Después de bastante anticipación, por fin llegó el fin de semana en el que Angelus Apatrida venían a Barcelona a poner el broche de oro al exitoso ciclo que ha seguido a la publicación de Hidden Evolution y que los ha llevado a girar por todo el mundo, catapultándolos a niveles hasta ahora desconocidos. Si esto no fuera suficiente reclamo, la actuación de hoy y la del día anterior en Madrid iban a ser grabadas para formar parte de un disco y DVD en directo que inmortalice el gran momento de forma en el que se encuentra el cuarteto liderado por Guillermo Izquierdo. Los bares de las cercanías presentaban el ambiente de las grandes ocasiones, a rebosar de thrasheros de todas las edades, y si bien la sala Razzmatazz no se llenó del todo, si que mostró un aspecto magnífico para recibir a los grandes abanderados del thrash metal patrio en una ocasión tan especial para ellos y para la escena metalera española en general.
Ultra-Violence
Sorprendió un poco la elección de los italianos Ultra-Violence para abrir estas veladas. La intuición inicial es que la opción lógica hubiera sido alguna banda nacional con larga historia en común con Angelus Apatrida (me vienen rápidamente a la cabeza unos Crisix que, como veremos más adelante, ya estaban ocupados este fin de semana, pero podrían haber sido también otros). De todas maneras, nadie podrá negar que Ultra-Violence son una máquina de hacer thrash metal preciso, veloz y agresivo, convirtiéndose en una opción y una propuesta perfecta para calentar el ambiente y allanarle el camino a los grandes protagonistas de la noche.
Los italianos solo contaron con media hora escasa para poder presentarnos su enérgico y contundente repertorio, lleno de riffs thrasheros, medios tiempos a golpe de ride, solos harmónicos y fiesta a raudales. El cuarteto de Turín no malgastó ni un segundo, y con una cuidada elección de lo que son probablemente sus mejores temas (y eso que tienen unos cuantos, que si una cosa saben hacer estos chicos es construir riffacos infecciosos uno tras otro), se pusieron al público en el bolsillo inmediatamente y confirmaron de nuevo que el thrash metal vive una época especialmente dulce, con un gran número de bandas jóvenes rebosando calidad y petándolo como nunca.
La violenta y pegadiza «Burning Through the Scars», un temazo en toda regla que sirve para abrir su segundo y último trabajo Deflect the Flow (2015), fué la elegida para dar el pistoletazo de salida y para enseñarnos de buenas a primeras de lo que es capaz este joven cuarteto. Este último trabajo, que es un pepinazo considerable, gozó de protagonismo casi exclusivo en el setlist, con la única excepción de un «L.F.D.Y» perteneciente a su disco de début. «In the Name of Your God» es uno de mis temas favoritos, aunque por desgracia aquí sonó un pelín embarullado a pesar del brillante y épico interludio intermedio, el riff principal acojonante y el fantástico duelo de guitarras final.
En ese momento, Loris anunció que dos miembros aleatorios del público iban a subir para algun tipo de colaboración sorpresa con la banda, y lo que ocurrió es que un buen mozo se arrodilló enmedio del escenario para pedirle matrimonio a su sorprendidísima compañera, para sonrisas y alegría de un respetable que demostró que los jebis somos (como todos ya sabíamos) unos sensibleros sin remedio. Al disponer de tan poco tiempo para su actuación, este pequeño evento ocurrió quizás de forma algo apresurada, y sin tiempo que perder ni para digerirlo, los italianos se enfrascaron rápidamente a atacar un trallero «Lost in Decay» que enlazó prácticamente con «Fractal Dimension», el tema escogido para poner punto y final a su breve actuación, que vió el primer wall of death de la noche, nos hizo disfrutar de unas fabulosas guitarras dobles dramáticas y muy maideneras, y que sonó de la leche a pesar de algunos problemas técnicos con la guitarra de Loris Castiglia, acabando con un redoblaco / casi solo de batería que cerró la descarga con tal brillantez que acabó con un público con ansias de thrash y de fiesta desgañitándose pidiendo un bis que todos sabíamos imposible. Excelente concierto el de los italianos, que cumplieron con su cometido sobradamente y se dieron a conocer ante muchos que les van a seguir a partir de ahora.
Setlist Ultra-Violence:
Burning Through the Scars
L.F.D.Y.
