Antes de comenzar con la reseña propiamente dicha, creo que es justo brindar algunos detalles biográficos de Attack Attack! para poner en contexto lo que viene a continuación. Y es que, aunque preferiría no empezar de manera tan directa, la realidad es que su último EP, Disaster (2024), no deja muchas alternativas para evitar lo inevitable: decir que es un trabajo francamente malo. Mejor dicho: MUY malo.
Attack Attack! es una banda estadounidense de metalcore originaria de Westerville, Ohio, formada en 2007. Aunque en sus inicios captaron la atención de la escena con un estilo característico que mezclaba el metalcore con elementos electrónicos, la banda se volvió más conocida (y ridiculizada) por crear el falso género “crabcore” en el video musical de su canción más célebre, “Stick Stickly”. En este video, la banda adoptaba una postura ridícula mientras tocaba en cuclillas, lo que desató una oleada de críticas, burlas y odio por parte de la comunidad metalera y del público en general, que consideraba su música simplona y la etiqueta «crabcore» como una broma estúpida. A pesar de esto, o quizás debido a la controversia, Attack Attack! logró notoriedad y generó una base de fans considerable, aunque siempre rodeados por la sombra de las críticas sobre la superficialidad de su propuesta musical.
En 2013, la banda anunció su separación, y much@s pensaron que era el final de una carrera marcada por los memes y el estigma de no ser tomados en serio. Sin embargo, para sorpresa de algun@s (y descontento de much@s), Attack Attack! resucitó en 2020. Desde entonces, han lanzado nuevo material, y su último EP, titulado Disaster, parece confirmar lo que much@s temíamos: esta reencarnación no es más que una sombra de lo que la banda alguna vez fue, con el objetivo de aprovechar la notoriedad de su nombre sin ofrecer nada novedoso o relevante.
Disaster es un título irónicamente apropiado para este EP, que resulta increíblemente aburrido, poco imaginativo y sin ningún signo de la chispa que alguna vez hizo de Attack Attack! una banda al menos interesante, aunque fuera por motivos erróneos. En vez de evolucionar, este nuevo material significa algo así como una regresión, cayendo en los clichés más trillados del metalcore y el metal alternativo.
El EP presenta una colección de cinco canciones que son prácticamente indistinguibles entre sí, con riffs reciclados, pasajes predecibles, y letras vacías que carecen de cualquier tipo de profundidad o innovación. Attack Attack! parece estar anclado en una fórmula que funcionó superficialmente hace más de una década, pero que ahora suena desgastada y sin vida. Temas como «Concrete» y «Blood on the Walls» siguen una estructura tan genérica que cualquier banda de metalcore de segunda categoría podría haberlas escrito.
El cuarto corte del EP, «Spitfire», es lo único que se salva, aunque sea por los pelos. La canción muestra algunos destellos de energía y dinamismo, con un riff pegadizo y unos medio guturales que logran, por momentos, recordar a los mejores días de la banda. Sin embargo, incluso esta canción cae víctima de su propio entorno: su potencial se ve sepultado por la mediocridad general del resto del EP, lo que hace difícil recomendarla como un motivo suficiente para escuchar Disaster en su totalidad.
Y, como si de un chiste involuntario se tratara, el EP se cierra con «We All Meet Up in the End», un título que parece perfecto para describir la experiencia de escuchar Disaster. Tras sobrevivir a este tedioso viaje, un@ siente que efectivamente todos terminamos en el mismo sitio: buscando algo, cualquier cosa, mejor para escuchar.
La crítica hacia Attack Attack! no es nueva, y gran parte de su legado está marcado por la burla hacia su estética y estilo. Sin embargo, lo más decepcionante de Disaster no es que sea un mal trabajo en comparación con sus producciones anteriores, sino que representa una oportunidad perdida para demostrar que Attack Attack! podía ofrecer algo más que nostalgia o un intento fallido de revivir glorias pasadas. La sensación que queda al escuchar este EP es que la banda ha decidido no evolucionar, contentándose con entregar un producto que busca explotar la fama de su nombre sin aportar nada significativo al panorama musical.
Disaster es, como su nombre indica, un puto desastre, un EP completamente omitible y desechable, un trabajo que no justifica la resurrección de la banda ni ofrece razones para seguir prestando atención a lo que Attack Attack! pueda hacer en el futuro. En vez de ofrecer una evolución musical o aprovechar su regreso para redimirse ante las críticas que les han perseguido desde sus inicios, han optado por lanzar un producto genérico que ni siquiera logra ser entretenido. Si alguna vez te hizo algo de gracia eso del «crabcore» o te preguntaste cómo sería si Attack Attack! volviera en 2024, este EP no te dará razones para emocionarte.
De hecho, si alguna vez te has sentido tentado a pensar que el metalcore moderno ya no tiene nada nuevo que ofrecer, Disaster es el perfecto ejemplo de cómo no solo se puede estancar, sino caer en lo más bajo. Incluso lo más nuevo de Wage War —que, siendo sinceros, tampoco es el pináculo de la originalidad— tiene más carácter y energía que esto. Al final, lo único que queda claro es que no hay suficiente nostalgia ni memes que puedan salvar un disco tan carente de alma como este.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.