“Tuve muchos accidentes con el fuego. Alguna vez me quemé, en otras ocasiones también mis ropas e incluso algunas veces el mismo escenario”
A día de hoy Ghost parece que son una realidad y que pronto los grandes pabellones serán su ecosistema habitual, pero antes que ellos hubo nameless ghouls, hubo papas satánicos y hubo fuego, mucho fuego. Hubo un pionero, un loco que dio el primer paso a medio camino entre la psicodelia y la experimentación, pero su voz aguda lo conectó siempre con el heavy metal, algo que ni siquiera había empezado en esos días. Toca recordarle y reivindicarles Bruce Dickinson nunca se ha cortado a la hora de admitir su enorme influencia. Incluso se sabe que el día que Frank Zappa tuvo el accidente en el que se quemó el teatro en Suiza que posteriormente inspiraría el “Smoke on the Water de Deep Purple Frank Zappa soltó uno de sus chistes mordientes a ver que las llamas tomaban cuerpo, desde el escenario, dijo con sorna: “Vaya, parece que Arthur Brown ha venido aquí”.
Antecesores a Arthur Brown en los 60
La sombra de Screamin’ Jay Hawkwkins es muy alargada y el genial Arthur Brown vio en él un camino a seguir y un fuego al que seguir avivando la llama. Como un Prometeo moderno, Brown nos traería el fuego, aunque no para que la humanidad evolucionara sino para divertirnos con él. Pero el elemento de Hefesto le acarreó continuos accidentes, aunque le ayudó a formar su leyenda. Siempre será recordado por “Fire”, pero es sólo la punta del iceberg. Su extensa carrera tiene momentos sumamente brillantes y, aparte de ser quizá el primer artista que jugó con fuego en escena, también puede que fuera el primero en pintarse como un cadáver, el llamado “corpsepaint”.
“Soy el dios del fuego del infierno y os traigo… ¡el fuego!” (Arthur Brown)
A diferencia de Jay Hawkins y Lord Sutch,Brown poseía estudios humanistas y quiso dotar a sus performances y canciones de un trasfondo cultural y crítico. Iba un paso más allá del mero entretenimiento. Si ha aparecido en películas y ha participado en discos que han marcado la historia del rock, es debido a que ha sido uno de los grandes inspiradores del movimiento. Arthur Brown fue un par de pueblos más allá que sus antecesores. Es una lástima que lo hayan copiado tanto y lo hayan reivindicado tan pocos. Él llevó el fuego al rock, y éste evolucionó a pasos agigantados.
“Bueno, Arthur era mucho más grande que el shock rock. Él era mucho más inteligente como para reducirlo solo a eso, al Shock Rock. Arthur viene de una tradición teatral inglesa con mucha mística del Este asociada a lo que él hacía sobre el escenario. Él no estaba ahí sólo para impactar a la gente, sino para sorprenderles y hacerles pensar. Arthur era mucho más que sangre, más que ahorcar gente en directo. Era más grande que Kiss.” (Bruce Dickinson)
Trayectoria
Arthur Witon era inglés y coetáneo de Screaming Lord Sutch. Estudió derecho y filosofía en Londres y Reading, pero la música y el lado oscuro le llamaron a edades tempranas. En 1967 estuvo de paso por la banda de soul The Foundations compartiendo voz principal con Clem Curtis, pero decidió ese mismo año emprender el vuelo en solitario. The Foundations consiguieron cierta notoriedad con “Baby, Now That I Found You”, pero Brown estuvo con ellos apenas dos semanas. No gozaría de ese éxito. Pronto su fama se vería acrecentada por sus espectaculares apariciones en directo. Sus pinturas de guerra, el gusto por lo esotérico, un casco llameante demencial y unas vestimentas siempre estrafalarias que no dejarían indiferentes a esa Inglaterra conservadora. Pero Arthur supo ir más allá con su provocación y optó por aparecer desnudo sobre escena, algo que le acarrearía fama, pero también muchos problemas. De hecho, comprobó la hospitalidad de las cárceles italianas.
“Con mi banda Puddletown Express (la podéis escuchar en el CD “Strangelands”) tocaba música completamente improvisada sin forma alguna. Entonces, canté desnudo. Eso me llevó a ser arrestado en Italia y empezar un motín en la prisión” (Arthur Brown)
El disco: The Crazy World of Arthur Brown
En 1968 aparece uno de los discos más imprescindibles de la historia del Shock Rock: The Crazy World of Arthur Brown, y con él, un single espectacular: “Fire”. Llegaría al número 1 en Inglaterra y al número 2 en Estados Unidos, pero no era para menos, pues su interpretación en vivo era de lo más chocante. Bajo una máscara, enfundado en una larga capa de imagen satanista y con un casco armado con dos cuernos altísimos y llameantes, daba una imagen de pesadilla acabada de salir del infierno. Sus movimientos espasmódicos al ritmo de “Fire” personificaban una especie de posesión infernal similar a la del baile desenfrenado en las ceremonias vudú. Evidentemente había mucho de Jay Hawkins en su propuesta. Tanto, que incluso incluyó en el disco la celebérrima “I Put A Spell On You”. Definitivamente la pieza clave del Shock Rock, la Piedra Roseta del estilo. La producción del disco corrió a cargo de Pete Townshed y Kit Lambert (manager de los Who). Había otra excelente versión de “I’ve Got Money” de James Brown, y entre los músicos importantes con los que contó destacamos al teclista Vincent Crane y a Carl Palmer, que posteriormente le abandonaron para crear Atomic Rooster. Posteriormente Palmer tocaría el cielo del rock progresivo desmesurado con ELP, Emerson, Lake and Palmer. The Crazy World of Arthur Brown es un viaje alucinógeno al más allá y está considerado hoy en día como uno los discos experimentales más importantes de la historia de la música. Psicodelia, progresivo, demencia, extremismo, provocación, una gran voz aguda… Muchos son los que ven en Brown un antecesor de King Diamond debido a la amplia gama de registros vocales y a sus agudos sobrehumanos. Una mezcla alquímica sonora que llegó a ser un punto de inflexión en la música moderna.