In the Name of Your God
Lost in Decay
Fractal Dimension
Angelus Apatrida
Durante el cambio de escenario, que se hizo con la sala a oscuras y fué amenizado por el Vol. 4 de Black Sabbath a todo volumen, intentamos buscar infructuosamente las posibles cámaras que había preparadas para grabar este concierto. Y lo cierto es que no supimos encontrarlas más allá de una Go Pro instalada en el piso superior y dos chicos paseándose por los laterales del escenario, así que erá interesante ver el resultado final de esta grabación. Siendo los propios miembros de Angelus Apatrida quiénes subieron a probar sus instrumentos, pudimos sentir constantemente la excitación y las ganas de bolo que se respiraba entre un público que les adora y vitoreaba constantemente. Es interesante notar que, así como en conciertos thrasheros de bandas clásicas predominan los asistentes ya entrados en años y los bolos del llamado «neo-thrash» se llenan de jóvenes que nunca vivieron la época original, en el concierto de hoy había una mezcla bastante equitativa entre ambos grupos, poniendo de manifiesto que los Angelus han logrado conectar perfectamente con los seguidores del thrash metal de cualquier edad y pelaje.
Este concierto estaba originalmente programado para el Apolo, y por razones logísticas (que no de expectación de público, como se encargó de aclarar Guillermo durante el concierto) fué trasladado a la sala grande del Razzmatazz. Aunque el Apolo es una sala fantástica con un sonido inigualable en Barcelona, creo que la Razz tiene mucho más poso e historia metalera y, probablemente, se trata de una ubicación más adecuada para la celebración de este evento tan especial. Por supuesto, también es una sala notablemente más grande, así que se quedó bastante lejos del lleno, sin abrir la parte de arriba y cerrando una pequeña esquina con cortinas. Aún así, presentó un aspecto excelente, con el generoso y abundante publico entregado, deseoso y conciente de que estábamos ante una ocasión que se iba a recordar durante mucho tiempo. Teniendo en cuenta que los últimos conciertos como cabeza de cartel de la banda de Albacete en Barcelona habían sido en Boveda y Music Hall (dos salas con un aforo muchísimo más reducido), el salto a la Razz es muy destacable, y comparativamente fueron capaces de llenar bastante más que bandas como Meshuggah o Behemoth este mismo otoño.
Después de una larga espera de 45 minutos, se apagaron las luces del escenario y empezó a sonar el «You Can’t Bring Me Down» de Suicidal Tendencies para delirio de un público que la coreó como si el mismo Mike Muir estuviera sobre las tablas, mientras una de las cámaras se paseaba al borde del escenario enfocando las primeras filas para capturar el ambiente caldeadísimo que se vivía allí. Sin demasiadas florituras visuales los cuatro miembros de Angelus Apatrida saltaron al escenario para empezar la descarga, como es habitual últimamente, con el «Immortal» que abre Hidden Evolution. Se trata de un temazo durísimo y veloz que fué recibido con circle pits apasionados, pero que pecó de un sonido de batería (sobretodo la caja) exageradamente alto, cosa que no se subsanó hasta bien entrado el tercer tema. No hubo respiro para enlazar con un «Violent Dawn» perteneciente a su disco anterior, que tampoco se quedó corto en tralla y respuesta de los presentes.
En este momento Guillermo tuvo unos momentos para expresar por primera (que no última) vez la emoción y el orgullo que sentían por estar ahí (literlmente, parece que les cabía un melón en el culo), afirmación que fué recibida con vítores y loas a Albacete. Me sorprendió que escogieran tocar la magnífica «Hidden Evolution», que cierra su último trabajo, tan pronto en el setlist, ya que se trata de un tema relativamente calmado y muy distinto a la tralla sin cuartel que nos tienen acostumbrados, con influencias evidentes de los Testament y Megadeth más melódicos y de los Machine Head más progresivos, con un interludio acústico intermedio que se torna épico y maidenero a la que entra la distorsión. Un temazo que nos enseña algunos de los probables nuevos caminos que Angelus Apatrida pueden tomar en sus próximos trabajos y que sirvió para que el sonido infernal de la caja se ajustara a volumen aceptable, de forma que la brutal y también testamentera «Vomitive» sonó como un cañón y vió uno de los circle pits más grandes de la noche. Hasta ahora íbamos bien, pero el primer tema que a mí me supo a gloria bendita fué «Of Men and Tyrants», esa maravilla thrashera perteneciente a Clockwork que sonó totalmente descomunal, abriendo la veda para un stage diving que, la verdad, se mantuvo siempre en unos límites bastante civilizados (cierto que el foso reservado a los fotógrafos no ayuda en absoluto para este tipo de prácticas).
