Introducción
Beto Lagarda
A The Nightmare of Being le he dado varias vueltas ya, y creo que ya soy capaz de exponer mi veredicto. Primero constatar que At the Gates han “vuelto”, en cierta forma. Han vuelto a la senda del buen trabajo y logran desquitarse del horrible paso en falso titulado To Drink From the Night Itself (2018).
También es necesario destacar que los suecos han sabido capear el temporal que supuso la salida de Anders Björler, un guitarrista y compositor único. Su ruptura nos transporta otra vez a su anterior disco en el que veíamos sobre todo una banda sin ideas. Más allá de una triste y pobre producción, To Drink From the Night Itself fue un disco tan mediocre que incluso se te atraganta la lengua al intentar pronunciar su título.
Sin Anders Björler, At the Gates son una banda mucho menos inmaculada. Es una banda que cojea y Tomas Lindberg, que por cierto se ha acabado adueñando de la banda, compensa la falta del talentoso guitarrista con la innovación. En entrevistas y declaraciones previas, Tomas admitía un cambio de rumbo hacia terrenos progresivos inexplorados. Bien, es cierto que los suecos muestran una nueva faceta aquí, pero lo hacen de forma demasiado moderada.
Quizás tenían miedo de un cambio demasiado drástico. Pero la verdad es que las piezas más innovadoras son las mejores del disco. Cuando se dedican a componer canciones más estandarizadas no dejan de parecer autoplagios. Y por desgracia, los autoplagios no son de The Red in the Sky Is Ours (1992) o Slaughter of the Soul (1995), sino más parecidas a cortes de At War With Reality (2014).
Un nuevo disco de At the Gates siempre es un hecho muy destacable en el mundo extremo. Y hoy comparto pupitre con mi compañero y buen amigo Joan Calderon. Juntos vamos a desgranar esta nueva obra de los padrinos del death melódico.
Joan Calderon
En mi caso, tenía muchas ganas de escuchar este nuevo álbum, The Nightmare of Being, de At the Gates. Se había escrito (y dicho) mucho sobre «el nuevo sonido» los desarrollos a lo «King Crimson«, y su nueva dirección musical. Así que se suponía que era un disco perfecto para poder degustar.
Cómo siempre pasa en estos casos, algun@s ya habían puesto las alarmas, sobre si iban a dejar de ser lo suficientemente trves, si iban a ablandar su sonido o si sencillamente iba a ser un pestiño… Y nada más lejos de la realidad…
Por ello, tanto Beto Lagarda y servidor, nos decidimos a hacer una review a dos manos, como en las grandes ocasiones. Compartir un artículo con semejante bestia redactora siempre es un placer, como te puedes imaginar. Así que, sin más dilación, aquí nuestras impresiones.
Las canciones
«Spectre of Extinction»
Joan Calderon: Un inicio épico para un disco diferente. Una fase introductoria que nos conduce poco a poco (con esas guitarras acústicas de fondo) a la explosión de sonido 100% melodeath marca de la casa. Riffs sostenidos por una base rítmica apabullante, que juegan con la rapidez y la pausa durante todo el tema. Las líneas de bajo son espectaculares, y la fase final de traca. Notable. Pinta a tema de inicio en el futuro set en directo.
Beto Lagarda: Arrancamos fuerte con una canción de corte y estilo más puro. Con una gran entrada melódica, un brutal riff que sirve de hilo conductor al que añadimos una buena interpretación de Tomas y sobre todo un brutal trabajo de Adrian con la batería. Una canción destinada a formar parte del repertorio de sus giras venideras.
«The Paradox»
Joan Calderon: Unas notas de piano nos transportan al sonido At the Gates clásico y esperable. Más rápida, más potente y con pinta de disfrutable en directo. Directa a tu sien. Siguen jugando con unas notas de guitarra acústica de fondo en los arreglos que enriquecen el tema y le da más profundidad. El coro lírico, que asesta tenebrosos gritos, ayuda a la sensación claustrofóbica y densa que te invade durante todo el disco
Beto Lagarda: Canción musculosa que me transporta a su disco At War With Reality. Algo inferior que su predecesora pero aún así sigue sonando a At the Gates. Los coros centrales como nuevo recurso le dan una profundidad y hasta cierto punto una etiqueta épica muy interesante.
