Anunciamos los ganadores de la 1ª edición del Certamen literario de narrativa corta musical Science of HCXHC

En motivo de la Diada de Sant Jordi de hoy 23 de abril, y hablando con nuestros amigos de la asociación HCXHC (Hardcore Hits Cancer) que, como sabéis, hacen una labor incansable para ayudar a aquellos enfermos de cáncer más jóvenes, pensamos que sería una buena idea organizar un concurso literario. Quisimos que la temática fuera estrictamente musical y también nos inclinamos por pedir relatos cortos, de un máximo de dos páginas de longitud. Nos pusimos en contacto también con algunos de nuestros amigos en la industria musical (HFMN Crew, Madness Live, Rock ‘n’ Rock, Century Media y Blood Fire Death) para que nos ayudaran a proporcionarnos un premio de primer nivel, lo cual conseguimos sobradamente (¡gracias a todos como siempre!).

Durante el mes que ha durado el plazo de inscripción hemos recibido exactamente 28 propuestas. Estos relatos han sido recibidos por una persona ajena al jurado, que las ha transmitido de forma absolutamente anónima a los cinco miembros que han acabado de decidir, con sus puntuaciones y de forma independiente, cuál iba a ser el ganador del certamen y los tres accésits.

Antes de proceder con los premiados, os queremos presentar precisamente a los cinco miembros del jurado, cuyo veredicto es inapelable:

  • Xavier Prat: Redactor de Science of Noise y notorio bibliófilo.
  • Jordi Tàrrega: Redactor de Science of Noise, ex-redactor y miembro fundador de The Metal Circus y autor del libro «Shock Rock: Sexo, vioencia y teatro».
  • Dani Sadurní: Director de HCXHC – Hardcore Hits Cancer
  • Marta Fontana: Vocalista de The Capaces y Shake!. Autora e ilustradora con diez discos y más de 1000 conciertos a sus espaldas.
  • Anabel Vélez: Periodista y autora de los libros «Rockeras», «Superheroínas» y «Mujeres del Rock».

Y finalmente, vayamos con los premiados y sus relatos:

Accésit #1: «El Amor en Tiempos de Pogo» por José Araujo

Premio: Lote de merchandising de HCXHC (Hardcore Hits Cancer)

En los 213 conciertos a los que había asistido a lo largo de mi vida (214, si contaba el de aquella noche), nunca me había ocurrido. Siempre pensé que era una leyenda, algo que contaban algunos para sentirse importantes o fardar delante de sus amigos. «En los conciertos metal no es tan difícil ligar. Te lo digo yo, que en el último bolo de Dark Funeral me triunfé a una rubia impresionante», oí decir una vez a un tipo en un bar. «Si, ya, claro. Y luego fuisteis a su casa y sacrificasteis a un recién nacido y os lo comisteis», pensé yo al momento.

Era escéptico ante esas afirmaciones, que consideraba fruto de un exceso de testosterona. Simplemente no me las creía. O no me las quería creer, porque en mi vasta experiencia como espectador de shows de música extrema, ni un solo ser humano se había dirigido a mí con ánimo de flirteo. Pero aquella noche todo cambió.

Llevaba años deseando ver a Refused, uno de mis grupos favoritos. Desde su reunión, habían pasado muchas veces por mi ciudad, pero sus actuaciones siempre coincidían con algún compromiso que me era imposible eludir. Por eso, cuando por fin pude ir a verlos en directo, estaba pletórico, deseando comerme la pista, ser el rey del pogo.

Pasé las horas previas al gran evento tomando unas cañas con amigos en un bar abarrotado de gente, cercano a la sala de conciertos. Era un local como otro cualquiera, sin mucha gracia… o eso pensaba, hasta que la vi, a ELLA, el ser más perfecto de La Tierra.

Fue cuando me disponía a pedir la cuarta (o quinta) ronda de cervezas. Una mirada azul glaciar, dirigida hacia mí desde el fondo de la barra, congeló el tiempo, ralentizando cada uno de mis movimientos. La presión que aquellos ojos ejercían sobre mi ser apenas me permitió girar los grados suficientes para llegar a contemplar su larga melena negra, su perfecta nariz respingona y sus dientes blancos como perlas que, al dedicarme una tímida sonrisa, brillaron iluminando ese «local como otro cualquiera» y convirtiéndolo al instante en el Templo de Afrodita. No conseguí reaccionar. Me quedé observando como un tonto como ELLA pagaba su consumición y se marchaba, esfumándose entre el gentío.