Estuve un rato fijándome en cuál era la cerveza que estaban bebiendo los miembros de la banda, ya que desde la distancia la etiqueta verdosa no era muy reconocible. Guillermo no tardó en desvelar el misterio y aprovechar para hacer algo de publicidad de «Angelus», la cerveza artesana que lleva el nombre de la banda, de la que repartieron algunos vasos medio llenos entre el público que, como no, acabaron salpicando a todos más que siendo bebidos. Llegaba el turno para «End Man», un tema bastante melódico para los estándares de la banda, lleno de solos brillantes y que vivió un mosh pit intenso, demostrando que el público venía con las energías a tope. «Fresh Pleasure» es uno de mis temas favoritos, con un par de riffacos que se caga la burra, y sonó también magnífica y contundente, mientras que «Give ‘Em War», uno de sus clásicos indiscutibles, fué recibida con locura y sirvió de excusa para liarse con un wall of death descomunal.
Hubo lugar para un montón de dedicatorias emotivas: a Barcelona y su público, a las salas que los habían acogido antes, y a las bandas que les habían acompañado, desde el debut en la ciudad como teloneros de Warcry a The Eyes, Havok o los propios Crisix, que merecieron un recuerdo especial, ya que en esos mismos momentos se encontraban en Vitoria-Gasteiz en motivo del homenaje a Oier, un fan que, al igual que Alberto, perdieron hace poco la dura batalla contra el cáncer y se llevaron sendos aplausos sentidos del público. No hay nada como un concierto de Angelus Apatrida para poder apreciar el montón de temazos que los albaceteños han parido a lo largo de los años, y puestos así uno tras otro la verdad es que impresiona. Siendo su discografía tremendamente sólida, me tengo que rendir a la brillantez especial de su última obra, y la prueba está en temas tan espectaculares como «First World of Terror», que cuenta quizás con el mejor estribillo de su carrera y con un trabajo atronador tras los parches de Victor Valera. El set principal acabó al cabo de una hora exacta con otro clásico como es «Versus the World», con el público extasiado y coreando los punteos en masa.
Después de tanta intensidad, es posible que un pequeño descanso nos viniera bien a todos, y después de los oeoés que llenaron la sala los miembros de Angelus Apatrida aparecieron de nuevo al escenario agarrando una guitarra Jackson que se dispusieron a sortear entre el público mediante la mano muy inocente del chico más sexy de Malasaña. El número elegido resultó ser el 427, y un chaval que curiosamente estaba a mi lado resultó ser el feliz y sorprendido ganador. Parece que el afortunado no toca la guitarra habitualmente, así que si este regalo no le motiva lo suficiente como para empezar a hacerlo, por lo menos va a tener un item de decoración molona.
Después de otro parón y un poco más de cerveza, empezaron a sonar por los altavoces las notas del «The Manhattan Project» que abre Clockwork, lo que no podía decir otra cosa que tocaba el turno para «Blast Off», otro tema especialmente celebrado. El bis se completó con dos temas dedicados a la corrupción tristemente imperante en nuestro país, escritos con más de diez años de diferencia pero perfectamente intercambiables temáticamente. «Corruption» fué una de las sorpresas del setlist, y aunque hacía tiempo que no la tocaban sonó perfecta, mientras que «Serpents on Parade»,uno de los mejores temas de Hidden Evolution, es una auténtica garantía de tralla y agresividad.
La recta final, precedida por la invitación de continuar la fiesta en el Rocksound con unas cervezas en la mano, la completaron otro sorprendente «Thrash Attack» y, como no, el gran himno de la banda, un «You Are Next» impreso en la camiseta de Victor y coreado con pasión por todo el público, que sacó fuerzas de flaqueza para montar el circle pit más grande de la noche y culminar una hora y cuarenta minutos de concierto absolutamente brutal y disfrutado hasta el último segundo.
Un bolo de thrash metal del bueno siempre es una fiesta, y en este caso, fué un fiestón. Es inevitable que los que hemos seguido a los Angelus desde hace años no sintamos un cierto orgullo especial al verlos comiéndose un escenario tan mítico como éste, por donde han pasado todos los grandes de la historia del thrash. Los Angelus Apatrida estan en el mejor momento de su carrera y se les vé listos y motivados para dar un paso más allá. A la espera de que se edite el disco y el DVD que inmortalice las veladas de este fin de semana, queda en nuestras retinas y en nuestros tímpanos el que de buen seguro va a ser, ya, uno de los conciertos del año, y un punto de inflexión en la carrera de la banda.
Setlist Angelus Apatrida:
Immortal
Violent Dawn
Hidden Evolution
Vomitive
Of Men and Tyrants
End Man
Fresh Pleasure
Give ‘Em War
First World of Terror
Versus the World
—-
The Manhattan Project
Blast Off
Corruption
Serpents On Parade
Thrash Attack
You Are Next
Artículo publicado originalmente en Metal Symphony.
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.