«The Nightmare of Being»
Joan Calderon: Un medio tiempo que parece que al amigo Beto Lagarda no le ha gustado. Se intuye un primer intento de ensanchar su sonido con fraseos de guitarra de fondo seguidos de un riff que recuerda en alguna fase al sonido In Flames de su primera época. La verdad es que parece que a medio tema se pierden y no saben en qué dirección acabarlo. Tema de relleno. La fase final me ha gustado, más pesado, buscando un downtempo singular.
Beto Lagarda: La canción que da su nombre al disco es muy mediocre. No sabe a nada. Totalmente omitible en todos los aspectos.
«Garden of Cyrus»
Joan Calderon: Un punteo de guitarra y una batería juguetona, casi jazzística, inicia un tema que crece a medida que van pasando los segundos. Un riff muy inspirado en un medio tiempo alegre, busca la calma con un solo precioso y un bajo que aguanta el tema a la perfección. Aquí empiezan las sorpresas: suena un saxo. En mi opinión, es un gran tema con el que buscan innovar su sonido y buscar una nueva dirección. Aquí es donde los fans de toda la vida van empezar a arrugar el hocico… incluso hay un desarrollo progresivo… si pones en una balanza, salen victoriosos
Beto Lagarda: Temazo. Sin duda es una de las canciones más inspiradas de la banda en dos décadas. El ambiente, los cambios, la profundidad y su estructura hacen de esta canción la hoja de ruta de los nuevos At the Gates. Los contrastes entre voces duras y abruptas versus los susurros dan una sensación de profundidad brutal. Un temazo.
«Touched by the White Hands of Death»
Joan Calderon: Inicio orquestal. Los metales, percusión y cuerdas de orquesta te dan la bienvenida a «Touches by t’he White Hands if Death», para arrancarse por melodeath sin concesiones. Yo los veo en plena forma, no sé qué decirte… la parte final con esa marcha más, combinada con la fase ¿Gótica, quizás? Hacen que vuelvan a salir victoriosos de su propuesta.
Beto Lagarda: Esta canción arranca de una forma bastante “curiosa” por así decirlo. Con un trabajo musical muy completo, este corte también me transporta a la época de At War With Reality. Cuando entra en el minuto 3 y hasta su conclusión es tremendo. El ritmo y el estilo que la banda enfoca en este tramo final es muy parecido al de bandas como Cradle of Filth. Muy buena canción en todos los aspectos.
«The Fall Into Time»
Joan Calderon: Volvemos a los inicios lentos, épicos y orquestales con protagonismo de la percusión. Unos afilados violines van introduciendo lo que será el núcleo del tema y en el que los integrantes del grupo poco a poco obtienen todo el protagonismo. La base rítmica tienen un protagonismo inusitado en el desarrollo de este tema, los riffs de guitarra son sinuosos y divagantes, y la voz manda. La parte final es progresivo con unas líneas de bajo jazzísticas y un solo guitarra más propio de un grupo de los 70s que de los reyes del sonido Göteborg, que acaba con el riff y base principal de la canción. Canción que es una grata sorpresa.
Beto Lagarda: Si antes citaba a Cradle of Filth, ahora voy a afirmar que el arranque de esta canción me ha recordado y mucho al trabajo de Dimmu Borgir. Quizás esta canción debería abrir el disco, pues su introducción es muy apta para ser un abridor mucho más acertado que el de “Spectre of Extintion”. Una gran canción.
«Cult of Salvation»
Joan Calderon: Un torpedo a la línea de flotación de los descreídos y desconfiados con este nuevo álbum. Cómo en todo el disco, la producción y los arreglos destacan sobremanera. La batería tiene un punto tribal en las fases tranquilas de la canción, que ayudan a conformar una canción destacable, en la que en una fase «deslizante» y sinuosa da fin a la canción.
Beto Lagarda: Con un arranque muy Carcass, la canción va formándose lentamente pero siempre bajo el patrón melodeath típico de la banda. Los teclados aportan luminosidad a partir del segundo minuto y el riff de estilo Carcass se diluye entre susurros y guitarra más limpia. Otro acierto de canción.