Tras esa aparición divina, permanecí varios minutos traspuesto. Las bromas de mis amigos, acusándome de estar atontado por no saber beber, me hicieron salir del trance e intentar olvidar a aquella chica para centrarme en el concierto. «Venga, hombre! Que hoy es la gran noche!», me dije para motivarme.

Solo me hicieron falta un par de temas de Refused para comenzar a entrar en faena. Los codazos y empujones hicieron el resto. El ritmo vertiginoso que impusieron los suecos provocó que, en la recta final del show, me distanciase unos minutos del fragor del pogo para descansar y llegar fresco al momento álgido: «New Noise».

Justo cuando empezaron a sonar los primeros acordes, ya legendarios, de esa canción, la volví a ver, a ELLA, parada a pocos metros de mí, mirándome fijamente. «No me puede estar pasando esto justo ahora. No podía haberla visto en el concierto de Sabaton de la semana pasada, no. Tuvo que ser justo en Refused, y para colmo cuando suena New Noise», me lamenté. «¿Qué hago? ¿Voy a hablar con ella o me meto en el pogo del tema que tanto tiempo llevo esperando?». La música atronaba mis oídos. Su ascensión imparable, que terminaría estallando en un «Can I Scream?», bloqueaba mi capacidad de decisión. «Está bien, ¡me voy a lanzar!», pensé, justo en el momento en el que vi, sorprendido, cómo la mujer de mis sueños comenzó a correr en dirección a mí. «¡Qué atrevida!», me dije. Pero cuando llegó a mi altura, mientras me debatía entre recibirla con un abrazo o darle dos besos a modo de presentación, sentí como me empujaba a un lado para, acto seguido, sumergirse en el interior del enorme pogo que se acababa de formar y no volver a aparecer más. Yo perdí el equilibrio y caí al suelo torpemente, golpeándome la cabeza y desvaneciéndome durante unos segundos.

Aún hoy en día dudo de si aquello sucedió realmente o si fue fruto de mi imaginación, una nueva leyenda que añadir a la colección sobre ligues en los conciertos. Solo recuerdo que en aquel momento, cuando recobré el conocimiento, desde el suelo, pensé desesperado: «Can I scream?»


Accésit #2: «Adrenalina» por Igone Aldana

Premio: Lote de merchandising de HCXHC (Hardcore Hits Cancer)

El día que te llega ese mensaje informándote de que tu banda de cabecera por fin girará por tu país, se despliega una compleja maquinaria. Desafiando las palabras de tu madre cuando te escupía a la cara verdades como puños acerca de lo desastre que eras, trazas un complejo plan y empieza su perfecta ejecución.

No es solo el concierto, es la puta adrenalina musical que empieza a recorrerte las venas desde ese momento. Tu pulso se acelera, tu cabeza se retroalimenta de imágenes que esperas reproducir el día D. Ves el futuro, te ves a ti mismo allí. Sudas. Nunca te has esmerado tanto en buscar algo. Necesitas esas jodidas entradas.

La logística – Mierda. El bolo más cercano es a 315 kilómetros. No importa. Empiezas a hacer llamadas, whatsapps, messenger. Todo te sirve. Necesitas un puto coche para llegar. No has puesto tanto empeño en conseguir algo ni cuando, de crío, hurgabas a escondidas para birlarle un cigarro a tu hermano mayor.

Fan 2.0 – El ordenador de tu curro nunca ha estado tan activo. Tienes 3 navegadores abiertos para poder conseguir la entrada. Has liado a tu abuela para que te deje su Smartphone y poder sincronizar todo tipo de aparatos electrónicos. Por si alguno falla, que lo hará. Punk conectado, punk 2.0. Punk con cuenta pay-pal. Te la pela. Tienes una misión. Esa entrada tiene que ser tuya.

Misión loading – Faltan 10 minutos para que se abra la venta online y estás más sudado que en un pogo de los Suicidal Tendencies. No puedes contestar mensajes, atender llamadas o responder mails. Tienes todo preparado para pulsar el botón “comprar”. Nada te frenará.

