Hoy cumple 25 años Sound of White Noise (1993) de Anthrax. Disco que significaría un antes y un después en la carrera de la banda neoyorkina.
Anthrax se enfrentaba a hacer la continuación de Persistence of Time (1990), un disco de mucha calidad pero lejos de sus aclamados Spreading the Desease (1985) o Among the Living (1987), y a su disco de caras B y versiones Attack of the Killer B’s (1991) en el que entre otras lindezas encontramos lo que podría ser la semilla del nu metal: la versión con colaboración de los autores de “Bring the Noise” de Public Enemy, de mucho éxito en su momento. Se enfrentaban, también, a la salida de su vocalista Joey Belladona, según las fuentes oficiales “por divergencias creativas y estilísticas”.
En el año 1993 el mundo de la música y del heavy metal más popular comenzaba a ceder espacio al último fenómeno de masas de la industria, el grunge (eso es una historia que os puede explicar con más detalle el Rubén de Haro, nuestro especialista en la materia).
Anthrax es otro caso, en mi humilde opinión, de banda que no ha recibido el reconocimiento y el apoyo de la audiencia que se merece, aunque los fans de la banda son una legión fiel y que han seguido sus pasos a pesar de los vaivenes y la dificultad de encontrar sus discos (sobre todo en la era John Bush). Tienen himnos absolutos, unos riffs de órdago, y un directo brutal, a pesar de ello, han sido considerados la “hermanita pobre” de los Big 4 (eso también tiene un debate amplio…¿Por qué Big 4? ¿Hola? ¿Testament no merecen estar en ese Olimpo?)
Como decíamos, en 1993 estamos en plena ebullición del grunge (El Vs. de Pearl Jam saldrá en octubre , In Utero de Nirvana en septiembre y Dirt de Alice in Chains había salido un año antes; por poner tres ejemplos), plena resaca del Black Album (1991) de Metallica, Guns N’ Roses son casi la banda de rock ‘n’ roll más grande del planeta y Pantera lo está petando con Vulgar Display of Power (1992). Muchas bandas van a querer redefinir su sonido y Anthrax no iban a ser menos. La etapa que estaba atravesando la banda, con nuevo vocalista, John Bush procedente de Armored Saint y nuevo contrato discográfico con Elektra, era propicia para dar un volantazo.
¿Y qué nos encontramos en el disco? Pues una obra maestra de Anthrax. Una muralla sónica difícil de igualar con unas composiciones potentes, riffs que despertarían a un muerto y una voz diferente pero muy bien adaptada al nuevo ruido blanco. De principio a fin nos encontramos con un combo en estado de gracia y sin miedo a experimentar. Incluso tenemos un tema, “Black Lodge”, en colaboración con Angelo Badalamenti (compositor de moda en ese momento por sus BSO de Twin Peaks y colaboraciones varias con David Lynch).
“Potters Field” abre el disco como muestra de lo que encontraremos en el interior del plástico: riffs, voz, muralla sónica de la mano del productor Dave Jerden (conocido por haber trabajado con Alice in Chains, Social Distortion o Jane’s Addiction). La elección de Jerden ya era toda una declaración de intenciones de hacia donde quería dirigir el sonido los chicos de Scott Ian. “Only”, primer single del disco, es una de las piezas preferidas del que os escribe, con ese bulldozer sónico característico, un estribillo que marcaría una época, y unos riffs de guitarra que quitarían el hipo. Un final de voces dobladas de un John Bush que ya demuestra el porqué de su elección: personalidad y versatilidad.
“Room for One More”, es un torrente de riffs sin pausa, con un puente sincopado y caos de guitarras que vuelve a su cauce vía solo de guitarra, absolutamente demoledora; “Packaged Rebellion” empieza con una introducción de guitarras pausado in crescendo, poco a poco va cogiendo fuerza, y como si nada, aparecen las guitarras entrecortadas (en un futuro, veremos como Anthrax profundiza en este tipo de temas en discos como Stomp 442). Están redefiniéndose, se nota. La producción consigue un sonido impenetrable, entre rudo, sucio pero limpio a la vez, de gran mérito, no sé cómo explicarlo… lo mejor es que cojas y te pongas el disco. “Hy Pro Glo”, otro single clarísimo, con ese ritmo entrecortado, sincopado, pesado, y Bush cantando casi rapeando.
No hemos hablado de la sección rítmica, muy presente en todo el disco, Benante y Bello están omnipresentes durante los casi 60 minutos de disco. “Invisible” es un temazo como pocos, de los más destacables del disco, en un disco que raya el sobresaliente en su conjunto. Es increíble. Rápida, pesada, riffaco, transiciones, voz a gran altura, bajo y batería a un nivel extraordinario. Composición brutal.
“1000 Points of Hate” sigue la senda de “Packaged Rebellion” con el bajo de Bello marcando la pauta. Nos sumergimos en la sorpresa del disco: “Black Lodge”, la colaboración con Angelo Badalamenti. Pieza tranquila (ya se agradece, después del torrente endiablado al que hemos sido expuestos hasta ahora). Es maravillosa. Es un medio tiempo experimental con un pequeño toque Twin Peaks. “C₁₁ H₁₇ N₂ O₂ S Na”, fórmula del suero de la verdad, es otro trallazo con toque hardcoreta y “Burst” empieza con un timbre de ascensor para desembocar en un himno thrash old school. Acabamos el disco con “This Is Not an Exit” tiene un inicio sinuoso, lento, con riff pesado a medio tiempo que poco a poco evoluciona a una velocidad mayor, sincopado, muy potente, duro, un juego de percusión tribal y un groove para cerrar más rápido, impresionante.
En conclusión, Anthrax redefinieron su sonido, presentaron uno de sus mejores trabajos y a un cantante, que bajo mi punto de vista es mejor que Bedallona (haters gonna hate). De hecho, la obra con Bush me gusta mucho más, me parece más interesante e inspirada. Hazme caso, y si encuentras Sound of White Noise, híncale el diente, no te arrepentirás.
Sant Boi-Barcelona-Arenys de Mar. Padre y Metalhead. Desbordado por tanta música que escuchar y poco tiempo para disfrutarla. En el Universo solo hay dos cosas claras: In vino veritas y Metallica es la banda más grande de todos los tiempos (quizás solo una sea cierta, y no tenga que ver con la verdad). Death, black, doom, sludge, hardcore, thrash… a menudo: pop, rock, indie, electrónica, hip hop… en resumen, la música es mi pasión.