«The Abstract Enthroned»
Joan Calderon: Un inicio blacker te da la bienvenida a otro puñetazo en la cara. Es cierto que cuando se ponen en lo suyo, son imbatibles y hay poco que discutir. Unas cuerdas orquestales nos frenan en seco para retomar el final de la canción sobre la base de un solo de guitarra. Un tema muy completo e interesante.
Beto Lagarda: Veloz como pocas, “The Abstract Enthroned” vuelve a flirtrear con el black metal. Canción musculosa con un Adrian impecable tras los bombos. Una canción muy interesante pero con poco punch.
«Cosmic Pessimism»
Joan Calderon: Ya vamos acabando. Un inicio de bajo y batería animoso machacan tu sien mientras Tomas va recitando, va desarrollándose una pieza cercana al rock gótico. Algún ramalazo metalero, pero el leitmotiv de la canción es ese goticismo pasado por el filtro de At the Gates. en este caso, el final de arreglos orquestales no acaba de convencer.
Beto Lagarda: Entramos en la recta final con la sensación de que los deberes están bien resueltos. “Cosmic Pessimism” arranca con unos ritmos más propios de Steven Wilson que de una banda de death metal. Guitarra simplista, voces susurradas… hasta que llegamos a su ecuador en el que la guitarra cobra un poco más de intensidad. Pero solo un poco. Cuando te das cuenta ha terminado la canción.
«Eternal Winter of Reason»
Joan Calderon: Es el colofón a un buen disco. Más en la línea tradicional de los suecos que en las nuevas propuestas expuestas durante todo el largo, parece un buen final para un álbum notable.
Beto Lagarda: Y llegamos al cierre. “Eternal Winter of Reason” es una canción híbrida que engloba el pasado extremo y lo mezcla con estas nuevas ideas en modo resumen. Estructuras progresivas bien labradas pero acompañadas por los guturales de Tomas. A esta canción también le falta algo de punch… que por desgracia ésto acaba siendo la tónica de todo el disco.
Conclusiones
Beto Lagarda
The Nightmare of Being es un disco complejo en muchos aspectos. El primer aspecto es la complejidad de su impacto directo. At the Gates siempre ha apostado por canciones directas que te desnucan a base de riffs y gritos. Ahora tenemos un disco de cocción más lenta pero de calado profundo. El segundo aspecto es la complejidad compositiva del mismo. Más allá de un trabajo de death metal melódico, los suecos se van por los cerros de Úbeda con composiciones progresivas de estilo más setentero.
Pero la complejidad, lejos de ahuyentar al oyente, le acerca más a la propuesta y a la banda. Evidentemente todos echamos y mucho de menos a Anders. También añoramos su etapa de los noventa. Todos sabemos que la etapa no regresará más allá de poder disfrutar sus canciones en directo.
The Nightmare of Being es un disco valiente de una banda que siempre ha demostrado su valía y valentía. Es un disco que no admite mentes cerradas y no admite a los trve fans de los 90. Será un disco controvertido y criticado. Pero es un disco que roza el excelente sin llegar a él. Le falta un punto de valentía para romper con su pasado.
Joan Calderon
Después de haber escuchado el disco en profundidad y haberlo disfrutado bastante, debo deciros que la apertura y la experimentación anunciadas están ahí, pero tampoco son suficiente justificación para que cualquier fan de At the Gates o del metal extremo en general no puedan escuchar este disco y gozarlo de manera infinita.
Es cierto que han intentado experimentar y «complicar» su sonido. Pero ello no puede ser criticable en una banda que lo ha hecho y dicho todo en el melodeath, incluso habiendo creado o popularizado una manera de llamarlo, el sonido Gotemburgo. Supongo que el cansancio por hacer siempre lo mismo, si eres alguien mínimamente inquieto creativamente, al final acaba por cansar. Lindberg y sus secuaces han sido atrevidos y valientes en exponer sin tapujos lo que tenían ganas de hacer y salen, en mi opinión, victoriosos.
The Nightmare of Being es un álbum meritorio, con sus trallazos de toda la vida y que necesitará de algunas escuchas para darse cuenta que tiene una profundidad superior a la mayoría de trabajos que se publican hoy en día. Chapeau!