el propio grupo-, y centrando las miradas de una audiencia partícipe del abrumador ritual que se desarrollaba ante sus alucinados ojos y oídos.
Setlist Amenra:
Boden
Razoreater
Plus près de toi (Closer to you)
Nowena 9.10
Diaken
Terziele
Am Kreuz
Silver Needle. Golden Nail.
Una vez repuestos de una descarga de tal intensidad, y tras un breve y merecido descanso para respirar, Eevee pondría la calma y saldría exitosa del muy difícil reto de encandilarnos tras lo vivido minutos antes. La beatmaker holandesa y su electrónica etérea con aires orientales fue la actuación que más disfruté de todas las programadas en el tercer escenario del AMFest. Llegaba la hora de animarnos de nuevo con unos viejos conocidos del festival. Mutiny on the Bounty retornaban después de su actuación en la cuarta edición -noviembre de 2015-, haciendo lo que mejor saben hacer: ponerlo todo patas arriba. Math rock bailón y divertido con múltiples influencias, que animó el cotarro hasta límites insospechados que dejó a todo el mundo con una sonrisa de oreja a oreja y un poquito más sudad@ -si eso era posible-. Los luxemburgueses además tuvieron el bonito detalle de dedicar un tema nuevo a la memoria de Dan Wild-Beesley, guitarrista del dúo inglés Cleft fallecido a causa de un cáncer unos pocos días antes con tan sólo 33 años, y con quien disfrutamos en vivo del estupendo bolo que se marcaron en la edición de marzo de 2015. 65daysofstatic compartían condición de cabeza de cartel de la jornada con Amenra, pero en mi opinión rompieron el tremendo nivel que estábamos disfrutando las últimas horas. Los de Sheffield se presentaban sin uno de sus miembros para ofrecernos su nuevo proyecto Decomposition Theory Show, un espectáculo audiovisual fundamentado en la improvisación y el live coding que hace que cada concierto sea único. La parte decepcionante es que todo eso que suena tan bien escrito, en directo acabaría por no enganchar, y ni siquiera la parte visual resultaba atractiva. Como seguidor del grupo hubiera preferido muchísimo antes un setlist “estándar” antes que el bajón y desinterés que me provocó su actuación al poco de iniciarse. Por suerte, y quitándose la espinita del concierto que no pudieron acabar en la edición anterior, lo de Playback Maracas fue todo un acierto como final de fiesta. Los de Mataró la liaron parda con su electrónica tropical y su bizarrismo, animando al personal con temazos como “Moohn” o la versión de “Nightcall” -famosa por la película Drive-. Y ojo que el 15 de diciembre se marcan concierto en Razzmatazz 2 acompañados por la The Electronic Moon Orchestra, y pinta épico.
Apasionado de la música en directo de casi cualquier género, si bien con predilección
por el post-rock, el progresivo moderno y el metal extremo.