Después de unos días de continuados (y apreciados) asaltos sonoros como los de Iotunn, The Generals, Harakiri for the Sky, Einherjer o el adelanto de los Baest, mis tímpanos se merecían un poco de descanso. Por suerte, la encantadora Anneke Van Giersbergen acudía al rescate con su nuevo álbum en solitario The darkest skies are the brightest (2021). Los viejóvenes de por aquí aún nos acordamos de cómo la buena de Anneke nos robó a todos el corazón al frente de The Gathering allá en los 90. Desde entonces arrancó su carrera en solitario a la vez que siguió colaborando en gran diversidad de proyectos, de modo que este nuevo disco es ya su vigésimo tercer trabajo!!!! En su currículum se incluyen nombres de la talla de The Gathering, Devin Townsend, Arjen Lucassen (Ayreon, The Gentle Storm,..), Anathema, Amorphis, Within Temptation, John Wetton o su último proyecto de metal progresivo VUUR, así como 6 discos ya en solitario.
La Anneke en solitario se ha caracterizado siempre por un estilo mucho menos metálico-rockero y más folk-acústico que en todos sus otros proyectos, y este último larga duración no es diferente en ese sentido. Se trata de una obra muy tranquila y cautivadora dónde da rienda suelta a sus influencias más acústicas y folk, de guitarra clásica y música más melancólica.
Es además, según ella misma, su obra más íntima, en la que los últimos acontecimientos en su vida personal han permeabilizado sus composiciones de principio a fín, pero con el aderezo de la filosofía Kintsugi. Una forma de arte y filosofía japonesa que valora los objetos (o en este caso, personas) que han pasado por un trauma y han sido reparados dejando sus cicatrices al descubierto para contar su historia. Anneke, obviamente, traduce estas enseñanzas a las personas y sus experiencias vitales en este disco, que ya con el título queda muy bien definido; y lo ejecuta maravillosamente con toda su destreza vocal. La voz aquí es la absoluta protagonista, tanto en técnica de canto, cómo en composición y liricismo.
Ya en el primer tema “Agape”, la voz de Anneke nos traslada a su mundo melancólico pero con esperanza, acompañada de violines, algo de guitarra y una percusión muy leve.
Sigue con “Hurricane”, para mi uno de los temas fuertes del disco, con una atmósfera medio oscura que recuerda un poco al sueco José Gonzalez, pero mejorado con la voz de Anneke. Y a la mitad, con el cambio al estribillo empieza a oirse una trompeta y desde ahí va ganando en fuerza para acabar siendo una pieza positiva y energética….aún siendo acústica.
“My promise” sigue con un aire más pausado, muy Anneke haciendo de ella misma. Un tema muy sencillo dónde básicamente su voz manda encima del ambiente y termina mostrando sus dotes vocales.
El siguiente ,“I saw a car” vuelve a darnos un poco más de energía, y aunque la letra es también un poco oscura, la canción en si es bastante animada y muy muy pegadiza con bastante groove.
“The soul knows” y “The end” vuelven a bajarnos las (pocas) revoluciones para introducirnos en sonidos etéreos y una voz cautivadora que nos va envolviendo en su historia.
“Keep it simple” vuelve a darnos algo más de vidilla con otro estribillo pegadizo y positivo y un final coreado muy bien traído. Tema que enlaza perfecto con la soulera “Lo and behold”, otra pieza movidita y animada para los estandares del álbum con ciertas reminiscencias a Kate Bush.
“Losing you” se aparece como otro corte tranquilo y sosegado que líricamente se adivina como uno de los más personales para Anneke. No es un secreto que su hasta entonces idílico matrimonio entró en una etapa tormentosa y en esta canción se evidencian mucho estos acontecimientos.
Los últimos cortes, en cambio, nos conducen a un final lleno de esperanza, con “Survive” volviendo a darnos unos grooves que, como su título indica, es un canto a la superación de las adversidades encontradas; y acabando con “Love you like I love you”, un tema sereno, lleno de aceptación y esperanza, que la voz de Anneke se encarga de guiarnos sosegadamente hasta los cielos brillantes del título del disco.
En general se trata de un disco muy íntimo y evocador, con atmósferas muy sosegadas e historias cautivadoras narradas a la perfección a través de las hipnóticas harmonias vocales de Anneke que de repente nos sorprende con giros inesperados y ritmos más marchosetes y pegadizos.
Todo un regalo a nuestros oídos, Anneke nos presenta la terapia de relajación ideal para que nuestros tímpanos contracturados de levantar tanto metal puedan acometer futuras sesiones de asalto lúdico a los infiernos.
Unas sombras por aquí, unos brillos por allá:
- Anneke se había casi arruinado con el arranque y promoción del primer disco de VUUR y el poco retorno económico inicial le facilitó la decisón de concentrarse en un álbum en solitario.
- Los problemas en su matrimonio la empujaron a escribir un disco sobre como rehacer su vida, material que ella misma no veía propio de VUUR.
- Las primeras maquetas del álbum las escribió y grabó ella sola, con su guitarra y un equipo de grabación muy básico, encerrada en una casita en el bosque cerca de su ciudad de residencia, Eindhoven.
- En el disco se acompaña de violines, trompetas, percusiones y toda clase de instrumentos. Todo fue grabado en distintos estudios.
Autoexiliado desde el 2007 a la tierra del salmón, el sirope de arce y el oso, he llegado a pocas epifanías en mi vida, pero una es segura: Si la gula por (casi) todas las manifestaciones del metal se considera un pecado capital, me merezco mi propio círculo en el infierno. ¡Traed aceitunas!