La distancia que separa dos álbumes normalmente no solo se puede medir en función del tiempo de publicación de cada elemento sino que también se mide en base de los hechos, puntuales o prolongados, que suceden entre ellos.
Los británicos Architects regresan este 2018 con Holy Hell, un álbum que estaba llamado a ser uno de los puntales de este 2018 no solo en el círculo del metalcore sino en el mundo del metal global. Y es que Architects ya no son ese tipo banda metalcore, su estatus ha cruzado los límites para situarse cómodamente al lado de Parkway Drive o Killswitch Engage, representantes actuales de la tríada “metalcore global”.
La banda capitaneada por Sam Carter ha vivido unos años marcados por la enfermedad del guitarrista y voz secundaria Tom Searle, hermano gemelo del también batería de la banda Dan Searle, ambos miembros fundadores de la banda. El terrible y maldito cáncer de piel se llevó la vida de Tom en agosto de 2016 tras tres años de lucha y con tan solo 28 años de edad. Todo este proceso vivido por la banda les marcó y ha modulado lo que hoy conocemos bajo el nombre de Holy Hell. Josh Middleton, guitarrista de Sylosis, entró en las filas de la banda tras la muerte de Tom para completar la gira de su anterior trabajo y actualmente ya forma parte del la formación estable.
Ya sin la figura de Tom, no solo en su función de guitarrista sino como principal compositor de la banda, Architects se han visto obligados a ajustar todo el proceso creativo dotando a todos los miembros de libertad para expresarse mediante la música. En Holy Hell encontramos rabia y dolor por partes iguales, la banda se despoja de su piel y completamente desnudos vuelcan sobre sobre Holy Hell toda la pena que han sufrido durante tantos años. La música ha sido su terapia, se puede respirar el sufrimiento y la tristeza oyendo a Sam Carter en su mejor versión hasta la fecha o en los riffs de guitarra y sobretodo en la violenta batería de Dan Searle.
El título de cada uno de los once temas hace referencia a la muerte y la religión, suma de conceptos que tristemente no pueden detener el curso de lo inevitable. La banda dota de su sonido de una instrumentación más gruesa, menos metalcore, más frenética, también ha introducido elementos electrónicos y ha apostado por una producción mucho más trabajada que permite agregar más profundidad a su sonido.
No podemos enfocar Holy Hell fijándonos en los temas de manera individual, pues el álbum funciona mejor tomándolo como un solo elemento. Pero si tengo que escoger me quedo con la intensidad y brutalidad de metálica “The Seventh Circle”, con la brillante “Death Is Not Defeat” que abre el disco con la mayor de las penas corriendo por sus notas con un Sam Carter simplemente perfecto en su interpretación vocal y con “Damnation”, un tema cambiante colosal. Pero no podemos omitir la moderna «Hereafter» que fue el primer single del disco, la potente «Mortal After All» o «Holy Hell» que da nombre al disco.
“Can you live a life worth dying for?” (¿Puedes vivir una vida por la que valga la pena morir?) epitafio que cierra el disco en “A Wasted Hymn”, más claro imposible. Architects superan la muerte de Tom y vuelcan todo sobre un Holy Hell que sirve de homenaje al héroe caído. Un álbum que siempre será especial dentro de la discografía de los británicos y que seguro que acabará marcado el destino de la banda.