Descubrí a Apocalyptica en un viaje a Polonia en 1996, compré ese primer disco en el que tributaban a Metallica y desde entonces siempre les he tenido un gran cariño. Fue su segunda obra la que realmente me enamoró y en esa misma gira los vi en la sala Bikini barcelonesa. Uno de los conciertos más extraños que he ido nunca pues la gente no sabía si callar o dejarse llevar por los instrumentos clásicos que sonaban a heavy metal. Luego han venido altibajos, experimentos con cantantes, colaboraciones y la necesaria inclusión de un baterista. De cuatro pasaron a tres chelistas, aunque siempre han tenido un muy buen nivel en directo. También admito que me han cansado bastante en alguna ocasión, pero lo que vi en Barcelona en la gira junto a Sabaton fue auténtico caviar. Han vuelto a su faceta instrumental ya que desde Reflections no se marcaban un disco enteramente instrumental, y el resultado es muy, muy bueno. Creo sinceramente que Apocalyptica necesitaba un disco así, y les ha salido espectacular.
“Ashes of the Mother World” destapa el tarro de las esencias, y en clave oscura, dan una buena muestra de lo que mejor saben hacer. La producción favorece enormemente el trabajo tras las timbalas de Mikko Sirén y esa mezcla de música clásica con ese tratamiento tan metal de los chelos es su marca personal. Imaginación, cumbres y valles y juegos con las melodías, muy evocadoras y tristes. La música transmite pesadumbre, hartazgo con el mundo actual y crítica. “Cell-0” da título al disco y sigue la oscuridad a tempos más rápidos. Eicca hace un precioso solo sobre el contundente riffeado de cuerda frotada. “Catharisis” apunta a balada con los tiempos marcados con batería. Un tema más puramente clásico con mucho sentimiento y belleza. Rememora un poco sus trabajos más antiguos.
“Rise” es brillante, de hecho, llevan decenas de canciones brillantes en su haber, pero al ser instrumentales nos pasan siempre algo desapercibidas. Otro buen ejemplo del poderío de grupo dotándola de bases pregrabadas de acompañamiento. Pizzicatos en un final lleno de belleza, aunque para eso mejor tirar de un nuevo clásico como es “En Route to Mayhem”, ya desvelada en sus últimos directos. Nada nuevo, pero demostración rotunda de maestría con su instrumento. Creo sinceramente que no nos hacemos a la idea del dominio que tienen esta gente del chelo. En “Fire and Ice” hay el motivo de excelencia esperado. Aquí está Troy Donockley de Nightwish así que el plus está bien servido. Intensos cambios de ritmo con una buena base y sonoridades folk, que es lo que siempre aporta este maestro. Bonita melodía e inicio lento en “Scream for the Silent” para luego pasar a tiempos más vivos y añadir algo de tecnología. En cortes como este demuestran lo brillantes que pueden ser a la hora de componer y el dominio del instrumento.
“Call My Name” es el corte más corto del trabajo y mantiene el tipo, aunque pueda parecer más una pieza de enlace. Protagonismo para las melodías con la batería más en segundo plano. Perttu y Paavo doblan las melodías de su líder con grandes resultados. Incluye un mini solo de batería para luego terminar casi en fade out. El final con “Beyond the Stars” un poco recupera el feeling y la idea del primer tema, y a pesar de ser menos intrincada y mucho más suave, recupera la idea del exceso tecnológico y una de las claves vuelve a ser la inmensa batería de Mikko. Gran despedida a medio tiempo con muchos matices y un aura triste dada por el piano solista, que la hace más delicada. Incluye una parte narrada en la coda final.
Gran disco por parte de un grupo que a pesar de que siempre ha mantenido un altísimo nivel ha pagado el precio de los cambios de formación y la apuesta por un cantante fijo, que nunca lo llegó a ser. El efecto sorpresa hace años que ya desapareció por lo que les toca trabajo duro y seguir demostrando que son maestros de sus instrumentos y que en directo pueden ser un espectáculo. La gira tocando el material de Metallica les hizo volver a la casilla de salida, una catarsis que ha continuado con la apuesta por un disco como es Cell-0, completamente instrumental. Parece como si este enroque les haya devuelto toda la fuerza y la inspiración pues esta nueva obra es más que rotunda. Visto de lo que fueron capaces en Barcelona con Sabaton y Amaranthe creo que se hace obligatorio verles en su propia gira.