Mision failed – Su pago no ha sido procesado. Contacte con el administrador del sistema. Mierda. Refresca, elimina cookies, borra caché. Maldito Bill Gates, me vas a joder pero esta batalla es mía. Maldices en alto, intentas calmarte tarareando Story of My Life, mueves las piernas más rápido que Lombardo en War Inside My Head, aporreas el teclado del ordenador a ritmo de Rancid. Todo. Todo en estos diez minutos de jodida espera que vuelves a intentarlo gira en torno a eso. Nunca en tu asquerosa vida de mierda has puesto tanto esfuerzo en conseguir algo. Y ya te visualizas pogueando, gritando, repasando el set-list del concierto que dieron en Los Ángeles antes incluso de que nacieras. Es tu puta banda. Sabes tanto de ellos que los consideras tuyos. Son tu familia.

Misión Completed – La tienes. Ahora, en lugar de 10 minutos toca esperar 5 meses. Planeas cada detalle con más determinación que cuando tu familia preparó tu primera comunión. Porque ese día estarás ahí, junto a tus colegas a los que llamas hermanos. Porque nunca estáis tan unidos como cuando vais a un festi juntos. Porque cada concierto lo vives con la misma puta emoción que el primero. Porque cada abrazo cuenta. Porque te va a marcar para el resto del año, de la vida. Porque te has vuelto adicto a esa adrenalina.


Accésit #3: «No Me Gusta la Música» por César Ruiz

Premio: Lote de merchandising de HCXHC (Hardcore Hits Cancer)

Mi padre me da un poco de pena. Por las mañanas, cuando nos llevan al cole a mi hermana y a mí, discute con mi madre. Ella quiere escuchar la misma música que se pone cuando más tarde nos recoge sin él, la misma que ponen cuando hay una fiesta en el cole o cuando voy a algún cumple de alguien de clase. No se dan cuenta de que tenemos mucho sueño y nos da igual lo que pongan en la radio.

Y es que, a mí, no me gusta la música.

Mi padre está flipaísimo. Le veo muchas veces tocando una guitarra invisible y moviendo la cabeza como un loco. Un día, se cargó una lámpara de un puñetazo, y él, como si nada, le explicaba a mi madre que se había transportado a un concierto de los Maiden y claro… vergonzoso.

En la ducha pasa lo mismo. Solo tenemos un baño, y si entro estando él, porque no aguanto más, menudo espectáculo…Usa la ducha como un micrófono y se pone a chillar. Me dice: “¡¡Hijo, mira esta parte que flipe ¡¡ ¿escuchas el bajo?”. Meo lo más rápido que puedo y me
largo de allí.

A mi hermana le cuenta historias de dragones, princesas, espadas parriba y espadas pabajo. No se da cuenta de que la asusta. Un día le habló de un notas que cantaba en no sé qué banda que le gusta. Lo busqué en Google, la cara pintada como un muerto, un sombrero de esos antiguos, Kind Diamond se llamaba. Tendríais que verlo…Mi hermana no durmió en toda la noche, LOL.

Está todo el día que si el metal esto, que si el metal lo otro…

Un día, me puso la peli de Tenacius. La verdad es que me hizo gracia porque decían muchas palabrotas. Pensé, esto es una peli, pero es que mi padre ¡¡es así de verdad¡¡ Tiene el pelo más largo que mi madre, y cuando se va de concierto se pone un cinturón con balas y unas
muñequeras con pinchos. Parece que va a la guerra…

Mis colegas dicen que mola un montón, que les gustaría tener un padre así. Un día, jugando a la Play les conté que mi padre me había enseñado las portadas de los discos de Iron Maiden, y que me decía que el monstruo ese era como las skins del Fornite, en cada disco, una diferente. Nos partíamos de risa.

No se da cuenta de que a mí lo único que me hace mover los pies es la música que ponen mis youtubers favoritos, como Marshmelo. Bueno, y también me gusta cuando pone a esos grupos que cantan en Español y que dicen tantas palabrotas, pero esto no se lo puedo decir, no se
vaya a creer que me gusta la música. Porque no, no me gusta la música.

Pone la música muy alta. Los vecinos deben estar hartos, pero seguro que les pasa como a mí y no le dicen nada porque da mucha pena.

Todas las camisetas que tiene son negras y llevan calaveras y pantalones más ajustados que los que llevan mis amigas. No sé cómo puede vivir sin tener un solo chándal.

Si no existiera la música…mi padre sería perfecto. Porque reconozco que me cuida mucho y es atento conmigo. Nos quiere mucho a mi hermana y a mí. A Mamá también, y además a ella le gustan algunas canciones que él le pone, y hasta las cantan juntos, como Bolbit.

Yo estoy seguro que, si a mi padre le quitasen la música, se moriría. Por eso escribo esta carta. Señores de la Radio, por favor, pongan canciones más variadas mientras duermo camino del colegio. Así mis padres no discutirán.