“Sólo conozco un tema (“Fire”) y siempre me han dicho que fue el primero en hacer teatro sobre el escenario, pero confieso que nunca he indagado demasiado en ello”. (Lizzy Borden líder de Lizzy Borden)
La interpretación de “Fire” en directo estaría plagada de anécdotas y problemas, pues hoy en día jugar con fuego y pirotecnia es algo relativamente controlado y sin riesgo alguno, siempre que se cuente con profesionales calificados para ello. Arthur lo hacía con pocos medios, pues recuerdo que hay que situarnos en 1968. El refranero popular es la sabiduría del pueblo transmitida de generación en generación, y la frase de “El que juega con fuego se quema” se hizo carne en una de sus actuaciones en Winsdor (Inglaterra). Cuando el metanol descendió cejas abajo, las primeras filas tuvieron que aplacar sus gritos y quemazones con lo primero que tenían a mano: cerveza. Esta sucesión de peligros sería vista con alarmados ojos por los managers. Llevarse a Brown de gira podía terminar con el escenario en llamas y con el público montando en cólera. Eso motivó que la gente que rodeaba a Jimi Hedrix terminara por echarlo de la gira alegando que era un peligro llameante.
“Cuando la gente de Track Management (Kit Lambert y Chris Stamp) aconsejaron a Jimi Hendrix que girase con The Crazy World of Arthur Brown, él realmente se sintió, en un principio, algo incómodo por toda esa imaginería, y que podría suponerle un problema el hecho de salir después de ese show”. (Arthur Brown)
Desgraciadamente nunca volvería a saborear las mieles del éxito, a pesar de que la historia le vería como a un pionero y que su aura de misterio y de músico de culto continúe hasta día de hoy. Formó posteriormente la banda Kingdom Come (no confundir con la banda alemana de inspiración Led Zeppelin) con la que grabó tres discos que indagarían en la propuesta de rock progresivo. Pero nuestro protagonista sabía cómo dar que hablar. Si en lo musical no consiguió dar otro vuelco a su carrera encontró, sin embargo, otro truco escénico con el que dar el cante: su crucifixión sobre las tablas. Kingdom Come es una experiencia difícil de digerir, jugando con las vanguardias sónicas y tomando un camino claramente anticomercial.
“Kiss robaron mucho de Arthur Brown. Peter Gabriel también robó mucho de Arthur. Alice Cooper también robó mucho de Arthur”. (Bruce Dickinson)
Son muchos los músicos y bandas que terminarían citándole como influencia. Quizá el más célebre sea Bruce Dickinson, fan confeso de nuestro hombre que hasta le invitó a participar en su disco en solitario The Chemical Wedding, inspirado en la figura del prerromántico y enigmático William Blake, otra de las debilidades de Dickinson. Otro de los discos más importantes de la historia del rock tuvo a Brown como invitado. Nada más y nada menos que el Tales of Mystery and Imagination de The Alan Parson’s Project cuenta con el dios del fuego del infierno en “The Tell-Tale Heart”. Un tema basado en el relato de Edgar Allan Poe “El Corazón Delator”. De hecho, todo el disco de Parson está basado en los relatos de este gran autor maldito. Cabe recordar que Parson fue el productor de otro de los discos más importantes de la historia del rock: The Dark Side of the Moon de los Pink Floyd. Otra importante colaboración la haría en 1979 con Klaus Schulze, mago de los sintetizadores, de origen alemán. Puso las voces en su disco Duney hasta llegó a girar con él. Cabe comentar que Brown apareció también en la antológica película de los Who Tommy en el papel de cura. Los británicos doom metaleros Cathedral grabaron una genial versión de “Fire”, Prodigy otra, y gente tan dispar como Die Krupps, George Clinton (Parliament y Funkadelic), Kula Shaker o The Darkness, le citarían y colaborarían con él en temas puntuales.
A día de hoy Brown sigue trabajando y actuando. Ganó el premio de showman del año de la revista Classic Rock en 2005 y este mismo año ha sacado un disco Gypsy Voodoo. Solemos escribirnos de vez en cuando, así que toca felicitarle el año y regalarle este reportaje. Tiene 77 años y su fuego no va a apagarse.
“La pintura en blanco y negro intentaba acercarse a la imagen de la cabeza de un muerto. Los cuernos serían del dios Pan, de Satanás o de las batallas nórdicas vikingas. Estos elementos iconográficos surgieron para ilustrar la imaginería de las canciones que estaba escribiendo. Estas nacieron de mis conversaciones con Mike Reynolds, un artista que en esos tiempos compartía casa conmigo”. (Arthur Brown)