Anberlin, banda originaria de Winter Haven, Florida, es una de las formaciones más influyentes y queridas del rock alternativo de las últimas dos décadas. Formada en 2002 a partir de las cenizas de varios proyectos locales, Anberlin ha contado con la voz distintiva de Stephen Christian como eje central. Junto a Christian, la formación original incluía a Joseph Milligan (guitarra), Nathan Young (batería), Joey Bruce (guitarra) y Deon Rexroat (bajo). Desde sus inicios, Anberlin presentó un sonido que fusionaba la energía del emo con la sofisticación melódica de bandas como Third Eye Blind (sí, los de la celebérrima «Semi-Charmed Life»), creando una propuesta que conquistó a una generación de oyentes en busca de autenticidad y emoción.
El primer álbum de la banda, Blueprints for the Black Market (2003), lanzado bajo el sello indie cristiano Tooth & Nail Records, fue un debut que no pasó desapercibido. El álbum no solo fue bien recibido por la crítica, sino que también logró captar la atención de un público más amplio, consolidando a Anberlin como una de las bandas emergentes más prometedoras del momento. La banda apoyó este lanzamiento con una intensa gira junto a grupos como Fall Out Boy y Story of the Year, cimentando su reputación en la vibrante escena del rock alternativo.
En 2005, lanzaron Never Take Friendship Personal, un disco que reforzó su identidad sonora y sentó las bases para lo que sería su obra maestra, Cities (2007). Con la incorporación de Nathan Strayer y, posteriormente, de Christian McAlhaney (ex miembro de Acceptance), el sonido de la banda se enriqueció, añadiendo nuevas capas de complejidad.
Cities fue un hito en la carrera de la banda. Debutó en el número 19 en el Billboard 200 y es considerado por muchos como su obra maestra, una mezcla de lirismo introspectivo y paisajes sonoros expansivos que consolidó su lugar en la escena.
A pesar de su éxito creciente, Anberlin nunca perdió de vista su esencia, enraizada en valores cristianos que se reflejaban en sus letras. Sus letras, a menudo introspectivas y llenas de esperanza, exploraban temas como la fe, la identidad y la búsqueda de un propósito, llegando a los hogares de un público que compartía sus creencias. Esta espiritualidad sutil, sin ser explícitamente religiosa, les permitió conectar con un público diverso y profundamente devoto.
En 2008, la banda dio un salto significativo al firmar con Universal Republic Records y lanzar New Surrender, un álbum producido por Neal Avron. Con este disco, Anberlin demostró su capacidad para adaptarse a las tendencias musicales del momento sin perder su esencia, mientras que Dark Is the Way, Light Is a Place exploró un sonido más maduro y experimental, adentrándose en temas más oscuros y complejos.
Sin embargo, a pesar de su éxito continuo, la banda anunció su separación en 2014 con el lanzamiento de Lowborn. Aunque esta despedida parecía definitiva, el vínculo entre los miembros de la banda y su público nunca se rompió del todo.
El regreso de Anberlin después de una década de ausencia discográfica generó una expectación considerable entre sus seguidores. Sin embargo, Vega (2024) no ha terminado de satisfacer las expectativas de aquell@s que esperábamos un álbum completamente nuevo.
Anberlin se presenta en pleno año 2024 con un rompecabezas musical compuesto por piezas que, en su mayoría, ya conocíamos pues se han limitado a juntar sus dos más recientes EP’s ideados durante la pandemia, Silverline (2022) y Convinced (2023), bajo la forma de un «nuevo» larga duración. A pesar de que los temas se integran de manera fluida, la falta de un concepto unificador o una narrativa clara hace que el álbum se sienta fragmentado y carente de una identidad propia. Si bien hay momentos brillantes, la mayoría de las canciones en Vega palidecen en comparación con la profundidad y la complejidad de álbumes como Cities o New Surrender.
La participación de Matty Mullins, quien se ha unido a la banda para girar tras el paso a un lado por agotamiento de Stephen Christian, aporta un nuevo matiz, pero sus canciones, las dos únicas piezas novedosas de este trabajo, se sienten un poco aisladas en el contexto del álbum. Mientras que «Seven» explora un lado más pesado de la banda, «Walk Alone» intenta un regreso a las raíces pop-punk, pero ambos temas suenan genéricos en comparación con otros trabajos de Anberlin.
Pero bueno, con más de 1.5 millones de álbumes vendidos solo en Estados Unidos y una influencia que se extiende a lo largo de dos décadas, gracias a todo esto, Anberlin se ha embarcado en una de sus giras más extensas y ambiciosas hasta la fecha. El tour 20 Years of Tears (nombre perfecto para una gira emo), que los verá compartir escenario con bandas como Thursday, Hawthorne Heights y Saosin, es un recordatorio de su legado y de la pasión inquebrantable que ha mantenido viva su música. Para los miembros de Anberlin, este recorrido no es solo una celebración de su pasado, sino una reafirmación de su compromiso con sus seguidores y con el poder transformador del rock.
A pesar de su éxito comercial y su influencia en la escena, Vega representa un paso atrás en la discografía de Anberlin, dejando a much@s fans con un sabor agridulce. La decisión de reutilizar material ya publicado y la falta de un hilo conductor más definido son los principales puntos débiles de este lanzamiento. La decisión de presentar Vega como un álbum nuevo, es una clara muestra de una estrategia comercial que prioriza las ventas a la creatividad artística. Esta sensación de que el álbum es más un producto de marketing que una obra de arte genuina es difícil de ignorar. Porque no nos engañemos: lanzar (de nuevo) canciones que empañan retroactivamente lo que fueron un par de EP’s decentes es una decisión arriesgada y, en cierto modo, un claro ejemplo de avaricia.
A pesar de ello, la calidad musical de la banda sigue siendo indiscutible, y los seguidores de Anberlin encontrarán en este álbum momentos de gran intensidad y emoción… que, seguramente, ya encontraron hace unos meses al escuchar los dichosos EP’s por primera vez. Me refiero a canciones como «Two Graves» o «Decoder», de las mejores de un trabajo en el que también nos topamos con bodrios como «Body Language» y «Nothing More» que, inexplicablemente, cierran este trabajo.
Anberlin sigue siendo una banda icónica, pero Vega demuestra que incluso las bandas más grandes y emocionantes pueden cometer errores. A pesar de este tropiezo, su legado está asegurado, y l@s fans siempre tendrán sus primeros álbumes para recordar por qué un día, hace 20 años, se enamoraron de esta banda.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.