Crónica y fotos del concierto de Annihilator + Archer Nation - Sala Razzmatazz 2 (Barcelona), 3 de noviembre de 2019

Annihilator: La jornada de aniquilación se desarrolló según lo previsto

Datos del Concierto

Bandas:
Annihilator + Archer Nation
 
Fecha: 3 de noviembre de 2019
Lugar: Sala Razzmatazz 2 (Barcelona)
Promotora: Madness Live!
Asistencia aproximada: 370 personas

Fotos

Fotos por Manuel Damea

Para muchos de nosotros Annihilator es una de las bandas más importantes de la escena thrash pero la errática carrera de Jeff Waters y los constantes cambios de formación han hecho que el nombre del grupo no luzca sobre luces de neón ni los grandes y medianos recintos les reciban con los brazos abiertos. La realidad te golpea cuando ves que la sala está con cortina y que a día de hoy Annihilator no son capaces ni de llenar la mitad de una Razz 2. ¿Os acordáis de la polémica de ser teloneros de Trivium o del cartel imposible con Leprous? Pues nada, ni 400 personas pasaron por allí a ver uno de los grupos más fundamentales y a uno de los guitarristas más carismáticos y creativos de la escena. Pero seamos claros, Annihilator son Waters y músicos mercenarios, tiene discos malos y que se ocupe él de las voces nunca fue la mejor decisión, sí la más funcional. A eso cabe añadir que ha ido viniendo de vez en cuando a nuestros festivales patrios y suspendiendo alguna que otra gira como cabeza de cartel.

El thrash técnico de Archer Nation da en el blanco

Mucha atención con este trío californiano de thrash metal técnico-progresivo pues estamos ante un combo de enorme potencial. La contundencia es su razón de ser y la voz de Dylan Rose, sumada a su pulcra técnica de guitarra hace de él una estrella en ciernes. En “Not My Own” el grupo me recordó a una versión de los Testament de la etapa más comercial (quizá del The Ritual). Presentaban disco nuevo, el tercero, y convencieron con “Schakled” y sus constantes cambios de ritmo y en unos solos y riffs que tampoco se alejan tanto de lo que hacen Waters y compañía.

Mucha movilidad con un inspirado y técnico David De Silva al bajo y con el preciso y a veces espectacular Keyhan Moini tras los parches. Destaquemos también la camiseta de Rose, de Megadeth, otra de las bandas en las que se inspiran como se palpa en “Hell in a Handbag”. Los cambios constantes de sitio entre David y Dylan dieron mucho juego y espectacularidad especialmente en el tramo final con “Severed” y la accesible “I Am the Dawn”. A destacar este último tema en el que los solos beben de lo neoclásico y en el que hay grandes dosis de comercialidad. Todo un acierto que hayan estado en esta gira con Annihilator. Nos recordaron también que ya habían estado por nuestras tierras en otra ocasión y que Barcelona siempre les inspira.

Annihilator sigue estando a la altura de su leyenda

Mirando las estadísticas parece ser que no asistía a un show de Annihilator como cabezas de cartel desde 1999 en ese concierto mítico con Overkill y que fue el retorno de Randy Rampage a sus filas. Han sido lustros enteros de teloneros y festivales. Siempre es un placer ver a Jeff Waters y los impersonators que lo acompañan, pero reconozco que esta vez sus acompañantes dan el callo y convencen. Luces apagadas y una música clásica para dar la bienvenida a “Betrayed”. Tonos rojos y un salto cruzado entre Aaron Homma y Rich Hinks para dejar todo el protagonismo a un Waters que sigue siendo esa máquina sonriente que toca a velocidades altísimas mientras tira de posturitas. Nos hicieron cantar las cuatro palabras que forman el título de “King of the Kill” para regalarnos uno de los grandes momentos de la noche. Eléctrica y contundente.

A pesar de algún tema con sospecha en lo que a coros se refiere disfrutamos con “No Way Out”, una de las pocas referencias a la etapa con Dave Padden. Este tema parece que ya es un clásico del grupo. Del anterior disco cayó “One to Kill” con ese silencio y parón tan técnico con el que cuenta. En el posterior speech ya nos dijo que éramos un público excelente a la vez que bromeaba con su nacionalidad canadiense y la serie South Park. Lo más espectacular de la noche vino con un “Set the World on Fire” aplastante en el que jugaron con la oscuridad de las luces y en la que toda la banda brilló. Agradecimos que nos “refrescara el demonio” con “Ultraparanoia” y su riff marca de la casa. Este tipo de sonido es el que hizo grande a los canadienses. Lástima que dejen de lado algo tan soberbio como es “Syn. Kill 1”, del mismo disco.

Hubo un guiño a Van Halen para luego presentar la “The Trend”, con todo su largo peso instrumental. Jeff nos confesó que fue la propia banda la que le pidió que se la aprendiera para la gira pues consideraban que es un tema excepcional. Aquí sí que lució el trabajo dactilar de Aaron Homma a las seis cuerdas junto al del líder. No se queda corto Rich Hinks con el bajo. Las dos partes de los “Schizos” (muchos años sin tocarla en directo) del Never, Neverland fueron un buen anticipo de lo que se nos viene encima el próximo año. No ha estado Randy Rampage (RIP) para el aniversario del debut, pero sí que el grupo va a gastar la primera carta de tocar todo un disco entero y va a ser precisamente este álbum, el favorito de Waters. Solo de batería para lucir a un veloz y técnico Fabio Alessandrini y un regalo con “Knight Jumps Queen” en otro de los grandes momentos de la velada.

“Twisted Lobotomy” y la nueva “Psycho Ward” que va a estar en su próximo álbum demostraron que el presente de Annihilator continúa siendo prometedor para luego dar una lección de intensidad y movilidad en “Tricks and Traps”, luciendo con ese logo enorme y ensangrentado que llevaban. Quedaban los temas más notables así que disfrute generalizado en los bises. La primera fue “Phantasmagoria” con esos riffs marcando tiempo y las disonancias estridentes que siempre les han caracterizado. Un himno en toda regla. Nos dejamos la voz en “WTYD” a la vez que Waters nos contaba que Rampage odiaba el tema “Alison Hell” que pondría el cierre a la noche. Por cierto, la camiseta que vendían de Randy en el merchandising era absolutamente cutre y sencilla. Las partes más agudas y técnicas de la voz las hizo Waters con la guitarra, algo sincero, sin necesidad de tirar de pre-grabados. Cuando suenan los clásicos de verdad uno percibe toda la grandeza de Annihilator, y más en un aforo pequeño con todo su público.

Annihilator sigue estando a un gran nivel y vale la pena estar frente a ellos y dejarse bombardear por sus riffs y su técnica aplastante, pero su escasa fortuna y los consiguientes cambios de formación siguen siendo un handicap para el fan. Waters es leyenda, pero sigo echando de menos a un cantante por mucho que a día de hoy cante mejor que hace 15 años atrás. Si se lleva a cabo la gira del Never, Neverland la audiencia será mayor, pero volver a cambiar la formación, estando en este buen momento de directo, puede ser un paso atrás. Rampage en 1999 fue un auténtico desastre… Pero el show debe continuar y un giro de guión es necesario en Annihilator por mucho que saliéramos todos contentos del Razz 2 (con cortina).

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1372 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.