Con Amorphis he tenido una relación especial y curiosamente la he comparado muchas veces con Savatage (por mucho que poco tengan que ver entre ellos). Los fineses era un grupo que siempre había estado allí, con sus etapas… con sus vocalistas diferentes y con su trayectoria sólida. El caso es que les había llegado a ver bastantes veces en festivales, y me gustaban, pero no llegaba a ver la genialidad que se les suponía… hasta que un día tu mente hace un click y lo que te parece correcto se convierte en devoción. No hay un grupo como Amorphis y lo que hacen y han hecho es absolutamente espectacular.
Am Universum un disco candidato a la sección que tenemos de “Desmontando al monstruo”, puesto que se van varios pueblos lejos de lo que son sus orígenes. Psicodelia, teclados por doquier, sintetizadores, saxos soleando… Algo que derivó en odio directo hacia el grupo pero que consiguió miles de adeptos a la postre. Encontramos aquí la primera aparición del bajista Niclas Etelävuori, todavía con ellos a día de hoy. Es un disco en el que el teclado setentero de Santeri Kallio toma las riendas a la hora de hacer arreglos en unas canciones suaves que se acercan a una especie de hard rock oscuro con guitarras con dejes de doom y gótico, si bien con una producción cristalina.
Existe gente en Finlandia que no considera a Amorphis como una banda de heavy metal e incluso y que odia el estilo, pero es fan acérrimo de discos como Am Universum. Creo que esto sirve para llegar a entender de qué estamos hablando… Un poco se acercaron a Sentenced y desarrollaron el prog de los 70 jugando con las guitarras de Pink Floyd aunque siempre adaptándolas a ese doble trabajo meticuloso que siempre han manejado con maestría.
El disco
Os diría que “Alone” es una de las mejores canciones del grupo, y de largo. Es un single perfecto que lo tiene todo, aunque… ¡Claro! Si lo comparas con sus inicios estamos ante algo que no tiene nada que ver. Es un single antológico, de esos que tienen riff, riesgo compositivo, ¡un solo de oboé! (eso solamente se lo recuerdo a Tanita Tikaram). La calidad de la canción vale por discografías enteras por mucho que el grupo haya evolucionado hacia unos terrenos que cayeron luego en vía muerta.
Consiguieron algo especial, y eso se vuelve a vislumbrar con la maravillosa “Goddess (of the Snadman)”. Otra gran composición con teclados presentes, pero también con esas características guitarras y ese juego de ecos con delay que terminarían explotando tanto y que llegó a hacer de ellos un grupo totalmente diferente a todos. Atención al verso+puente+estribillo… es de libro.
De entre las muchas gemas (accesibles) del disco merece la pena reparar en algo como “Veil of Sin”, cargada de acústicas y amagando a balada. Maravilla acústica con sus juegos de capas de guitarra mezclados con ese teclado y un saxo que hizo salir sarpullidos a sus antiguos fans. De verdad que si lo escuchas sin talibanismos estamos ante un disco excepcional… aunque ponga Amorphis en portada.
«The Night Is Over» es otra gema que demuestra la enorme calidad compositiva más allá de corsé que se les supone. El tratamiento de guitarras que poseía el grupo ha sido imitado hasta la saciedad por bandas extremas que han querido sonar accesibles y ganar público, más que nada, porque ellos lo consiguieron, si bien también tocaron fondo en cuanto a experimentación. Quizá lo que más se aleja de sus postulados de principios de los 90 es “Shatters Within”, atmosférica, dulce y con piano.
Pero para riesgos “Crimson Waves” vuelve elevar el listón y el riesgo, siendo rockera, con tintes jazzísticos bien llevados y ese saxo de fondo que va ganando terreno con los teclados Hammond 70’s. Más tazas de lo mismo en “Drifting Memories”… Aquí Kukko en los metales y la voz de Pasi Koskinen dulcifican la propuesta de forma evidente si bien me sigue pareciendo una gran canción. Algo más de garra en “Forever More” en la que se acercan a lo que ofrecía Paradise Lost en la etapa de One Second.
Estas mismas credenciales sirven para definir “Captured State” por mucho que las guitarras de Esa Holopainen y Tommy Koivusaari sigan manteniendo esos detalles tan reconocibles. Para finalizar se guardan el tema más largo y meloso de la obra: “Grieve Stricken Heart”. Campan aquí a sus anchas teclados y sintetizadores de fondo, pero la cosa nunca termina de despegar por mucho de que el estribillo sea suficientemente bueno. Hay aquí el mejor solo del disco pero… ¡es de saxo! Y hay otro muy especial en el inicio: ¡de serrucho! Por parte de Antii Halonen.
Veredicto
En su día el disco levantó ampollas por lo accesible, por los toques jazzísticos, por los pianos, baladas-medios tiempos, por la ausencia de voces guturales y el órgano con Hammond de aires 70. Pero especialmente por el saxofón de Sakari Kukko. Posiblemente sería en el siguiente disco cuando el grupo tocó fondo (Far from the Sun) y hubo que replantearse el camino a seguir con un inmejorable resurgir que gustó a viejos y nuevos fans alcanzando el sonido personal con el que nos siguen deleitando. A pesar que prefiero sus inicios y todo lo que hicieron a partir de Eclipse toca reivindicar este trabajo a pesar de ser unos años de confusión y de experimentación. Es más, ha envejecido bien y muchas bandas nuevas han tomado ese camino que Amorphis empezaron a transitar con Tuonela en 1999.