En el año 1990 pasaban muchas cosas interesantes en el mundo del metal. Exhorder y Pantera daban vida a una nueva rama inexplorada hasta entonces con Slaughter in the Vatican y Cowboys From Hell; el death metal tomaba forma con discos importantes de Atheist, Death, Obituary, Entombed entre otros; Judas Priest sacaban su tremendo Painkiller. A la vez, el thrash metal se refinaba con trabajos más maduros de sus bandas más importantes: Slayer golpeaba con Seasons in the Abyss, Megadeth con el Rust in Peace, Annihilator lanzaba Never Neverland y en Alemania Kreator y Destruction hacían lo propio con Coma of Souls y Cracked Brain.
Todos estos trabajos cumplen 30 años en este 2020, y en este día recordamos el Persistence of Time de los incombustibles Anthrax. Este disco representó para ellos una serie de cambios importantes. Fue el último donde oímos la voz de Joey Belladonna (sin contar los más nuevos, después de la reunión en 2010), y las composiciones, tanto musicalmente como en contenido lírico, se tornaron más sobrias que en sus anteriores álbumes. Dejaron un poco de lado la velocidad y agresividad para centrarse en los aspectos más progresivos de su sonido, al igual que cambiaban las referencias de comics y humorísticas que eran habituales por temáticas más serias. Encontramos temas como el tiempo, la vida y la muerte, el odio y los conflictos personales, haciendo de este un disco bastante oscuro.
Musicalmente usan recursos como la repetición de ideas, que hace que el sonido encaje más con el concepto del disco. Por ejemplo, en las iniciales “Time” y “Blood”, hay partes de guitarra que se repiten mientras el ritmo de batería cambia, y viceversa. En la letra también hay repeticiones que se hacen notar. Los riffs son bastante menos alocados de lo que acostumbraban a hacer hasta el momento, con ideas más simples que en ocasiones hacen el disco menos excitante que sus predecesores, pero consiguen su efectividad por otro lado.
Llama mucho la atención que un disco de thrash empiece con tres canciones de siete minutos, dejando para la segunda mitad los cortes más agresivos (aunque raramente bajen de 5 minutos también). Incluso podrían haberle dado la vuelta al orden de las canciones, empezando por la explosiva “Discharge” y las más entretenidas “One Man Stands” y “H8 Red” para conseguir un inicio con más gancho. No obstante, Persistence of Time es un disco que a medida que pasan los minutos va ganando dinámica y recompensa al oyente con canciones cada vez más entretenidas.
Otro elemento que supieron hacer suyo fue la inclusión de partes con más groove como en el brutal estribillo de “In My World” o en ciertas partes de ”Keep It in the Family”. En ocasiones aprovechan estas mismas partes para cortar los compases y conseguir un tono más progresivo.
Uno de los aspectos que llaman más la atención es el genial trabajo de batería de Charlie Benante, con un dominio espectacular del doble bombo y muchas ideas interesantes, aun abusando un poco de algunos ritmos. Se le ajustan perfectamente el bajo de Frank Bello y los guitarrazos contundentes de Scott Ian, consiguiendo un sonido muy compacto. La voz de Belladonna es clave para proporcionar la melodía que instrumentalmente le falta, complementándose perfectamente.
Es curioso como el tema más recordado de este disco, y que aparece más en los directos de Anthrax, sea “Got the Time”, una versión de Joe Jackson que le viene de perlas a este disco para quietarle un poco de seriedad durante unos momentos. Igual que pasó con “Antisocial” de los franceses Trust en el anterior State of Euphoria (1988), la versión ha pasado a ser más conocida que la original.
Durante la grabación, el estudio de ensayos de la banda sufrió un incendio que se llevó por delante una gran cantidad de material, pero eso no impidió que pudieran tirar adelante el trabajo. Celebrando estos 30 años, han sacado una re-edición remasterizada de Persistence of Time con una modificación en la portada. Como dice Benante, el concepto fue inspirado por la famosa obra de Dalí La persistència de la memòria, y para esta edición han fundido el reloj para que se pareciera más a la concepción original de la portada.
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Me metí en esto del metal a los 14 años, y de concierto en concierto he ido descubriendo las bandas nacionales e internacionales que forman parte de este mundillo. Ahora aporto mi grano de arena a Science of Noise contando lo que pasa en los eventos de la zona y algunas novedades discográficas.
También toco la guitarra y el bajo en algunos grupos de la escena local. Tengo los huevos pelaos de tocar en el Ceferino.