Me da igual cuales, a mí no me gusta la música.


Relato ganador del 1er certamen de narrativa corta musical Science of HCXHC:

«Melómanos Anónimos» por Susana Masanes

Premio (ojo premiazo): 1 entrada doble para concierto a escoger de entre los organizados por Madness Live hasta junio, 1 CD Anathema – «The Optimist», 7 camisetas: Enslaved, Iced Earth, Sick of it All, Aborted, At the Gates, Deserted Fear y Century Media, 1 lote de merchandising del Rock Fest BCN, 8 vinilos: Dr. Calypso – «Apolo 10: Live!», CRIM – «Pare Nostre que Esteu a l’Infern», Talco – «And the Winner Isn’t», Blowfuse – «Daily Ritual», Nations on Fire – «Encience La Mecha», Panellet – «Sputnik», La Inquisición – «Lvx» y Vidres a la Sang – «Set de Sang», 1 lote de merchandising HCXHC (Hardcore Hits Cancer) y entrada gratuita fiestas Science of Noise 2019

Queridos desconocidos. Estamos aquí reunidos con la intención de que cada uno de vosotros haga partícipe al resto sobre sus problemas de autocontrol en relación a la música. La idea es que os abráis a vuestros compañeros con el fin de sobrellevar mejor vuestras particulares adicciones. El vínculo común, la música, nos ayudará a entendernos ya que todos estamos bajo su embrujo. No tengáis miedo y contadnos…

Hola, me llamo H. Cuando era pequeño quedé fascinado con toda la simbología asociada a las portadas y logos de los grupos musicales, con lo que en cuanto me lo permitió la edad empecé a frecuentar tiendas de tatuajes para marcar mi piel… Os digo que a día de hoy quedan pocas partes de mi cuerpo por tatuar y por ello he decidido acudir a terapia.

Yo soy E. Mi problema es de inclusión social en general, ya que con lo que más disfruto en esta vida es tocando muchos instrumentos puertas adentro. No tengo necesidad de compartir mi afición con nadie, con lo que al final siempre estoy en casa en soledad, y sí, me asusta cuando tengo que relacionarme con los demás, sobre todo si no tengo el vínculo musical en común.

Mi nombre es A. Me declaro abiertamente adicto a la música en vivo. El problema es que mi economía no me permite muchas florituras (y menos ahora que sufrimos una orgía “conciertil” casi a diario), con lo que he desarrollado la patología del hurto a niveles muy sutiles. Muchos de mis allegados han sufrido pequeñas sustracciones sin tan siquiera saberlo, y empiezo a preocuparme porque parece ir a más.

Pues yo soy V. y mi problema está relacionado con las redes sociales. Dedico muchísimas horas a analizar y comparar cada una de las publicaciones que aparecen sobre cualquier tema musical, bolos, lanzamientos de trabajos, entrevistas… no se me escapa nada! El resultado, el consiguiente cabreo monumental de todo mi entorno, que si no ayudo en casa, que si me despisto muy a menudo en el trabajo, y un laaaargoooo etc.

Para ir finalizando, me presento como Y. y he de reconocer que soy la típica fan acosadora que persigue a las bandas antes, durante y después de los conciertos. Acumulo tantos selfies, autógrafos, y objetos tales como pósters, púas, baquetas, que ya no sé ni dónde ponerlos… Estaba intentando decidir si cambiar de casa para tener más espacio o dejarlo de una vez por todas.

Bien, como habéis podido escuchar, NO ESTAIS SOLOS. Todos habéis hecho hoy un gran esfuerzo por explicarnos vuestra problemática relativa a la música. Estoy seguro de que entre todos nos ayudaremos a encajar nuestra pasión en este mundo que no nos acaba de entender.

Y por lo que voy intuyendo después de vuestras sinceras palabras, creo que pronto vamos a dejar de ser seres anónimos para convertirnos en una gran familia.

Dicho esto, se levanta la sesión por hoy.

Por cierto, ¿alguien puede acercarme en coche al concierto de esta noche en Razzmatazz?

Y TODOS al unísono en perfecta armonía dijeron: YO!!!


Muchas gracias a tod@s por participar y muchas felicidades a los cuatro agraciados, especialmente a Susana por llevarse el premio gordo. Nos pondremos en contacto con vosotros en los próximos días para ver cómo os hacemos llegar vuestros premios.

¡Hasta el año que viene!

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Sobre Albert Vila 954 Artículos
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día. Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.