Volviendo a “Tenía una mañana de mierda y este disco me alegró el día”, como ya comenté en una anterior reseña. Esta vez entramos en el capítulo “no iba a salir pero me lié” sobre la creación de prejuicios inútiles hasta que afortunadamente nos quitamos la venda de los ojos para disfrutar de lo que nos ofrece la vida.
El disco que hoy nos ocupa llega algo más tarde de lo deseado, dicen que la vida aguarda sorpresas y más vale tarde que nunca, esta ha sido una de ellas.
A través de Duque Producciones (también responsable de otra de las sorpresas del pasado año como fue Xeria) y surgida de las cenizas de Atlas (no confundir con otra formación de veteranos rockeros) llega a nuestras manos el tercer larga duración de los asturianos Arenia.
La voluntad de las estrellas (2019) es la segunda parte y capítulo final de su anterior trabajo El atardecer de los sueños (2017). Ambos se engloban en una trilogía sobre la mitología griega comenzada con Cuando el Mundo Despertó (2012), siendo este el primer trabajo publicado tras el cambio de nombre.
La voluntad de las estrellas (2019) está inspirado en la novela Señores del Olimpo de Javier Negrete, además de ser, como ya he comentado anteriormente, una continuación de la historia narrada en El Atardecer de los Sueños (2017). Tal como nos comentaba Raquel Rodríguez, teclista, en una reciente entrevista, el protagonista de la historia, Heracles, tiene que enfrentarse a diferentes desafíos para conseguir recuperar la sangre de Zeus y resucitar al señor del Olimpo.
¿Qué vamos a encontrarnos en este disco? Pues tras una inicial introducción orquestal muy bien parida y unas palabras en griego clásico obra de Heráclito (“Todo fluye, nada permanece”), nos adentramos en un disco de power metal melódico que, aunque recoge los clichés y estereotipos musicales del género, es cierto que aporta cambios al estilo que venían realizando para no caer en la repetición. Me explico. En la citada entrevista Raquel ya nos comentó que habían introducido cambios deliberadamente. Esos cambios a los que hacía referencia son un aura algo más oscura que en discos anteriores, posiblemente marcado por la historia narrada, huyendo del power metal galopante. Además, el estilo de voz «menos exigente» (lo pongo entre comillas porque no define en realidad el trabajo vocal) por parte de Fran, su cantante, no utilizando el clásico agudo elevado que los detractores del género suelen despreciar. Aquí la voz es más melódica.
Como si de una metal ópera se tratara, el disco se divide en tres actos: Redención, Triunfo y Apoteosis. Siendo este último acto el encargado de finalizar la obra con una canción de diez minutos en el que colaboran diferentes músicos a las voces y a los instrumentos como Isra Ramos (Avalanch), Marcos Rodríguez (Rage), Lady Ani y Juan Gomes (Last Days of Eden) Gran trabajo en las orquestaciones realizadas por el productor Dani G. así como el trabajo de guitarras y letras obra de Eduardo Dizy, guitarrista de la banda.
Los actos quedan claramente diferenciados. El primer acto lo engloban los cuatro primeros temas, sin incluir la introducción inicial, claramente definidos por un power metal de manual, galopante y melódico. La transición al segundo acto se realiza con la tranquila “El Llanto de la tierra”, preciosa canción cantada a voz y guitarra acompañada de unos arreglos de cuerda, dando paso a un segundo acto con una “Volver a empezar” más melódica y gótica si se me permite la definición.
El acto finaliza con otra canción acústica, prácticamente a capella Fran se luce a la voz con una base orquestal, para dar el salto al Apoteosis del acto tercero englobado en el tema de diez minutos “Sigue la leyenda” en el que colaboran algunos músicos como los mencionados anteriormente. Con un inicio de bajo y batería que recuerda al “Warriors of the World” de Manowar, prestar atención al espectacular sólo de esta última canción, parece realizado por las calabazas alemanas. Ya me entendéis.
Pero a pesar de finalizar el disco que nos ocupa de la mejor manera posible, hago especial mención al cuarto tema del disco, “El Último Aliento”. Tema power por excelencia en el que se reflejan todos los clichés, doble bombo galopante, riff de guitarra acelerado y ritmo machacón, pero con un estribillo épico que se clava en el cerebro. Es por todo esto que se ha convertido en una canción continuamente reproducida convirtiéndose en una de mis favoritas. Pero aquí no queda todo, por si no tuviera suficiente calidad contamos como bonus la versión en inglés, “The Last Breath”, magníficamente interpretada por el cantante de Firewind, Henning Basse. Perfectamente podría convertirse en la mejor carta de presentación si decidieran dar el salto al mercado internacional.
Así pues, pudiendo haber estado en la lista de los discos imprescindibles de este pasado 2019, llegó tarde a mis manos. Así que es de justicia darle la importancia que se merece.
¡Salud y heavy metal!
Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita.
Salud y Heavy Metal.