Frail Words Collapse (2003) es el álbum que puso a As I Lay Dying en la autopista del éxito, quizá debido a una más que evidente influencia del thrash metal dentro de su sonido metalcore ya establecido. Es una clara evolución, para bien, tras su crudo y deprimente debut de 2001 titulado Beneath the Encasing of Ashes. La temática cristiana sigue siendo relevante dentro de las letras, pero no tanto, ya que la banda se centró más tarde en los temas de «luchas internas» tan sobre utilizados dentro del género, pero quién soy yo para juzgar a nadie. Dicho esto, la banda volvió a grabar para este LP tres pistas de su split de 2001 junto a American Tragedy, además de volver a grabar su supuestamente mejor canción de su disco debut, que es la última pista, «Behind Me Lies Another Fallen Soldier».
Tal y como decía, este trabajo supone una mejora con respecto a su debut, pero hay mejoras… y mejoras.
La pista de apertura, «94 Hours», muestra la esencia misma del metalcore moderno, en términos de producción y estructura de la canción, así como los prominentes palm-muted riffs y melodías simples, el trabajo de batería y el uso muy pesado del bajo, dulcemente ejecutado. Tema de apertura bastante decente. «Falling Upon Deaf Ears» tiene una gran batería, quizás la mejor del álbum. «Collision» es muy previsible, y aunque la música puede sonar genérica, me entra de lujo, no defrauda. Los riffs son geniales, al igual que el ritmo del bajo. En «Distance Is Darkness» todo es mucho más caótico. Trae la potencia bruta de su álbum debut, lo que convierte a este corte, el número cinco, en una victoria automática, justo cuando pensabas que este trabajo podría ser completamente diferente. En cuanto a las voces, no solo tienes growls, sino también voces limpias al más puro estilo Chino Moreno. Además, el riff final suena exactamente a los Deftones de su era White Pony (2000). La pista más larga y final del álbum, «Elegy», muestra más profundidad en la música y la escritura que el resto de temas. Las melodías del outro son geniales, a pesar de su sencillez.
En cuanto a las cuatro canciones regrabadas: «Forever» suena tan bien como la versión original, pero obviamente suena mejor debido a la producción; aunque las voces limpias no son tan buenas como las originales. «Behind Me Lies Another Fallen Soldier», claramente, suena más madura, mientras que la versión original incluida en el debut de la banda sonaba bastante poco desarrollada. «The Beginning» se destapa como la canción más pegadiza del álbum, quizá de una manera un tanto insultante y molesta. Pero no creo que la versión regrabada supere a la original. Al igual que «Forever», «The Pain of Separation» no suena diferente ni tan bien como la versión original y solo suena mejor debido, una vez más, a la producción.
En última instancia, una canción como «Undefined» es lo más metalcore que te puedas echar a la cara, pero no le acabo de encontrar el punto. Lo mismo puede decirse de la pista más corta del álbum, «A Thousand Steps». La duración no es un problema, ya que la banda nos ha regalado canciones de menos de dos minutos que son explosivas, como por ejemplo «Torn Within», incluida en su primer trabajo. «Song 10», que curiosamente es la décima canción, comienza con lo que casi parece una pista instrumental hasta que entran las voces hacia el minuto 2:25. Correcta, sin más.
Frail Words Collapse es otro ejemplo de un álbum que comienza muy bien en su primera mitad y que se vuelve bastante estándar a medida que avanza el reloj, excluyendo las dos últimas pistas. A pesar de que la música resulta un poco genérica en algunas de las canciones de la primera mitad, sigue siendo un álbum ligeramente mejor que su debut, y más maduro.
Podríamos decir que este trabajo que hoy cumple 20 años es un punto de inflexión para As I Lay Dying como banda, catapultándolos a la vanguardia del género y estableciéndolos como uno de los actos más influyentes del metalcore. Su éxito y legado continuaron creciendo con sus lanzamientos posteriores, consolidando aún más su posición en la escena musical. Su impacto perdura hasta el día de hoy, y su legado continúa inspirando a músicos y oyentes por igual. Es un testimonio de la vitalidad y la influencia duradera del metalcore como género musical.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.