Los discos de Amenra son retos para la psique y De Doorn no iba a ser menos. Son duelos titánicos entre ellos y tú. Son experiencias sonoras centradas en lo tenebroso, lo oscuro y lo más profundo de tu alma. Nada accesibles. Con elementos siempre litúrgicos, ceremoniosos, en los que exponen no solo su propuesta artística, si no también unas creencias sobre lo terrenal y lo espiritual, no aptas para mentes frágiles y aprensivas.
Amenra siguen en su carrera, de alguna manera, el camino marcado por discos como Through Silver In Blood (1996) de Neurosis o Oceanic (2002) de Isis. Densidad, atmósferas claustrofóbicas, falta de aire y angustia. Sientes como se te encogen los pulmones hasta la asfixia existencial al escuchar los alaridos de Colin H. van Eeckhout.
Este disco, primero para el sello Relapse, rompe con su colección de seis Mass (misas), así se han llamado sus discos hasta la fecha, y utiliza la lengua materna, el flamenco. Así mismo cuenta con la colaboración de Caro Tanghe de Oathbreaker, con el que Colin establece varios diálogos en los diferentes temas del plástico, y supone un buen contrapunto a la angustia escupida por el vocalista de Amenra.
En De Doorn, encontramos esa mezcolanza de postmetal, sludge y hardcore oscuros y ritualisticos tan característicos de los flamencos, pero con una velocidad menos. Esa bajada de velocidad no significa menos angustia, siguen ahí como el primer día, pero verás en cuanto le hinques el diente que es mucho más atmosférico, mucho más enfocado a elevar la experiencia sensorial a lo máximo. A que sientas la música, a que te sumes a su angustia.
Este séptimo disco de Amenra empieza con «Ogentroost» un tema denso, lento, claustrofóbico y punzante. Certero en su ejecución. Unos punteos iniciales obsesivos desembocan en un riff lento, sobre esta base sonora las voces inicialmente susurrantes, se tornan gritos de desesperación, hasta iniciar el recitado repetitivo, obsesivo de los mantras a dúo con Caro de Oathbreaker. El sonido es cristalino, distingues todos los instrumentos; una producción tan orgánica como angustiosa, que transmite perfectamente el mensaje espiritual de la banda.
«De Dood Un Bloei» una atmósfera nebulosa y la voz de Caro Tanghe te dan la bienvenida, en seguida Colin le contesta, en lo que podríamos definir como un interludio de transición a «De Evenmens». Aquí las hostilidades llegan cual puñetazo en la cara. El ritmo es plomizo hasta estamparte los pulmones contra la pleura. Colin se deja la voz hasta las «oraciones» habladas. Una vez más, instrumentalmente el grupo está superlativo. La base rítmica sostiene de manera formidable al resto del grupo. El protagonismo del bajo me sorprende. Después de atravesar el ecuador del tema, en el que bajan de voltaje, nos vamos a una explosión más épica, consiguen trasladar una sensación de lleno sónico difícil de explicar, para volver al eje principal de la canción.
El cuarto corte «Het Gloren» siguen con el desarrollo lento, pero el cambio de tercio que poco a poco marca el bajo me parece espectacular, como un mantra que poco a poco va ganando más protagonismo a lo largo de los 11 minutos que dura la canción. El ritual se hace más ceremonial. Una nueva oración sirve para cambiar de tercio… Podría parecer que es forzado, pero aparece con una naturalidad pasmosa. Para acabar en otra llamada urgente existencial.
Acabamos con «Voor Immer» cuyo ritmo delicado y lento con la voz recitada de Colin H. van Eeckhout te conduce a un estado de embriaguez catártica con el que te sumerges en un viaje introspectivo espiritual que se rompe cuando la rabia y el dolor de los últimos minutos del tema te quita el poco aliento que te queda. Tema portentoso, denso y tranquilo con arrebato final. Colofón inmejorable para un álbum notable.
De Doorn de Amenra no es fácil, pero escuchas reiteradas te ayudarán a apreciar los detalles y adentrarte a un mundo espiritual no apto para almas cándidas.
Sant Boi-Barcelona-Arenys de Mar. Padre y Metalhead. Desbordado por tanta música que escuchar y poco tiempo para disfrutarla. En el Universo solo hay dos cosas claras: In vino veritas y Metallica es la banda más grande de todos los tiempos (quizás solo una sea cierta, y no tenga que ver con la verdad). Death, black, doom, sludge, hardcore, thrash… a menudo: pop, rock, indie, electrónica, hip hop… en resumen, la música es mi pasión.